ETA: bandidaje en acci¨®n
LA OLEADA terrorista desencadenada por ETA (p-m) el fin de semana pasado merece algunas reflexiones, aparte la inevitable condena de tan execrable y espantoso hecho.La primera de todas se refiere a los motivos que esta vez haya podido encontrar el bandolerismo pol¨ªtico para determinarse a realizar tan salvaje acci¨®n. En efecto, sorprende que los polis-milis, que aparec¨ªan como brazo armado de las posiciones pol¨ªticas de los partidos en torno a Euskadiko Ezkerra, hayan desatado semejante ofensiva cuando se prepara el refer¨¦ndum sobre el Estatuto vasco y cuando se abren notables esperanzas de pacificaci¨®n en la zona. Sin duda deben existir no s¨®lo entre ETA militar, sino tambi¨¦n en la pol¨ªtico-militar, serias disensiones internas respecto al futuro del Pa¨ªs Vasco y a la cuesti¨®n misma del Estatuto. Si esto es as¨ª, lo m¨¢s probable es que el sector no de acuerdo con la soluci¨®n pol¨ªtica emanada de las Cortes hace unos d¨ªas trate a la desesperada de provocar una reacci¨®n violenta en las instituciones del Estado que paralice el proceso auton¨®mico en el Pa¨ªs Vasco y retrotraiga la situaci¨®n al punto previo a la aprobaci¨®n del Estatuto. Esta es, claro est¨¢, una argumentaci¨®n bastante absurda para quien no entienda todav¨ªa la t¨¢ctica de acci¨®n-reacci¨®n que el terrorismo pretende establecer, y para quien no asuma que para ETA sigue siendo buena la m¨¢xima de ?cuanto peor, mejor?: agudizar las ?contradicciones? y la represi¨®n en el Pa¨ªs Vasco, eliminar las soluciones pol¨ªticas, equivaldr¨ªa, seg¨²n ellos, a establecer bases m¨¢s perdurables para su movimiento revolucionario. La inminencia del refer¨¦ndum har¨ªa preciso, desde este punto de vista, llevar a cabo acciones espectaculares y que efectivamente pudieran llegar a provocar una reacci¨®n como la que se pretende.
La extensi¨®n de los atentados a la poblaci¨®n civil colabora a crear un l¨®gico ambiente de crispaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica, cuyos integrantes se ven directa e indiscriminadamente amenazados por la actividad de estos asesinos. Este es el mejor caldo de cultivo para las demandas de involuci¨®n de algunos sectores y para alimentar el nerviosismo y la desorientaci¨®n del ejecutivo. Es el momento en que las palabras sobre la justicia, la defensa de la seguridad ciudadana, la necesidad de combatir por cuantos medios sea posible al crimen, se trocan por la tentaci¨®n de convertir esto en una especie de competici¨®n o de guerra abierta en la que todo vale y en la que ingenuamente el Estado volver¨ªa a caer en la trampa. El anterior ministro del Interior fue v¨ªctima de este espejismo cuando declar¨® que ?o nosotros acabamos con ETA o ETA acaba con nosotros? -silogismo rechazable desde todos los puntos de vista-; el mismo espejismo del actual sucesor en la cartera, que lleg¨® a decir que un remedio contra el terrorismo ser¨ªa la dictadura, cuando la dictadura es la institucionalizaci¨®n del terror. El p¨¢nico popular -alimentado ayer por llamadas telef¨®nicas- es absolutamente l¨®gico, pero no debe prender en los responsables del Estado.
La segunda reflexi¨®n es sobre la cierta sensaci¨®n de ¨ªneficacia que los servicios de seguridad siguen provocando. Este es, desgraciadamente, un hecho que viene siendo utilizado sabiamente por los portavoces de la ultraderecha para reclamar la involuci¨®n pol¨ªtica como ¨²nica posibilidad de aplicar la dureza necesaria. Pero la fuerza de la polic¨ªa de nada servir¨¢ si no va acompa?ada a un tiempo de la inteligencia y del conocimiento sobre aquello que se quiere combatir y aquello que se debe defender. Los hombres de las Fuerzas de Orden P¨²blico vienen pagando un alto precio, en v¨ªctimas, por la actividad terrorista y en defensa del actual sistema democr¨¢tico. Desgraciadamente pensamos que seguir¨¢ siendo as¨ª si no existe un replanteamiento serio, profesional y pol¨ªtico por parte de los responsables m¨¢ximos de la seguridad y e? orden p¨²blico. El acercamiento al fen¨®meno terrorista, para combatirlo y erradicarlo en lo posible, necesita, a un tiempo, serenidad y capacidad por parte de los directores de la operaci¨®n. Una bomba, por desgracia, la puede poner siempre cualquier loco o cualquier malvado. De hecho, sin embargo, no la puede tener cualquiera. Parece que el Gobierno est¨¢ hu¨¦rfano de informaci¨®n respecto a cu¨¢ntos y qui¨¦nes componen las bandas terroristas de este pa¨ªs -espec¨ªficamente mal informado en torno a ETA-. Y la informaci¨®n es la base de cualquier otro tipo de actuaci¨®n. Mientras resulta imposible localizar claramente el fen¨®meno ETA, identificarlo y reducirlo, el sentimiento antivasquista crece y se multiplica en el pa¨ªs. Este es, sin duda, otro objetivo de los terroristas, y hay que decir que en gran parte lo est¨¢n consiguiendo. Aislar el sentimiento del pueblo vasco del de todos los espa?oles es volver a crear las condiciones necesarias para extender sus pretendidos y a un tiempo ut¨®picos sue?os de independencia.
La tercera reflexi¨®n es sobre la actividad de los partidos pol¨ªticos vascos y notablemente sobre Euskadiko Ezkerra, que se ha sumado tan entusiastamente al Estatuto de Guernica. Deben aclarar, de una vez por todas, sus verdaderas relaciones con el terrorismo, explicitar su posici¨®n sobre el impuesto revolucionario, colaborar con las autoridades en la persecuci¨®n de los pistoleros y prescindir de ambig¨¹edades cada d¨ªa m¨¢s culpables. Un punto muy concreto debe ser objeto de su clarificaci¨®n: su postura ante los acusados de asesinatos y robo, presos en Soria, para los que se piden amnist¨ªas y excarcelaciones. Ni el Estado puede dar signos de debilidad en esto, pues la ley es igual para todos y a todos por igual debe ser aplicada, ni es permisible atribuir un plus de motivaci¨®n pol¨ªtica a la delincuencia etarra, cuyos s¨ªntomas paranoides se han hecho bien patentes en los atentados de Madrid el pasado domingo. Pues s¨®lo en mentes enloquecidas es posible entender la perversidad que lleva a cometer un acto as¨ª contra la poblaci¨®n civil, cuyas consecuencias en p¨¦rdidas de vidas humanas son, de cualquier modo, siempre incalculables.
Por ¨²ltimo, este pa¨ªs necesita un rearme moral frente al terrorismo. Los medios de comunicaci¨®n y de cultura, los l¨ªderes pol¨ªticos, el Gobierno, la Iglesia -tan influyente siempre- deben -debemos- apearse de las condenas ya inconsistentes o de las vociferaciones apasionadas. Es preciso devolver a la conciencia ciudadana un elemento de seguridad y confianza. Sabemos, en definitiva, que todo esto no es f¨¢cil. No lo es en ninguno de sus aspectos. Lo f¨¢cil, en cambio, es el grito -por comprensible que sea- y lo in¨²til es la protesta, aunque es preciso protestar. Lo verdaderamente complicado es poner a punto los sistemas de seguridad que hagan cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil la actividad de este bandidaje ruin, que pretende vestirse de ideales pol¨ªticos, y convocar a la poblaci¨®n a una repulsa activa y un¨¢nime. Esto es especialmente necesario en el Pa¨ªs Vasco, en el que el miedo, el des¨¢nimo o una cierta indiscriminada inhibici¨®n sigue amparando la actividad de las metralletas. Los ciudadanos de Euskadi, dirigidos por sus l¨ªderes pol¨ªticos, deben saber asumir el desaf¨ªo que la ocasi¨®n representa para ellos. No se trata de convocar manifestaciones gigantes ni de originar marchas de protesta. Se trata de convocar a todo un pueblo a la tarea de construir su convivencia en paz. El Estatuto, que pronto va a ir a refer¨¦ndum, es, de verdad, una gran oportunidad para ese pueblo, que debe saber aprender a oportuni comportarse unido ante la amenaza de ETA. Antes de que sea tarde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- EE
- Atentados con heridos
- Comunicados terroristas
- Opini¨®n
- Pisos francos
- ETA-pm
- Orden p¨²blico
- Infraestructura terrorista
- Atentados mortales
- Seguridad ciudadana
- Estatutos Autonom¨ªa
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Pa¨ªs Vasco
- Atentados terroristas
- Estatutos
- Secuestros
- Lucha antiterrorista
- Conflictos pol¨ªticos
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Comunidades aut¨®nomas
- ETA
- Normativa jur¨ªdica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Grupos terroristas