"La redacci¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional se toma en serio la miner¨ªa del carb¨®n"
La crisis del petr¨®leo ha devuelto al carb¨®n su antiguo protagonismo en el mundo de la energ¨ªa. La riqueza carbon¨ªfera espa?ola ha cobrado nuevo valor, ya que nuestros malos carbones tienen cada vez. mayor inter¨¦s econ¨®mico. Sin embargo, la miner¨ªa del carb¨®n en empresas tanto p¨²blicas como privadas se encuentra en una situaci¨®n dram¨¢tica, por falta de rentabilidad y productividad. Luis de Uss¨ªa, conde de los Gaitanes, es, desde 1946, presidente de la Minerosider¨²rgica de Ponferrada, una de las sociedades mineras m¨¢s antiguas e importantes del pa¨ªs. En declaraci¨®n a Fernando Gonz¨¢lez Urbaneja, analiza la situaci¨®n de su empresa, que registra p¨¦rdidas ¨²ltimamente, y la de la miner¨ªa del carb¨®n. Los Bancos Santander y Central controlan un paquete minoritario de la sociedad y varios miles de accionistas fieles se reparten el resto.
Pregunta. En estos momentos, ?cu¨¢l es la situaci¨®n de la miner¨ªa privada del carb¨®n?Respuesta. La situaci¨®n actual es ca¨®tica. Pero esto no es de hoy. Hace veinte a?os, en el informe anual a la junta general de Minero Sider¨²rgica de Ponferrada, SA, ya anunci¨¦ que inexorablemente llegar¨ªamos a una situaci¨®n de este tipo, a la vista del sistema que se hab¨ªa escogido, el dirigismo econ¨®mico, que no puede conducir a ninguna soluci¨®n mejor. Este sistema ha estado, orientado, adem¨¢s, en Espa?a a paliar, a costa de la empresa privada y del contribuyente, las fabulosas p¨¦rdidas de esa cat¨¢strofe nacional que son las empresas estatales. Espa?a no es tan rica como para haberse permitido el lujo de haber hecho inversiones de esas empresas, que seguramente superan ya el bill¨®n de pesetas y que, adem¨¢s, no solamente son improductivas, sino que generan anualmente p¨¦rdidas por decenas de millares de millones que al final tenemos que acabar pagando todos los espa?oles. Se olvid¨® hace tiempo que las empresas, ya sean p¨²blicas o privadas, s¨®lo son ¨²tiles y convenientes a la comunidad cuando producen beneficios. Pero hoy, por primera vez ,en muchos a?os, soy optimista en cuanto a la miner¨ªa del carb¨®n se refiere, por dos razones: la primera, porque en la Constituci¨®n que hoy nos rige se ha establecido que el sistema econ¨®mico en Espa?a es la econom¨ªa de mercado y, aunque a¨²n no se ha dictado ninguna ley ni disposici¨®n que facilite el cambio de sistema, es evidente que el Gobierno, que tiene la ineludible obligaci¨®n de hacer que se cumplan las leyes y mucho m¨¢s la ley fundamental que es la Constituci¨®n, tendr¨¢ que dictarlas en breve plazo. Y en segundo lugar, porque por, primera vez en casi cuarenta a?os parece que se ha tomado en serio la miner¨ªa del carb¨®n, como se desprende de la redacci¨®n del nuevo Plan Energ¨¦tico Nacional.
P. En su opini¨®n, ?de d¨®nde arranca esta situaci¨®n? ?Cu¨¢les son sus causas?
R. Esta situaci¨®n arranca, como le dec¨ªa antes, de hace muchos a?os, y la causa fundamental ha sido la pol¨ªtica de precios del carb¨®n. Ya en 1946 se formul¨® un sistema de precios inferiores a los de costo, cuando se trataba de suministros a empresas estatales, como Renfe o Ensidesa, a las que se nos obligaba a entregar, por cupos obligatorios, la mayor parte de nuestra producci¨®n. Esta pol¨ªtica se ha mantenido siempre invariable, obligando de hecho a la miner¨ªa del carb¨®n a subvencionar a las empresas p¨²blicas, reduciendo as¨ª sus p¨¦rdidas a nuestra costa. Como ejemplo, le dir¨¦ que en el a?o 1974, el carb¨®n tipo, que se importaba de Norteam¨¦rica, se pagaba a 78,3 d¨®lares la tonelada y el polaco a 73,8 d¨®lares. El carb¨®n tipo nacional, es decir, de id¨¦nticas caracter¨ªsticas de calidad, se nos abonaba a unos insuficientes 34 d¨®lares. Yo llegu¨¦ a pedir que se nos tratase como polacos, pero no lo conseguimos.
P. Pero hoy parece que es m¨¢s barato el carb¨®n extranjero. ?C¨®mo se explica esto?
R. Muy sencillamente: hay que tener en cuenta que, en el precio del costo del carb¨®n, la mano de obra supone el 80% aproximadamente y, por tanto, las subidas de salarios afectan a la miner¨ªa m¨¢s que a otras industrias. En la Comunidad Econ¨®mica Europea, para salvar esto, se dan unas subvenciones, directas e indirectas, que suponen de media m¨¢s de 2.000 pesetas por tonelada, tanto a las explotaciones p¨²blicas como a las privadas. En Espa?a, la empresa estatal tuvo en 1978, una subvenci¨®n de 4.318 pesetas por tonelada, pero la privada no recibi¨® ni una sola peseta. Si se nos diesen las mismas subvenciones que se dan en el extranjero, nosotros podr¨ªamos vender m¨¢s barato que ellos. Luego el carb¨®n espa?ol no es m¨¢s caro que el de esos otros pa¨ªses.
P. Sin embargo, la situaci¨®n era distinta en Asturias con respecto a Le¨®n. All¨ª hubo que crear Hunosa y, sin embargo, ustedes, siguieron con cuentas de explotaci¨®n positivas hasta fechas recientes. ?Por qu¨¦?
R. En primer lugar, he de aclarar que en Asturias no hubo que crear Hunosa. Esta creaci¨®n fue una operaci¨®n maquiav¨¦lica planteada con mucho tiempo en beneficio de Ensidesa. Alg¨²n d¨ªa, si quiere, le explicar¨¦ con detalle aquella operaci¨®n. Pero a su pregunta concreta de por qu¨¦ en nuestra empresa hemos mantenido hasta hace pocos a?os cuentas de explotaci¨®n positivas en ese entorno tan desastrosos de la miner¨ªa del carb¨®n, le dir¨¦ que, en primer lugar, es evidente la mejor administraci¨®n de la empresa privada respecto a la estatal y, en segundo, que Minero Sider¨²rgica de Ponferrada, no era s¨®lo una,miner¨ªa de carb¨®n, ten¨ªa adem¨¢s otras actividades, como la explotaci¨®n de un ferrocarril, la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y sobre todo la explotaci¨®n de mineral de hierro de Coto Wagner, en donde hemos, llegado a exportar 800.000 toneladas al a?o. El conjunto de todas estas actividades, mientras no se han deteriorado tambi¨¦n, hac¨ªa compensar la explotaci¨®n marginal del carb¨®n.
P. Al margen del desajuste de precios, sus dificultades m¨¢s acuciantes en los ¨²ltimos tiempos, que han provocado un gran movimiento entre trabajadores, parlamentarios y otros sectores, derivan de la falta de pago de los clientes. ?Qu¨¦ ocurre?
R. Evidentemente que si al precio insuficiente se une un retraso en el pago de los clientes, la situaci¨®n se hace m¨¢s grave. A m¨ª no me cabe duda de que nuestros clientes pagar¨¢n, pero el retraso de esos pagos dificulta nuestra tesorer¨ªa y nos genera costos financieros adicionales. En estos momentos, entre Ensidesa, Ensidesa y, tambi¨¦n algo, Altos Hornos de Vizcaya, nos deben unos 1.900 millones de pesetas. Hasta ahora hemos podido ir pagando nuestras n¨®minas gracias a las facilidades que hemos obtenido de nuestros bancos, que, entre cr¨¦ditos y l¨ªneas de descuento, han llegado a los 2.000 millones, pero hay que reconocer que todo tiene un l¨ªmite y ya es imposible levantar m¨¢s cr¨¦ditos en una empresa con cuenta de explotaci¨®n deficitaria y aumentar l¨ªmites de descuento de un papel de sociedades que, por muy estatales que sean, no atienden a sus vencimientos y se dejan protestar todas sus letras.
P. ?Qu¨¦ posibilidades de futuro tienen ustedes en estos momentos? ?Creen que podr¨¢n subsistir como empresa?
R. Ya le dije al principio de nuestra conversaci¨®n que con la aprobaci¨®n del PEN veo las cosas con optimismo. Si los precios se actualizan, si adem¨¢s se establece una f¨®rmula param¨¦trica que nos permita revisarlos cuando nos impongan nuevos aumentos en los costos, si se otorgan, y para todos, subvenciones equivalentes a las de la Comunidad Econ¨®mica Europea y adem¨¢s se busca la f¨®rmula de que se nos paguen a su debido tiempo nuestros suministros a las empresas estatales, no s¨®lo creo que tenemos posibilidades de futuro, sino que seremos un ejemplo a seguir por la miner¨ªa estatal, que tendr¨¢ que ajustar su administraci¨®n a las normas de la empresa privada, con lo que prestaremos un servicio important¨ªsimo al pa¨ªs.
P. Y la explotaci¨®n del coto Wagner, ?en qu¨¦ estado se encuentra?
R. En estos momentos estamos produciendo tan s¨®lo unas 2.000 toneladas diarias, aunque nuestras instalaciones son capaces y est¨¢n equipadas para alcanzar los dos millones al a?o de producci¨®n. Dos son las razones para esta reducida explotaci¨®n. La primera es la prolongada crisis mundial de la industria sider¨²rgica y la segunda es un problema de precios. El encarecimiento enorme de nuestros costos y entre ellos las elevaciones continuas de las tarifas de la Renfe (en los dos ¨²ltimos a?os se han subido en cinco ocasiones). Ha llegado un momento en que transportar una tonelada de mineral desde San Miguel de las Due?as a Vigo o Avil¨¦s (unos trescientos kil¨®metros) es m¨¢s caro que un transporte desde Australia a Alemania, y esta circunstancia nos ha dejado fuera de la competencia en el mercado internacional. Nosotros, por desgracia, s¨®lo podemos servir a Ensidesa cantidades limitadas porque sus instalaciones no admiten minerales semifosforosos, como los suecos o los nuestros, y tan s¨®lo se pueden utilizar mezcl¨¢ndolos con otros de importaci¨®n para rebajar la ley de f¨®sforo. Pero en estos ¨²ltimos d¨ªas se han tomado ya por el Gobierno algunas medidas de precios y tarifas de transporte que, con otro poco m¨¢s de apoyo, nos pueden permitir volver a la competencia, dur¨ªsima hoy, del mercado internacional.
P. Un aspecto clave en la miner¨ªa son las relaciones laborales. Usted se?alaba que el 0% de los costos corresponden a salarios. ?Cu¨¢l es el clima laboral en Ponferrada?
R. Creo que puedo afirmar que el clima laboral en nuestra empresa es francamente bueno. En los ¨²ltimos doce meses apenas hemos tenido p¨¦rdidas de jornadas laborales, y las poqu¨ªsimas que se han producido han sido organizadas por elementos ajenos a nuestros trabajadores. Incluso le dir¨ªa que en La Camocha, por ejemplo, nuestro comit¨¦ de empresa ha trabajado, y con alg¨²n ¨¦xito, en reducir el alt¨ªsimo porcentaje de absentismo que padecemos, ya que en los picadores, grupo clave en la miner¨ªa, supera el 30% de media anual de nuestras plantillas.
P. En el aspecto salarial, ?cu¨¢l es la situaci¨®n actual y qu¨¦ problemas tiene planteados?
R. Esta pregunta tiene enorme importancia y tratar¨¦ de contestar lo m¨¢s brevemente posible, aunque es un tema que necesitar¨ªa mucho tiempo para desarrollarlo adecuadamente. Es un problema grav¨ªsimo que no es exclusivo de la miner¨ªa del carb¨®n, sino de toda la econom¨ªa espa?ola. Este problema nace con el inconcebible y demencial ?invento? de los llamados convenios colectivos, pues es imposible encontrar otro sistema m¨¢s eficaz para arruinar a las empresas y enga?ar al trabajador. El ?para todos caf¨¦? est¨¢ re?ido con la realidad econ¨®mica. Unas empresas podr¨¢n pagar lo que es imposible que paguen otras, porque existe un l¨ªmite que lo marca la cuenta de explotaci¨®n. No se puede exigir ni obligar a nadie a dar lo que no tiene, pues esto termina por arruinar a la empresa, y el m¨¢s perjudicado es al final el trabajador, que se encontrar¨¢ sin empleo. Con esto no quiero decir que el trabajador, en la miner¨ªa del carb¨®n concretamente, gane demasiado. Lo que gana es poco para lo que merece un trabajo tan duro y sacrificado como es el suyo, pero para poder pagar salarios m¨¢s elevados es preciso que a las empresas no se las obligue a perder dinero. En Espa?a tenemos reservas de carb¨®n suficientes para duplicar nuestra producci¨®n, lo que es imprescindible en la actual coyuntura energ¨¦tica, pero para conseguirlo es tambi¨¦n imprescindible que las empresas ganen lo suficiente para poder atraer m¨¢s trabajadores a la miner¨ªa, y esto s¨®lo se consigue pagando jornales sustancialmente m¨¢s elevados que los actuales. Tambi¨¦n habr¨¢ que hacer inversiones importantes, para lo cual es asimismo necesario tener unos beneficios suficientes para remunerar adecuadamente a los capitales que se inviertan. Si no hay estos resultados positivos suficientes, en la cuenta de explotaci¨®n de las empresas mineras, seguiremos arruinando lentamente a Espa?a, oblig¨¢ndonos a tener que importar energ¨ªa en forma de crudos de petr¨®leo o pastillas nucleares y no aprovechando la ¨²nica fuente energ¨¦tica de que disponemos, que es el carb¨®n. Esto ya lo han comprendido en otros pa¨ªses y creo que empezaremos a comprenderlo en el nuestro.
P. Siempre se ha criticado la falta de mecanizaci¨®n de la miner¨ªa espa?ola. ?C¨®mo est¨¢ Ponferrada en ese sentido?
R. Los que hacen esas afirmaciones suelen ser indocumentados o personas de mala fe. Las minas espa?olas, y concretamente las nuestras, est¨¢n en un elevad¨ªsimo porcentaje de mecanizaci¨®n, dentro de lo que sus caracter¨ªsticas permiten. Es evidente que siempre se puede aumentar ese grado de mecanizaci¨®n, pues la tecnolog¨ªa est¨¢ en continuo desarrollo, pero no olvidemos que nuestras minas, tomo casi todas las europeas, son yacimientos con capas estrechas, con hastiales que generalmente son pizarras descompuestas, capas con buzamientos acusados y, en algunos casos, verticales. Nosotros hemos ensayado y seguimos ensayando todo lo que aparece en el mercado de ¨²tiles y maquinaria, pero desgraciadamente con pocos resultados positivos en el arranque, pues ni los martillos a presiones, elevadas, ni las rozadoras tipo ariete o cepillo nos han mejorado la explotaci¨®n. Por el contrario, el arrastre interior pr¨¢cticamente est¨¢ mecanizado al l¨ªmite; en nuestras minas tenemos ya en servicio m¨¢s de 120 kil¨®metros con trenes el¨¦ctricos y las instalaciones del exterior son tambi¨¦n un modelo de mecanizaci¨®n. Comprender¨¢ usted que siendo el objetivo de la mecanizaci¨®n mejorar los rendimientos el empresario que no mecanice es o un inepto o un idiota.
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