El 77 italiano, los indios metropolitanos y una disidente comunista

Despu¨¦s de Marx, abril; Despu¨¦s de Mao, junio; El 68 estuvo bien, pero el 77 est¨¢ mejor, Mejor un fin espantoso que un espanto sin fin... Son algunas muestras de las expresiones que florecieron en pintadas, gritos y panfletos durante el movimiento estudiantil italiano de 1977, cuya cr¨®nica en vivo ha escrito Mar¨ªa Antonietta Macciocehi, part¨ªcipe activa de los acontecimientos del septiembre bolo?¨¦s, con un estilo salvaje y desenvuelto que hace de su lectura una experiencia poco corriente en este tipo de literatura de combate.Mar¨ªa Antonietta Macciocchi, 35 a?os de militancia en el PCI y diputada por N¨¢poles en 1968, se revel¨® como uno de los m¨¢s agresivos enfants terribles de la izquierda italiana, al promover el manifiesto firmado por varios intelectuales franceses contra el compromiso hist¨®rico y la represi¨®n que ejerc¨ªa en Italia el comunismo en el poder, por lo. que fue expulsada del partido. Diputada por el Partido Radical de Marco Panella en las ¨²ltimas elecciones, es actualmente catedr¨¢tica de la Universidad de Vincennes. Aunque es autora de varios libros -el ¨²ltimo, Las mujeres y sus amos, ha despertado una intensa pol¨¦mica en el seno del feminismo-, su obra es poco conocida en Espa?a, y este mismo libro nos llega con diez a?os de retraso.

En Despu¨¦s de Marx, abril, Macciocchi describe lo s sucesos de 1977, de los que fue testigo directo a partir de su toma de contacto en Par¨ªs con los indios que lanzaron las primeras se?ales de humo a trav¨¦s de las ondas de Radio Alicia, con los que empez¨® a recoger firmas para el c¨¦lebre manifiesto. Despu¨¦s, su alucinante aterrizaje en La Borde para hablar a los alienados de Guatari de la China de Mao -Ma-tcho-ki fue la primera marxista europea invitada a visitar China tras el cisma de 1960- Y, por fin, las jornadas de Bolonia -?cara Bolonia!-, en las que 80.000 j¨®venes de toda Italia se reunieron para celebrar la gran kermesse de los indios metropolitanos: feministas, estudiantes, obreros en paro, delincuentes, extremistas, marginados, subversivos y pest¨ªferos untorellis, como los calific¨® Berlinguer en un rapto de ¨ªngenio cultista. Eran los herederos esc¨¦pticos de la ilusionada generaci¨®n del mayo del 68, disidentes de todas las ideolog¨ªas que abominaban la pol¨ªtica y proclamaban la revoluci¨®n como actitud, no como finalidad, y la necesidad, no la libertad, como centro de la estrategia revolucionaria.

Hasta aqu¨ª los hechos que cuenta Macciocchi son el brillante prelud¨ªo, el proceso que culmina en el otro proceso que precedi¨® a su expulsi¨®n del partido. En el ambiente familiar de una c¨¦lula de barrio, y ante un tribunal formado por camaradas de base, casi todos ellos de origen peque?o-burgu¨¦s, Macciocchi desarrolla en solitario su defensa, que es, a la vez, una cr¨ªtica a la l¨ªnea estalinista del PCI, a su centralismo celeste; invoca el esp¨ªritu de Granisci y asume los delitos que se le atribuyen. El contenido de este cap¨ªtulo -advierte en el pr¨®logo Leonardo Sciasciaadquiere una dimensi¨®n dram¨¢tica y desoladora comparable a la que alcanzan las descripciones de los grandes procesos de la ¨¦poca estaliniana, pero sin la grandiosidad que revest¨ªan ¨¦stos.

Al margen de las ideas pol¨ªticas que Macciocchi enuncia, el inter¨¦s de su libro reside en la t¨¦cnica narrativa que utiliza, a base de epigrafes donde, en tercera persona, anuncia lo que va a ocurrir en cada cap¨ªtulo, en el humor¨ªstico distanciamiento con que contempla la realidad m¨¢s siniestra, en la iron¨ªa que impregna su lenguaje, disolvente del pomposo discurso que practican l¨ªderes e ide¨®logos. Es en esta subversi¨®n ling¨¹¨ªstica, -arma preferida de los Indios Metropolitanos, que inventaron lo del poder -dromedario (por poder proletario), el eslogan Idiooota o lo del para¨ªso que pronto ocuparemos- donde est¨¢ la propuesta m¨¢s v¨¢lida del libro y tambi¨¦n la ¨²nica que hoy -tras el oto?o alem¨¢n- aparece abierta y viable.