Los secuestradores del avi¨®n de Iberia se entregaron a las autoridades suizas
Los tres legionarios desertores que en la tarde del domingo secuestraron un avi¨®n de Iberia en la isla canaria de Fuerteventura se entregaron ayer, al cabo de dieciocho horas, a las autoridades suizas. Los piratas del aire intentaron previamente aterrizar en Nigeria, Marruecos y Argelia, pero ante la negativa de las respectivas autoridades lo hicieron finalmente en Lisboa, donde dejaron en libertad, primero, a los seis pasajeros y, minutos despu¨¦s, a la azafata y al personal de limpieza.Antes de partir para Ginebra, desde la capital portuguesa, los tres desertores sab¨ªan que ser¨ªan procesados en la Confederaci¨®n Helv¨¦tica por delitos que pueden suponerles hasta veinte a?os de c¨¢rcel. Informan nuestros corresponsales en Palmas, ; Lisboa, Nicole Guardiola, y Ginebra, Alejandro Fush.
Cuando el DC-9, en vuelo regular de Iberia de Las Palmas a la isla de Fuerteventura, tomaba pista en el aeropuerto de El Matorral, en la tarde del pasado domingo, los noventa pasajeros que transportaba estaban lejos de pensar en un secu estro. El aparato tom¨® tierra con normalidad y en el mismo momento en que faltaban por desembarcar seis pasajeros, tres soldados legionarios -dos franceses y un chileno- irrumpieron armados de metralletas en el aparato. ?Que no se baje nadie m¨¢s; esto es un secuestro?, oy¨® decir uno de los pasajeros que logr¨® escapar en medio del gran revuelo que se produjo en el peque?o aeropuerto majorero.
Jean-Fran?ois Lyschik, Noel Eduard Seijen y Sergio Mu?oz Carvajal -de veinticinco, veintinueve y veintid¨®s a?os, respectivamente- llegaron con gran facilidad hasta el pie del DC-9 en un jeep militar del que se hab¨ªan apoderado momentos antes, despu¨¦s de deshacerse de sus ocupantes -excepto el conductor-, todos ellos pertenecientes a una patrulla de la Polic¨ªa Militar del tercio de la Le gi¨®n Don Juan de Austria. Mientras los pasajeros descend¨ªan, el comando se acerc¨® a una de las escalerillas y oblig¨® a volver de nuevo al interior a los que bajaban.
P¨¢gina 9
Se entregan en Suiza los legionarios que secuestraron el avi¨®n de Iberia
(Viene de primera p¨¢gina)
Inmediatamente, los secuestradores cerraron todas las puertas, quedando en el interior seis pasajeros -dos de ellos, ni?as-, dos limpiadoras, un capataz de limpieza y la tripulaci¨®n, formada por el comandante Fern¨¢ndez Arias, el segundo piloto, Carlos Dom¨ªnguez, y la azafata, Diana Navarro. El comando orden¨® a continuaci¨®n que el avi¨®n fuera repostado al m¨¢ximo, unas once toneladas de combustible, lo que permit¨ªa cinco horas de autonom¨ªa de vuelo.
Minutos despu¨¦s de producirse el asalto se person¨® en el aeropuerto el coronel del Tercio Pedro Gonz¨¢lez del Yerro, acompa?ado del teniente coronel Aznar. Seg¨²n hemos podido saber, el coronel Gonz¨¢lez del Yerro mantuvo con los secuestradores un corto di¨¢logo por radio desde la torre de control, ofreci¨¦ndose como reh¨¦n a cambio de todos los pasajeros. Al parecer, ¨¦stos se negaron a aceptar cualquier proposici¨®n.
"La Legi¨®n no sirve para nada"
Posteriormente intervino el teniente coronel Aznar, el cual conoc¨ªa perfectamente a los tres secuestradores, quienes, seg¨²n declar¨®, ten¨ªan un expediente de intachable conducta en el Tercio. El se?or Aznar volvi¨® a entablar conversaci¨®n por radio con los tres legionarios, insisti¨¦ndoles en que no hicieran tonter¨ªas y que depusieran su actitud. Al preguntarles el militar por los motivos que les hab¨ªan llevado a cometer el secuestro, se?alaron que lo hac¨ªan ?para demostrar que la Legi¨®n no sirve para nada, as¨ª como tampoco los sistemas de seguridad del Tercio?.
De nuevo, el se?or Gonz¨¢lez del Yerro volvi¨® a insistir en que tres capitanes de la Legi¨®n se ofrec¨ªan como rehenes para que dejaran libres a todos los pasajeros. Esta posibilidad fue asimismo descartada por los secuestradores, pas¨¢ndose seguidamente a una situaci¨®n de nerviosismo muy tensa entre ambas partes.
El coronel, dando muestras de un esp¨ªritu abierto de negociaci¨®n, agot¨® la ¨²ltima posibilidad, indic¨¢ndoles que si se entregaban les dejar¨ªa en libertad, retornando el d¨ªa siguiente -ayer- a sus pa¨ªses de origen, Francia y Chile. ?No somos terroristas ni queremos asesinar a nadie?, replicaron los secuestradores, rompiendo a continuaci¨®n cualquier tipo de negociaci¨®n.
Mientras se produc¨ªa esta situaci¨®n se toc¨® generala en Puerto del Rosario, y durante dos horas qued¨® acuartelada la tropa del tercio Don Juan de Austria. Asimismo, los efectivos de un ret¨¦n del Tercio fueron desplazados al aeropuerto, rode¨¢ndolo estrat¨¦gicamente, junto con todos los efectivos de la Guardia Civil. En un momento el aparato qued¨® rodeado de numerosos veh¨ªculos, la mayor¨ªa de ellos militares, con objeto de impedir el despegue del mismo. En vista de la situaci¨®n, uno de los secuestradores, Noel Eduard Seijen, de gran corpulencia y de pelo rubio, que siempre llev¨® la voz cantante en las negociaciones, amenaz¨® al piloto con la metralleta, coloc¨¢ndosela sobre la cabeza para que iniciara el despegue.
Tras un ¨²ltimo intento fallido de librar a los rehenes y tripulaci¨®n, el aparato despeg¨® del aeropuerto de Fuerteventura a las 20.30 Atr¨¢s dejaba un archipi¨¦lago conmovido por el suceso, que vivir¨ªa poste riormente unos densos y dram¨¢ti cos momentos de espera.
El avi¨®n secuestrado cambi¨® varias veces de rumbo. Tras dirigirse en un principio a Rodesia y m¨¢s tarde a Nigeria y Marruecos, el aparato intent¨® aterrizar en Argelia, donde se le deneg¨® el permiso. Poco despu¨¦s de la medianoche del domingo, el DC-9 de Iberia tomaba tierra en el aeropuerto de Lisboa, despu¨¦s de una noche de intensas negociaciones de los secuestradores con las autoridades portuguesas; seis de los rehenes que viajaban en el avi¨®n -todos ellos pasajeros- fueron liberados a las doce del mediod¨ªa, quedando en el aparato los tres miembros de la tripulaci¨®n y las dos mujeres y el mozo de limpieza. Poco despu¨¦s ser¨ªan tambi¨¦n liberados la azafata y el personal de limpieza.
Con la salida, pasadas las 13.00 horas de ayer, del avi¨®n rumbo a Ginebra terminaba la parte ?portuguesa? del secuestro, un episodio largo de catorce horas, que mantuvo en pie de guerra, durante toda la noche, a las autoridades portuguesas y espa?olas y la administraci¨®n de Iberia.
Por tratarse de militares profesionales y no de ?piratas armados? se opt¨® por la m¨¢xima prudencia en las negociaciones con los asaltantes. La primera ministra y el presidente Ramalho Eanes siguieron el desarrollo de los acontecimientos, en contacto directo con las autoridades de Madrid y con los pa¨ªses hacia los cuales los secuestradores hab¨ªan manifestado el deseo de seguir viaje. A pesar de la promesa formal del Gobierno de Madrid de no solicitar su extradici¨®n si se entregaban a las autoridades portuguesas sin provocar da?os personales o materiales, los tres legionarios insist¨ªan en su deseo de ir hacia un aeropuerto franc¨¦s. Fue ncesaria la comunicaci¨®n oficial de la negativa francesa de recibirlos para que empezasen a considerar la posibilidad de trasladarse hacia un aeropuerto helv¨¦tico. Pero las condiciones impuestas -encarcelamiento a la llegada, juicio seg¨²n la legislaci¨®n suiza sobre pirater¨ªa a¨¦rea, que prev¨¦ penas de hasta veinte a?os de c¨¢rcel y posterior extradici¨®n hacia Espa?a- hicieron dudar a los tres asaltantes.
Seg¨²n el testimonio de los pasajeros desembarcados y de los funcionarios de la torre de control de Lisboa, los tres legionarios estaban muy nerviosos y muy indecisos.
?Se portaron muy bien con nosotros, no nos molestaron para nada. No se metieron con nosotros. Materialmente, el viaje fue tan normal como de Las Palmas a Fuerteventura. La azafata fue d¨¢ndonos de beber caf¨¦ con leche, manzanilla, todo lo que hab¨ªa a bordo. Se port¨® muy bien. Todos nos dijeron que estuvi¨¦semos tranquilos y que tranquiliz¨¢semos a los ni?os. S¨®lo nos enteramos de que llegamos a Lisboa cuando la azafata nos avis¨® del aterrizaje?, cuenta una de las pasajeras, que viajaba acompa?ada de su marido y de sus dos hijas, de ocho y nueve a?os, dos ni?as rubias, visiblemente aturdidas por los acontecimientos. El padre se mostraba m¨¢s nervioso, preocupado por la suerte de la tripulaci¨®n. ?No queremos decir nada hasta que est¨¦n todos sanos y salvos. Tienen que comprender, es una cuesti¨®n de solidaridad humana?, insist¨ªa, alejando a los periodistas y rechazando el ofrecimiento de un semanario portugu¨¦s, que se ofrec¨ªa ya a pagar sus impresiones sobre la aventura vivida.
S¨®lo quer¨ªan descansar y esperar su traslado para Madrid. Ignoraban todo de los intentos infructuo sos desarrollados a lo largo de cerca de dieciocho horas para obtener su liberaci¨®n contra otras personas (entre ellas el director de Iberia) que se ofrecieron como rehenes. Los secuestradores, que insist¨ªan en querer ser considerados como simples desertores, y no piratas del aire, rechazaron todas las propuestas de sustituci¨®n del aparato o de la tripulaci¨®n. Fue, pues, un piloto agotado, pero sereno, quien tuvo la responsabilidad de preparar el avi¨®n para su pr¨®xima escala; Ginebra.
Entrega en Ginebra
A las 16.23 horas, el Estado Mayor especial de la Confederaci¨®n Helv¨¦tica informaba oficialmente que los tres piratas del aire se hab¨ªan entregado a la polic¨ªa de Ginebra sin oponer resistencia. El avi¨®n, que aterriz¨® en el acropuerto Cointrin de esta ciudad, a las 15,53, fue aislado en la pista del aeropuerto, sin que las autoridades competentes estimaran necesario suspender por algunas horas el tr¨¢fico a¨¦reo. A los periodistas s¨®lo se les dio acceso a un mirador del recinto.
Antes de las diecisiete horas, los tres secuestradores fueron subidos a una furgoneta, custodiada discretamente, que emprendi¨® rumbo hacia la ciudad.
La autorizaci¨®n definitiva para que el avi¨®n de Iberia aterrizara en Cointrin la dio el presidente de la Confederaci¨®n Helv¨¦tica, Hans Huerlimann, una vez que los secuestradores aceptaron las condiciones puestas por las autoridades suizas, en el sentido de que ser¨ªan juzgados por el delito cometido.
El proceso -se inform¨®- se har¨¢ de acuerdo por los delitos previstos en esta materia por el Tribunal Internacional de La Haya, as¨ª como por el C¨®digo Penal suizo. En fuentes judiciales se dijo que podr¨ªan ser condenados hasta a veinte a?os de prisi¨®n.
Se estima que los secuestradores se negaron hasta el ¨²ltimo instante a entregarse a las autoridades portuguesas, dado que existe un tratado de extradici¨®n entre Espa?a y Portugal, que no existe entre Espa?a y Suiza, en los casos de secuestro de aviones. Por otra parte, el Gobierno suizo, antes de aceptar la mediaci¨®n, anunci¨® a los tres piratas del aire que no les conceder¨ªa asilo pol¨ªtico, lo que directamente iniplica el inicio de un proceso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Legi¨®n espa?ola
- Ej¨¦rcito tierra
- Terrorismo internacional
- Ayuntamientos
- Orden p¨²blico
- Secuestros terroristas
- Provincia Las Palmas
- Fuerzas especiales
- Administraci¨®n local
- Fuerzas armadas
- Atentados terroristas
- Secuestros
- Seguridad ciudadana
- Canarias
- Accidentes
- Espa?a
- Delitos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Terrorismo
- Sucesos
- Defensa
- Justicia