En plan piscina
Los ecologistas, que son los profetas de este milenio (cuya estrella de fuego es el Skylab), ya nos han advertido, a quienes nos lo hemos montado para todo julio en plan piscina, que absolutamente la mayor¨ªa relativa de los ba?istas (o relativamente la mayor¨ªa absoluta), hacen pis en el agua, se?oras, caballeros, ni?os y unisex.Asimismo, parece que este pis, seg¨²n las estad¨ªsticas m¨¢s cient¨ªficas y los an¨¢lisis milenaristas, contiene unos miligramos de f¨®sforo, a m¨¢s de los calcios, sodios, nitratos y cosas en que consistimos, y que los bujarrones de la metaf¨ªsica -de Descartes a Kant- llamaban alma: esa paloma o esp¨ªritu relativamente santo de la sant¨ªsima trinidad que es el hombre, cabeza, cuerpo y extremidades. Parece que la paloma m¨ªstica o silvo vulnerado, que Descartes meti¨® en la jaula de la gl¨¢ndula pineal, liber¨¢ndola de la erg¨¢stula del h¨ªgado, a donde la ten¨ªan los griegos, confinada y biliosa, parece que la paloma de nuestra mismidad, digo, se hace aguas en el agua.
Los ecologistas de oficio, los naturistas de beneficio y los colaboradores espont¨¢neos de los suplementos cromodominicales de los peri¨®dicos, piensan que esto del pis en la piscina es muy malo, y nos previenen contra sus peligros, pero a m¨ª me parece que el hombre siempre se ha alimentado del hombre, o de la mujer (el otro d¨ªa nos sirvi¨® la teletonta una suculenta raci¨®n de Mae West, mito equ¨ªvoco de Hollywood), porque hay un canibalismo, maledicente de la especie que va del cotorreo en las cafeter¨ªas gal¨¢cticas al siseo en los pasillos de las, Cortes, presidido, todo por la matriarca de secador que devora vidas y honras en la prensa del coraz¨®n y de m¨¢s abajo.
As¨ª las cosas, tenemos un julio y un agosto de curtirnos, impregnarnos, contaminarnos e inmunizarnos con y contra el f¨®sforo, el calcio, el sodio, el nitrato y otros elementos vecinales que enriquecen el azul hortera de nuestra piscina colectiva y hacen crecer el nivel de las aguas, en un movimiento entr¨®pico que es el secreto de nuestra supervivencia como individuos, como suarezdem¨®cratas y como figones de toalla.
A m¨ª me gusta esta comuni¨®n corporal, esta inmersi¨®n en el Jord¨¢n de la comunidad de vecinos, en el Ganges octogonal de la cooperativa de casas, porque si los hind¨²es se purifican en el agua de los muertos, y Safo de Lesbos entraba desnuda en el agua mediterr¨¢nea de los dioses griegos, tambi¨¦n nosotros debemos descender al fondo lustral y urol¨®gico de nuestro bienestar comunitario,
La Venus que surge de estas espumas de piscina suele ser la adolescente guapa y esbelta de la colonia veraniega, y siempre hay un Botticelli en camiseta, detr¨¢s de una sombrilla o detr¨¢s de su santa esposa, que le saca fotos a la Afrodita Anadiomenes con hipoteca de chalet a veinte a?os y una p¨®liza.
Mejor es la comuni¨®n lacustre y urinaria con el personal de la urbanizaci¨®n y sus ni?os meones que la mescolanza antipatri¨®tica, en la Costa del Sol, con los pises de mil turistas y razas, que son como unas brigadas internacionales del orinar.
La gente siempre tiene que estar viniendo a hacer sus necesidades a Espa?a, no s¨¦ por qu¨¦. Incluso Casanova y Byron parece que vinieron aqu¨ª, extranjeros como eran, para hacer otro tipo de necesidades.
No s¨¦ s¨ª mi amigo Miguel Delibes, que cree en la doncellez de los r¨ªos y se va a pie hasta Palencia a pedirle lumbre a un palentino, no s¨¦ los ecologistas, que son los arc¨¢ngeles de Compostela que env¨ªa el inminente milenio, pero a m¨ª me gusta, como a todos los madrile?os, mont¨¢rmelo en plan piscina y saber que he purificado m¨ª alma de meyba en las aguas residuales de Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, B¨¢rbara Rey, un diputado vasco, Rafael Ans¨®n, una estudiante de Filolog¨ªa, Enrique M¨²gica, P¨ªrri, Agata Lys, Lola Flores, Juan Benet y, en fin, el todo Madrid de siempre, o sea, los que no salimos nunca de Madrid y por eso somos eternos. Nos conservamos en nuestra propia salsa.
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