Escasas repercusiones en Egipto del boicot econ¨®mico ¨¢rabe
Seis meses despu¨¦s de la firma del tratado de paz con Israel, Egipto cree que su econom¨ªa est¨¢ amenazada. El presidente Sadat acus¨® recientemente, en Alejandr¨ªa, a los pa¨ªses ¨¢rabes de haber intentado hacer padecer hambre al pueblo egipcio. La semana pasada, el ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Boutros Ghali, afirm¨® que, a pesar del boicot, ?la cooperaci¨®n inter¨¢rabe sigue existiendo?.
?Cu¨¢l es en realidad el alcance del boicot contra Egipto, decidido en la ¨²ltima conferencia de Bagdad, despu¨¦s de Camp David, en noviembre de 1978, y que la segunda conferencia, celebrada en marzo de 1979, puso en pr¨¢ctica?Por ahora, la principal consecuencia de estas ?represalias? es el cese de la ayuda gubernamental ¨¢rabe a Egipto, ya que a pesar de la retirada de Egipto de la mayor parte de las organizaciones oficiales pan¨¢rabes, el grueso de los capitales, sobre todo privados, ha permanecido en el pa¨ªs, informan fuentes bancarias. Incluso numerosos proyectos industriales u hoteleros se llevan a cabo normalmente.
Por lo que se refiere al petr¨®leo, Egipto, cuya producci¨®n de crudos es excedentaria, compra ahora m¨¢s productos refinados en pa¨ªses no ¨¢rabes. Aunque no es miembro de la OPEP, ha repercutido las alzas decididas por esta organizaci¨®n en su cumbre de Ginebra, e Israel, que se abastecer¨¢ en parte, con petr¨®leo egipcio del Sina¨ª, tendr¨¢ que pagarlo m¨¢s caro.
El, boicot se hace notar, sobre todo, en el terreno de los intercambios comerciales, aunque, hasta ahora, las exportaciones egipcias hacia otros pa¨ªses ¨¢rabes representaban s¨®lo una peque?a parte del total de las exportaciones, aproximadamente un 5%.
En cambio, el canal de Suez, cuyos derechos de peaje representan una importante fuente de ingresos, no padece en absoluto las consecuencias del boicot. Obligar a sus barcos a rodear Africa costar¨ªa demasiado caro a los pa¨ªses del ?frente de la firmeza?.
Presi¨®n sobre los trabajadores
Una de las ¨²ltimas armas que los pa¨ªses ¨¢rabes podr¨ªan utilizar consistir¨ªa en expulsar a los trabajadores egipcios que hospedan, y cuyos env¨ªos de dinero a sus familias constituyen tambi¨¦n una importante fuente de ingresos para Egipto. Pero la mayor parte de ellos, especialistas, t¨¦cnicos y profesores -un mill¨®n, seg¨²n Boutros Ghali-, resultan indispensables para los pa¨ªses importadores de mano de obra. Incluso para Libia son insustituibles. Estos pa¨ªses tampoco desean que, a cambio, los 40.000 ¨® 50.000 estudiantes ¨¢rabes que frecuentan las universidades egipcias sean devueltos a sus respectivos pa¨ªses.De hecho, el bloqueo econ¨®mico no es m¨¢s que una amenaza que se ha concretado, de momento, en el ?sabotaje? de dos empr¨¦stitos internacionales solicitados por Egipto en los mercados occidentales. Una ruptura mucho m¨¢s radical podr¨ªa, sin embargo, ser decidida por los pa¨ªses del ?frente de la firmeza? cuando, por ejemplo, se instale el primer embajador israel¨ª en El Cairo.
Obtener ayuda
?Por qu¨¦ entonces quejarse del hambre, si el boicot es hasta ahora muy parcial? Para provocar un incremento sustancial de la ayuda occidental, los responsables egipcios han dramatizado la situaci¨®n, en un informe presentado a las siete potencias econ¨®micas que se reunieron recientemente en Tokio.Esta tesis ha sido desarrollada en un estudio profundo de la econom¨ªa egipcia publicado por el Financial Times, cuyos ejemplares fueron puestos a la venta en El Cairo con varias semanas de retraso.
El informe egipcio presentado a los occidentales en la cumbre de Tokio cifraba las necesidades del pa¨ªs bas¨¢ndose en un boicot total y una retirada efectiva de todos los capitales ¨¢rabes. Egipto estimaba necesitar unos 15.000 millones de d¨®lares. El informe, que preve¨ªa un ?endurecimiento de los pa¨ªses ¨¢rabes? y solicitaba un ?plan Marshall? para Egipto, no ha recibido la acogida esperada: Jap¨®n y Alemania Federal dependen demasiado del petr¨®leo ¨¢rabe para respaldar masivamente a Egipto. Estados Unidos, por su parte, tampoco quiere enemistarse con los dem¨¢s pa¨ªses ¨¢rabes y, sobre todo, no desea hacerse cargo de una econom¨ªa deficitaria y subvencionar a un pa¨ªs artificialmente separado de su contexto econ¨®mico regional.
Los expertos norteamericanos, que s¨®lo acceden a otorgar una ayuda para proyectos concretos, cifran en quinientos millones.de d¨®lares este a?o y mil millones en 1980 las capacidades reales de inversi¨®n de la econom¨ªa egipcia. Una gran parte de los gastos del pa¨ªs no son gastos de inversi¨®n, sino de funcionamiento: deuda exterior, econom¨ªa subvencionada, presupuesto militar. El tratado de paz no significa el desarme. El abastecimiento del Ej¨¦rcito con material de origen no sovi¨¦tico y los problemas africanos del golfo P¨¦rsico han obligado a mantener un presupuesto militar elevado. Es m¨¢s, el Gobierno ha renunciado a desmovilizar: resulta m¨¢s f¨¢cil utilizar a los reclutas para construir carreteras que encontrarles un empleo civil.
Econom¨ªa socializada
Por otra parte, y a pesar del aperturismo de inspiraci¨®n liberal, la econom¨ªa sigue estando en gran parte influenciada por medidas dirigistas: el sector p¨²blico representa a¨²n un 80% del producto nacional bruto, los productos b¨¢sicos siguen benefici¨¢ndose de importantes subvenciones y los transportes y algunos servicios gravan a las finanzas p¨²blicas. Un intento de liberar los precios de algunos productos provoc¨® graves disturbios en enero de 1977.Por ¨²ltimo, y sobre todo, Egipto se endeuda para, alimentarse: las importaciones de harina y de productos alimenticios no pueden ser reducidas. en un pa¨ªs donde, seg¨²n reconoci¨® el propio presidente Sadat, ?la explosi¨®n demogr¨¢fica es tremenda?.
La esposa del presidente se comprometi¨® personalmente, en una campa?a, a favor del ?planing familiar? e incluso se declar¨® partidaria -lo que demuestra cierta valent¨ªa en un pa¨ªs isl¨¢mico- de la esterilizaci¨®n.
Pero esta pol¨ªtica, si fuese aplicada, tardar¨ªa veinte a?os en dar sus primeros frutos. Egipto, por de pronto, tiene miedo a los efectos, a largo plazo, del boicot financiero. La pol¨ªtica de apertura econ¨®mica que intentaba asociar los capitales ¨¢rabes al management occidental puede fracasar y comprometer el ?despegue? del pa¨ªs, a causa de la falta de inversiones ¨¢rabes. Egipto, que estima haber pagado demasiado caro las ¨²ltimas guerras, no quiere ahora pagar solo el precio de la paz.
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