Reflexiones de un asustado
Por primera vez todo el mundo, absolutamente todas las personas que lo pueblan, machistas o hembristas, cualquiera sea su religi¨®n o sus preferencias pol¨ªticas, se han unido para elevar sus ojos al cielo.A fines de a?o aqu¨ª, en Espa?a, la pregunta era sobre qui¨¦n iba a caer el premio gordo de Navidad; todos deseaban ser los favorecidos, rezaban para ello, encend¨ªan velas, hac¨ªan novenas y daban limosnas.
Hoy, no s¨®lo en Espa?a, repito que en todo el mundo ocurre lo mismo. Pero los deseos cambian: lo que se quiere es que caiga sobre otro, cuanto m¨¢s lejano, mejor.
Porque lo que se espera para este mes de julio y bajo el signo de C¨¢ncer, entre el d¨ªa 10 y 16, es el aterrizaje de un monstruo llamado Skylab. Un laboratorio colocado all¨¢ arriba por EEUU con los mismos prop¨®sitos cient¨ªficos y apacibles que lo hace URSS.
La bestia met¨¢lica apenas pesa tinos 80.000 kilos y cuando regrese a la tierra llegar¨¢ en forma de quinientas piezas incandescentes, de tama?o incalculable, que se extender¨¢n sobre el planeta generosamente, ocupando, incendiando y destruyendo una superficie de 6.000 kil¨®metros.
Hasta ahora, la informaci¨®n que publican los peri¨®dicos. Tambi¨¦n se sabe que Am¨¦rica del Norte ha comenzado a remitir unos miles de millones para enfrentar indemnizaciones. As¨ª terminar¨¢ la historia y se acallar¨¢n los quejosos de siempre. Porque los d¨®lares pagar¨¢n casas, campos y gente despanzurrada.
Es indudable que esta vez la cosa va en serio y nada tiene que ver con la invasi¨®n marciana que con tan lamentable ¨¦xito fabric¨® otrora Orson Wells.
Como ha sido escrito, en la antig¨¹edad la c¨®lera divina se limitaba a destruir, mediante una lluvia de fuego, aquellas ciudades que hab¨ªan logrado destacarse por su perversi¨®n y cuyos habitantes no se hab¨ªan planteado a¨²n el problema del sexo de los ¨¢ngeles; s¨®lo se dejaban arrastrar por razones est¨¦ticas.
Pero, en el caso que comentamos, la lluvia de rojo al blanco puede descender sobre cualquier ciudad de la tierra, Parece injusto, pero es posible que muchas ciudades se consideren -?oh, vanidad humana!- la n¨²mero uno en materia de corrupci¨®n y pecado.
Ya dije que la reacci¨®n era semejante a la expectativa de poseer el billete de loter¨ªa premiado, pero al rev¨¦s. Ahora rezamos humanitariamente por la destrucci¨®n, la hecatombe, el incendio, la matanza, de una ciudad, acaso un pa¨ªs; cualquiera, por Dios, siempre que no sea la nuestra ni el nuestro.
Llenaremos las iglesias para pedir que el engendro apunte a tierra de infleles; los musulmanes nos devolver¨¢n la s¨²plica. En verdad, cada pa¨ªs tiene, si lo pensamos, su candidato favorito. Y su Dids tambi¨¦n, que si es mudo, tal vez no sea sordo.
Como ¨²nico ejemplo, pi¨¦nsese en las sinagogas abarrotadas, en sus creyentes mirando de reojo hacia Berl¨ªn, despu¨¦s de soportar los horrores que muestra y recuerda Holocausto.
La desdicha que se aproxima puede dar m¨¢s calor a los debates de las Naciones Unidas o enturbiarlos, porque ninguno de los embajadores puede estar seguro de que lo que all¨ª se diga y suceda ser¨¢ de verdadera importancia. Es posible que aquel a quien le toque estar¨¢ all¨ª representando una naci¨®n, y tal vez dentro de algunos d¨ªas, algunos momentos, sus discursos, sus ademanes y sus votos no tengan m¨¢s respaldo que la nada.
Y qu¨¦ triste para todos nosotros, hombres de buena fe, que cre¨ªmos que la cumbre de Viena nos iba a asegurar un milenio sin guerras, ni cat¨¢strofes, ni temores.
Porque la ca¨ªda de Skylab significar¨¢ una muestra gratis y homeop¨¢tica de lo que vendr¨¢ cuando alguien estire el ¨ªndice para apretar el bot¨®n.
Pero no todos son duelos. Ni tampoco quebrantos (con perd¨®n). Porque no se necesita mucha imaginaci¨®n ni haber le¨ªdo malos libros policiales norteamericanos para estar seguros de que en estos mismos instantes los bookmakers del pa¨ªs responsable (fue sin querer) se est¨¦n llenando las negras y siniestras maletitas con billetes verdes. ?Hagan apuestas, caballeros. Todo para el ganador, 10% para la casa. Europa, Asia, Am¨¦rica del Sur... ?Y cu¨¢l ser¨¢ la fecha?
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