Algo m¨¢s sobre el Estatuto de Gernica
LA APROBACION del proyecto de Estatuto para Euskadi, que veros¨ªmilmente alcanzar¨¢ la aprobaci¨®n en las Cortes y entre el propio pueblo vasco en las pr¨®ximas semanas, supone una aut¨¦ntica ruptura en la tradici¨®n del Estado espa?ol, centralista aproximativo desde el siglo XVI y muy claramente desde principios del siglo XVIII, con muy breves par¨¦ntesis. Espa?a aborda ahora el tema de la autonom¨ªa de manera rigurosa y explorando los l¨ªmites hasta los que es posible llegar, teniendo en cuenta esta tradici¨®n y admitiendo al mismo tiempo el principio de cesiones reales de poder, sin el que cualquier autonom¨ªa se convierte en una mera descentralizaci¨®n.Ya hay pr¨¢cticamente Estatuto en el Pa¨ªs Vasco; desde el punto de vista pol¨ªtico, y siendo las que son las condiciones reales de convivencia entre el Pa¨ªs Vasco y el resto de Espa?a, los analistas dados a formulaciones espectaculares podr¨ªan se?alar que se ha firmado la paz. Expresi¨®n indudablemente eficaz, pero que simplifica lo real. El pueblo vasco no ha estado ni est¨¢ en guerra con Espa?a -d¨ªgamoslo as¨ª, pues as¨ª lo ha querido expresar demag¨®gicamente Telesforo Monz¨®n-; las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticamente representativas de cerca del 90% del electorado vasco no solamente han aprobado el texto final del Estatuto de Guernica, sino que se han acercado al problema con esp¨ªritu de di¨¢logo y negociaci¨®n. El pueblo vasco de Euskadi Sur ha estado siempre integrado en la comunidad espa?ola, y lo estar¨¢ en el futuro, con sus peculiaridades, sus derechos y sus compromisos.
Desde el principio, el PNV declar¨® que la redacci¨®n del Estatuto de Guernica se hab¨ªa efectuado teniendo en cuenta el texto de la Constituci¨®n y de acuerdo con ella, Si alguien tuvo alguna duda de este esp¨ªritu negociador, el resultado al que se ha llegado ha dado la raz¨®n al PNV.
Es precisamente en la voluntad de di¨¢logo nada expl¨ªcita, por encima del propio texto estatutario, donde reside el significado pol¨ªtico m¨¢s elemental del Estatuto de Guernica y sus posibilidades de futuro. De hecho, todas las fuerzas pol¨ªticas vascas, excepto una, as¨ª lo han aceptado. Y en la que resta, la coalici¨®n Herri Batasuna, entre cuyos militantes la simpat¨ªa por las posiciones de ETA militar es mayoritaria, la aprobaci¨®n del proyecto de Estatuto ha provocado una divisi¨®n y una perturbaci¨®n en su tradicional monolitismo antiespa?ol, que marca? el alcance profundamente pol¨ªtico de la operaci¨®n. Estas disensiones en Herri Batasuna muestran que el aislamiento de las posiciones terroristas -que se?al¨¢bamos en esta misma p¨¢gina la ma?ana siguiente a la aprobaci¨®n del Estatuto- puede haber comenzado a producirse ya.
En estos dos datos -el reconocimiento solemne de la autonom¨ªa y el aislamiento pol¨ªtico de los terroristas- reside precisamente la esperanza que el Estatuto de Guernica ha despertado. Pero tambi¨¦n ser¨ªa enga?arse si no se atiende al propio texto estatutario, que, si bien va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que ir¨ªa cualquier simple operaci¨®n de, descentralizaci¨®n administrativa, nada tiene que ver con un proyecto independentista, o con una posible federaci¨®n entre Estados. Euskadi, conforme reza el Estatuto, es una nacionalidad aut¨®noma dentro del Estado espa?ol. Eso es todo, y no es precisamente poco, y desde ese punto de vista debe ser entendido el acuerdo.
El texto final aprobado lleva la marca del m¨¦todo seguido para su aprobaci¨®n: la del consenso negociado entre UCD y el PNV. Esta misma marca, este mismo sello consensual es el que lleva grabado en su frente la propia Constituci¨®n espa?ola. El resultado es una cierta ambig¨¹edad, que, si es algo desconcertante en el terreno te¨®rico, es m¨¢s que ¨²til a la hora de la praxis pol¨ªtica, se la mire por donde se la mire. Se han recogido todas las aspiraciones y reivindicaciones inscritas en el primer texto del PNV, art¨ªculo por art¨ªculo y tema por tema, pero se sit¨²a la autonom¨ªa en su debido lugar: en el marco de la Constituci¨®n espa?ola. Todos los puntos dif¨ªciles: ense?anza, justicia, orden p¨²blico o conciertos econ¨®micos, llevan este ap¨¦ndice, en el que se reconoce que la Constituci¨®n prima sobre el Estatuto, porque precisamente ¨¦ste nace de aqu¨¦lla. Pero ni una sola de las aspiraciones nacionalistas se ha visto desfigurada. Ello hace suponer que la discusi¨®n en Cortes del texto no aportar¨¢ nada fundamental al mismo. Los socialistas pueden sucumbir a la tentaci¨®n de pretender adquirir un protagonismo que han perdido en el caso vasco. Pensamos que ser¨ªa un error. El PNV es el partido clave en esta cuesti¨®n y querer modificar sustancialmente el documento pactado introducir¨ªa un serio escollo en el proceso de normalizaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco.
Ahora han de plantearse sin duda conflictos de aplicaci¨®n. La pr¨¢ctica del Estatuto es clave para saber cu¨¢l ser¨¢ su futuro: pero nada ha de salir mal, habida cuenta de la voluntad negociadora y de di¨¢logo pol¨ªtico mostrados por las fuerzas auton¨®micas vascas y los representantes del Gobierno. Que el Estatuto de Guernica funcione en la pr¨¢ctica es el inter¨¦s no s¨®lo de las fuerzas vascas que le han dado su apoyo, sino del Gobierno y del Estado espa?ol. Es el inter¨¦s general de todos.
Por lo dem¨¢s, el Estatuto ha resuelto razonablemente bien los contenciosos fundamentales que ten¨ªa planteados. Tanto en los conciertos econ¨®micos como en la ense?anza y la cuesti¨®n de las polic¨ªas aut¨®nomas se ha llegado a una soluci¨®n aceptable que respeta y garantiza las particularidades del autogobierno vasco, manteniendo la unidad necesaria a nivel del Estado y eliminando cualquier sospecha de trato privilegiado. Hay que decir, no obstante, que es precisamente en los conciertos econ¨®micos donde el PNV parece haber obtenido mayores concesiones en la negociaci¨®n, lo que sin duda puede servir tambi¨¦n de elemento animador de la econom¨ªa y las inversiones en Euskadi en los pr¨®ximos meses.
El Estatuto, en fin, demuestra que la v¨ªa pol¨ªtica, la nogociaci¨®n y el di¨¢logo son los adecuados, en una sociedad civilizada y moderna, para la consecuci¨®n de cualquier tipo de objetivos. La acci¨®n armada de ETA y el bandolerismo pol¨ªtico que ha asolado Euskadi en los ¨²ltimos meses no s¨®lo no ha impulsado las posibilidades de negociaci¨®n, sino que contribuy¨® a enrarecer el ambiente de ¨¦sta, al tiempo que ha venido a poner en peligro todo el proceso de institucionalizaci¨®n de libertades en Espa?a. La declaraci¨®n de algunos l¨ªderes vascos sobre el cuidado que tuvieron en no calificar de asesinos a los asesinos de ETA durante las conversaciones de la Moncloa es a este respecto irrelevante. Las peticiones de amnist¨ªa o de trato diferenciado para los presos de Soria deben ser contempladas desde el prisma del Derecho y de la seguridad del Estado democr¨¢tico. La democracia ha comenzado en Euskadi al tiempo que en el resto de Espa?a y las metralletas etarras han amenazado y amenazan de continuo a la vida, las propiedades, la seguridad y la libertad de los ciudadanos. El PNV debe ser consciente de ello y reclamar para todo delincuente un juicio justo, una posibilidad de defensa y una sentencia ejemplar. Lo contrario ser¨ªa templar la cuerda de los desprop¨®sitos y poner en peligro irresponsable y maliciosamente no la autonom¨ªa de Euskadi, sino la libertad de todos. La satisfacci¨®n y la alegr¨ªa que embarga a todo buen dem¨®crata por la consecuci¨®n de un acuerdo en el terreno del Estatuto no debe ser empa?ada con peticiones accesorias, emocional y humanamente comprensibles, pero moral y pol¨ªticamente rechazables, de libertad o amnist¨ªa sin juicio previo para aquellos que previsiblemente no respetaron ni siquiera el m¨¢s elemental de los derechos del hombre: el derecho a la vida.
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