La CEOE no realiza maniobras antiobreras
Secretario general de la CEOELa redacci¨®n de EL PA?S invit¨® a la CEOE para comparecer en ?Tribuna libre? al objeto exclusivo de detallar su posici¨®n respecto al posible desarrollo de un proceso de revisi¨®n salarial, como consecuencia de las disposiciones legales vigentes en materia de rentas y salarios y de la evoluci¨®n de los precios al finalizar el primer semestre del a?o. Sab¨ªamos que la misma invitaci¨®n, y para ese objeto concreto, se hab¨ªa formalizado a las centrales sindicales mayoritarias. Ante lo delicado de la materia a tratar, que requiere a¨²n mayor informaci¨®n para que la CEOE pueda fijar criterios definitivos, expresamos nuestra opini¨®n de que era preferible demorar unos d¨ªas la respuesta a la amable invitaci¨®n de EL PA?S.
Sin embargo, hemos observado con sorpresa que las centrales sindicales y otra organizaci¨®n empresarial han utilizado esta invitaci¨®n para exponer sus puntos de vista, no sobre este tema concreto, sino sobre el complejo y dif¨ªcil panorama laboral y sindical actual y, de manera especial, sobre el acuerdo interconfederal suscrito recientemente entre la CEOE y la UGT.
De las afirmaciones expresadas por los l¨ªderes sindicales en sus art¨ªculos destacan las graves e injustificadas acusaciones vertidas por el secretario general de CCOO contra la CEOE por haber llegado al indicado acuerdo con UGT.
En principio, constituye una manifiesta contradicci¨®n el que CCOO arremeta con tanta virulencia e insistencia contra este acuerdo y que, al mismo tiempo, realice un considerable esfuerzo informativo para extender ante la opini¨®n p¨²blica la impresi¨®n de que no existe ning¨²n verdadero acuerdo, sino solamente una ?declaraci¨®n de principios?. Pensamos que si, para CCOO, esto fuera as¨ª, no tiene justificaci¨®n alguna la actividad informativa y de presi¨®n que, en contra de estos acuerdos, est¨¢ realizando.
La otra gran acusaci¨®n del l¨ªder de CCOO trata de presentar este acuerdo como una gran maniobra del capitalismo, representado por la CEOE, para dividir el movimiento sindical espa?ol y enfrentar a los trabajadores.
Ambas acusaciones carecen del m¨¢s m¨ªnimo rigor y fundamento y son explicables, ¨²nicamente, en la propia estrategia pol¨ªtica del Partido Comunista, que condiciona la actuaci¨®n de CCOO.
Los acuerdos entre UGT y CEOE son aut¨¦nticos acuerdos entre una central sindical de gran significaci¨®n en la realidad espa?ola y una Confederaci¨®n de Organizaciones Empresariales independiente, democr¨¢tica y que representa a la mayor¨ªa de las empresas espa?olas de cualquier dimensi¨®n. Y son acuerdos con un enorme contenido y significaci¨®n porque establecen criterios fundamentales para la preparaci¨®n, el debate parlamentario y, en su caso, la promulgaci¨®n de las nuevas leyes que han de regular nuestro sistema de relaciones laborales; porque abren un camino esperanzador -libre de demagogias y condicionamientos pol¨ªticos- para que los sindicatos y las organizaciones empresariales puedan en el futuro asentar y perfeccionar un clima serio y razonable de negociaci¨®n entre los intereses distintos que defienden y representan; y, sobre todo, porque abren la esperanza de que en Espa?a puedan existir sindicatos que sean algo m¨¢s que ?partidos de la porra?, escuela de piquetes violentos y delictivos o simples m¨¢quinas de huelgas virulentas, y que puedan existir sindicatos fuertes, aut¨¦nticos y capaces de negociar y defender, con inteligencia, firmeza y democr¨¢ticamente, los intereses que representan.
Pero, naturalmente, esta oferta de valiosa esperanza al pueblo espa?ol no ha podido encajar en la estrategia y actuaci¨®n de CCOO.
De la importancia del contenido de estos acuerdos se pueden juzgar -si se valoran sin demagogias y sin perjuicios pol¨ªticos- los compromisos asumidos sobre negociaci¨®n de convenios colectivos, autonom¨ªa y libertad de las partes, reducci¨®n del intervencionismo de la Administraci¨®n, preferencia de la negociaci¨®n ante cualquier conflicto y eliminaci¨®n de la violencia sistem¨¢tica, presencia de los sindicatos en la sociedad y en las empresas, tratamiento de las solicitudes justificadas de las empresas para acomodar los puestos de trabajo a las situaciones de crisis, etc¨¦tera.
Por tanto, de maniobras antiobreras o antisindicales, nada. De aut¨¦ntico reconocimiento del valor de la presencia, potencia y capacidad de negociaci¨®n entre sindicatos y organizaciones empresariales aut¨¦nticas y responsables, todo.
Puede afirmarse que la actitud de manipulaci¨®n y de oposici¨®n a los aut¨¦nticos intereses sindicales de los trabajadores se concreta en la estrategia de CCOO. Estrategia que le ha impedido comparecer en esta negociaci¨®n, porque considera que su sentido de actuaci¨®n sindical est¨¢ subordinado a los estrictos objetivos del grupo pol¨ªtico del que depende y que se concretan, pura y simplemente, en tratar de complementar, sin mayor atenci¨®n a los reales intereses de los trabajadores, la insuficiente fuerza pol¨ªtica y parlamentaria conseguida -en un sistema democr¨¢tico- por aquel grupo pol¨ªtico con la manipulaci¨®n de este sindicato, que carece actualmente de la necesaria independencia para aceptar y desarrollar responsablemente una actuaci¨®n netamente sindical.
Tercera falacia y manipulaci¨®n que intenta el secretario general de CCOO en su art¨ªculo: la divisi¨®n entre el mundo empresarial, que constituye su aut¨¦ntica obsesi¨®n. Basta se?alar a los ?buenos? y a los ?malos?. Los ?malos? son las grandes empresas, que est¨¢n en la CEOE, y a las que hay que exterminar. Los ?buenos? son las peque?as y medianas empresas, que no est¨¢n en la CEOE, a las que CCOO y el Partido Comunista parece que tratan de ?mimar?.
Ni lo uno ni lo otro. Todo gira dentro de la gran falacia, de la gran mentira que difunde el aparato informativo del Partido Comunista.
La CEOE integra a 110 grandes organizaciones sectoriales y territoriales que agrupan, a su vez, a miles de asociaciones de todos los niveles, a las que est¨¢n afiliadas la inmensa mayor¨ªa de las empresas espa?olas. Desde la gran empresa de la qu¨ªmica, construcci¨®n, metal, banca, seguros, etc¨¦tera, hasta las empresas de m¨¢s reducida dimensi¨®n de estos sectores y de otros en los que, por la actividad propia, se integran generalmente empresas de menor dimensi¨®n, como los taxistas, los distribuidores de gas y gasolina, peque?os comerciantes, etc¨¦tera. Y esto lo sabe muy bien CCOO, porque conoce que, en la inmensa mayor¨ªa de los convenios colectivos que negocian sus directivos o afiliados, comparecen inevitablemente las organizaciones empresariales -sectoriales o territoriales- de la CEOE. Entonces, ?por qu¨¦ insistir tanto en que la CEOE s¨®lo integra a un ?pu?ado? de grandes banqueros o capitalistas? ?Y qu¨¦ decir del tratamiento tan ?favorable? que pretenden dar el Partido Comunista y CCOO a las peque?as y medianas empresas espa?olas? Este ofrecimiento coincide muy poco con la cruda realidad de la actuaci¨®n de los l¨ªderes y responsables de CCOO en el seno de estas empresas. Tampoco coincide con el permanente estado conflictivo que han sufrido dichas empresas en los ¨²ltimos meses con negociaciones presionadas por huelgas y violencias desatadas y monopolizadas, precisamente, por CCOO.
Como ejemplo de mayor actualidad, sirva la convocatoria de huelga intermitente que acaba de realizar CCOO contra las peque?as empresas de distribuci¨®n de gasolina -que tambi¨¦n est¨¢n en la CEOE- y contra todo el pa¨ªs, durante once d¨ªas ?estrat¨¦gicos? de agosto a septiembre. Y todo porque en la primera fase de las negociaciones los empresarios no han podido aceptar unas condiciones salariales y de otro tipo absolutamente exageradas.
Por tanto, no podemos cesar en la denuncia de la actuaci¨®n de CCOO, que carece de planteamientos y objetivos sindicales v¨¢lidos para la organizaci¨®n libre y democr¨¢tica de la sociedad que han aceptado la mayor¨ªa de los espa?oles. Actuaci¨®n que s¨®lo persigue, a costa de destruir todos los supuestos l¨®gicos y racionales del di¨¢logo y de la negociaci¨®n propios de un sistema democr¨¢tico, el monopolio de otras fuerzas pol¨ªticas o sociales que le son ajenas y, mediante la permanente amenaza de la agitaci¨®n obrera y social a toda la sociedad y a sus instituciones democr¨¢ticas, obtener para el grupo pol¨ªtico al que est¨¢ vinculada un control del poder social y pol¨ªtico que no le pertenece, en funci¨®n de los resultados de las decisiones electorales, libres y democr¨¢ticas, adoptadas por los espa?oles.
Este no es el camino para comparecer como una aut¨¦ntica y neta fuerza sindical en las necesarias negociaciones que la CEOE ha aceptado y deseado con todas las fuerzas sindicales representativas para establecer, con responsabilidad y generosidad, los criterios principales que deben recogerse en la nueva legislaci¨®n laboral y para tratar de resolver los graves problemas econ¨®micos y sociales de Espa?a.
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