Nicaragua y Centroam¨¦rica
?SI EL sandino-comunismo se apodera de Nicaragua, podr¨¢ dominar toda Am¨¦rica Central. ? Anastasio Somoza repet¨ªa durante los ¨²ltimos meses, una y otra vez, esa frase, mientras las dictaduras paralelas -Honduras, Guatemala, El Salvador- levantaban el espectro de una ?segunda Cuba?. Cada uno usa de los espectros como puede y para lo que puede. En Espa?a, la consigna de la ?segunda Cuba? se alza como un reproche y una acusaci¨®n contra el Gobierno, al que se ataca por su supuesta rapidez en reconocer el nuevo r¨¦gimen. Lo cual no existe. Espa?a, como Estados Unidos, ha aplicado la ?doctrina Estrada?, que implica la continuidad en las relaciones diplom¨¢ticas con un pa¨ªs sea cual sea su cambio de r¨¦gimen.No hay indicaciones reales por el momento de que Nicaragua, ni ning¨²n otro pa¨ªs de Am¨¦rica Central, vaya a convertirse en ?segunda Cuba?, ni dar paso al comunismo. Toda la acci¨®n de Estados Unidos, toda la mediaci¨®n de las democracias del Pacto Andino y de otros pa¨ªses de la OEA, se ha basado en la creencia de que el riesgo era m¨ªnimo; el cord¨®n umbilical por el que se ha sostenido a Somoza hasta el momento en que ha convenido abandonarle ten¨ªa, entre otras cosas, la misi¨®n de ganar el tiempo preciso para asegurarse de que no iba a ser as¨ª. Hay tambi¨¦n interpretaciones en el sentido de que la prolongaci¨®n de la guerra civil ha servido para producir unos destrozos tales en Nicaragua que hagan imprescindible la ayuda de pa¨ªses ricos; incluso para forzar a los nuevos poderes a aceptar los planes para construir un canal sustitutivo -o complementario- del de Panam¨¢, que no ser¨ªa ya s¨®lo obra de Estados Unidos, sino de otros pa¨ªses latinoamericano. Ellago central -Lago de Nicaragua- comunica con el Caribe por el r¨ªo San Juan; un canal de treinta kil¨®metros le unir¨ªa con el Pac¨ªfico. Toda la vida pol¨ªtica y econ¨®mica de Nicaragua ha estado dominada por esa posibilidad.
El Departamento de Estado ha llegado a la conclusi¨®n de que ni Cuba ni la Uni¨®n Sovi¨¦tica tienen, por ahora, el menor deseo de estar presentes en Nicaragua. Para que hubiera una ?primera Cuba? tuvieron que darse unas circunstancias dif¨ªcilmente repetibles. En primer lugar una actitud cerrada de Estados Unidos, en los primeros tiempos, que radicaliz¨® el r¨¦gimen de Castro; en segundo lugar, un apoyo pr¨¢cticamente sin l¨ªmites de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (y de otros pa¨ªses comunistas) en raz¨®n de una determinada geoestrategia mundial, que sin duda le produjo un gran rendimiento pero que parece irrepetible. Cuba por s¨ª sola no busca la ?cubanizaci¨®n? de Nicaragua. Sus intervenciones en el continente han tenido dos disuasiones directas, el fracaso de las guerrillas de Guevara en Bolivia y la situaci¨®n ruinosa que le produjo la ayuda econ¨®mica al Chile de Allende; m¨¢s otra indirecta, que es la actitud sovi¨¦tica actual.
La misma formaci¨®n, ahora todav¨ªa confusa, de las nuevas autoridades provisionales nicarag¨¹enses indica otro camino. La doctrina est¨¢ todav¨ªa suministrada por el antiguo ?Grupo de los doce?; la burgues¨ªa antisomocista -esquilmada por la aceleraci¨®n continua de la rapi?a del dictador- intenta un r¨¦gimen plural y busca ayuda econ¨®mica para la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Los planes generales consisten en implantar una forma de democracia que pretenden que sea avanzada, sobre la base de grandes inversiones exteriores que mitiguen la pobreza end¨¦mica. El paro no debe existir si se lleva a cabo la tarea de la reconstrucci¨®n nacional. La base del pacto para que Somoza fuese desamparado por sus eternos valedores es la de la implantaci¨®n de algo que se denomina socialdemocracia que, desde otros pa¨ªses, ha contribuido fuertemente a la causa de la rebeli¨®n. Probablemente no va a ser demasiado f¨¢cil. Es posible que lo que se prepare para el futuro sea una trayectoria parecida a la de Portugal: una revoluci¨®n encendida y triunfante que va desliz¨¢ndose poco a poco por el camino del deterioro. Puede surgir el desencanto, m¨¢s o menos a la larga, en los grupos m¨¢s radicales o m¨¢s desesperados. Sobre todo, cuando se vea que un cierto poder contin¨²a en unas ciertas manos. Somoza hab¨ªa dicho: ?Incluso si yo abandonase mi t¨ªtulo y mis actividades pol¨ªticas, seguir¨ªa siendo el hombre m¨¢s fuerte de este pa¨ªs?, se refer¨ªa a su riqueza y al entramado de sus gentes de confianza.
Uno de los problemas que pueden surgir es el de la hostilidad de los tres pa¨ªses duros de Am¨¦rica Central. Ayudaron a Somoza, pero no se comprometieron demasiado cuando vieron que su sentencia estaba dictada. Durante los ¨²ltimos tiempos y, sobre todo, en la desban dada final de los somocistas, estos pa¨ªses han acogido a gran cantidad de figuras del r¨¦gimen hundido. Desde generales hasta soldados pasando por capitales, pol¨ªticos, gente de influencia. Y armas, Se puede suponer que el propio Somoza hab¨ªa preparado esta operaci¨®n log¨ªstica como un ¨²ltimo recurso: como una base para la reconquista. Ning¨²n gran exiliado abandona nunca la idea de su regreso triunfante: el correoso Somoza, menos que ninguno.
La actitud de Estados Unidos con respecto a El Salvador, Guatemala y Honduras puede tener una doble vertiente. Por una parte, pueden tratar ahora de sostener los reg¨ªmenes dictatoriales, como expectativa de lo que suceda en Nicaragua; por otra, les despe?ar¨¢n como despe?aron a Somoza en cuanto vean, si lo ven, que son posibles las democracias. La pol¨ªtica de Estados Unidos respecto a lo que llam¨®, con un desd¨¦n saj¨®n, ?rep¨²blicas bananeras?, ha oscilado siempre entre el bast¨®n -el big stick del primer Roosevelt- y el d¨®lar -como ejemplo, la Alianza por el Progreso, de Kennedy- La intenci¨®n de Carter, que es un kennediano sin talento, es la de continuar esa ¨²ltima doctrina: la contenci¨®n del revolucionarismo mediante reformas democr¨¢ticas. Es una doctrina sometida a fuertes ataques por parte de los elementos duros del poder de Estados Unidos, pero apoyada por muchos medios de negocios, que ven una seguridad mayor para sus inversiones y una ampliaci¨®n del mercado. Si todo ello prevalece, los reg¨ªmenes tir¨¢nicos de Am¨¦rica Central desaparecer¨¢n.
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