La venta ambulante agoniza en Madrid
La venta ambulante se muere en Madrid. Como el Ayuntamiento prometi¨®, cuando en el mes de mayo la huelga de detallistas de frutas y verduras dej¨® a la capital sin estos productos durante cuatro d¨ªas, el comercio ambulante ha sido casi totalmente erradicado. En la actualidad no quedan en nuestra ciudad m¨¢s que unos cuantos vendedores que furtivamente defienden su derecho al trabajo. Sobre este tema informa Jos¨¦ T. Bueno.
En agosto, mes de rebajas y vacaciones, la calle de Preciados es un pintoresco trasiego de j¨®venes que, al divisar a la pareja de guardias municipales, recogen deprisa sus puestos del suelo; de mujeres que corriendo huyen a las calles cercanas transportando entre sus brazos mesas repletas de flores de papel; de padres de familia Y hasta abuelos que con un cubo y una palangana llena de agua, en la que se mueven los c¨¦lebres perros nadadores, se ocultan en cualquier rinc¨®n como medio de resguardar su mercanc¨ªa.La pareja de municipales sube y baja incansablemente desde la Puerta del Sol hasta Callao, o montan guardia, a la sombra, en la puerta de los grandes almacenes. En ocasiones, cuando el vendedor ambulante es reincidente o se niega a recoger su tenderete, le confiscan el g¨¦nero y le conducen a la Direcci¨®n General de Seguridad.
?Todo lo que hacemos es artesan¨ªa, no perjudicamos la venta de los grandes almacenes?, dice Jos¨¦ Luis e Isidro, estudiantes de la Escuela de Cer¨¢mica, que en la actualidad elaboran y venden esmaltes sobre metal. Diariamente dedican cinco horas a realizar los esmaltes y dos o tres a la venta. La conversaci¨®n se interrumpe constantemente para recoger el puesto del suelo y meterlo en una bolsa ante la llegada de los guardias. ?Esto es como un juego?, dice Isidro, ?saben que estamos vendiendo, entonces pasan y prefieren que nos hayamos quitado?. Ciertamente, los vendedores y la polic¨ªa parecen haber llegado a un. acuerdo t¨¢cito, por el cual no desean tenerse que molestar verbalmente y mucho menos llegar a los extremos de las detenciones; sin embargo, y a pesar de esta relativa pasividad municipal, la venta se hace imposible. No se puede estar montando y desmontando el puesto cada cinco minutos, si se quiere ganar una peseta.
Como consecuencia de esta situaci¨®n, algunos vendedores se han desplazado a Goya, Cuatro Caminos o Ciudad Lineal; aunque en estos puntos el negocio es escaso, ya que la gente va de paso o a sus domicilios. La venta est¨¢ en el centro, donde todo el mundo va de compras, dispuesta a gastarse el dinero. Ante esta disyuntiva, los vendedores ambulantes que pueden no tienen m¨¢s remedio que emigrar a la costa en los meses de verano, aunque en ocasiones la situaci¨®n es similar a la de Madrid. Sin embargo, y a pesar de todo, a¨²n quedan ayuntamientos que practican una cierta tolerancia.
?En Ibiza, este a?o?, dice Isidro, ?la venta est¨¢ tambi¨¦n muy dif¨ªcil; para conseguir los mejores sitios hay que pagar al Ayuntamiento, mientras que en Sevilla existe una plaza en la que s¨®lo pueden vender los sevillanos, quedando el resto para la venta de espa?oles y extranjeros?. Esta es una de las posibles soluciones que se hubieran podido aplicar en Madrid durante el auge de la venta ambulante. En aquella ¨¦poca ¨¦ramos muy pocos los madrile?os que pod¨ªamos vender en Preciados. Hab¨ªa una cierta mafia, los extranjeros se juntaban y reclamaban sitios, al principio hab¨ªa muchas disputas por esto, te echaban de su lado, y en ocasiones hubo peleas y altercados violentos?.
Vendedores ambulantes profesionales
?Lo que m¨¢s ha pujado en la calle de Preciados?, prosigue Isidro, ?ha sido la bisuter¨ªa, sobre todo la que realizaban los argentinos copiada de la espa?ola. Lo que ellos innovaron fue el comprar los materiales hechos para posteriormente s¨®lo tener que montarlos?.?Los extranjeros tienen que venir a veranear, no a llevarse el sueldo de los espa?oles?, interrumpe Pepe, un vendedor ambulante de 59 a?os que lleva veintinueve a?os en el oficio. En la actualidad vende perros nadadores, aunque su mercanc¨ªa var¨ªa seg¨²n la ¨¦poca del a?o y las demandas del p¨²blico. Mientras me ense?a su carnet oficial de vendedor ambulante con el n¨²mero veintid¨®s, tapa su apellido. No quiere l¨ªos con el Ayuntamiento.
?Yo tengo un hermano en Alemania?, contin¨²a, ?que tiene re¨²ma de tanto trabajar. Los extranjeros nos perjudican, dicen que les tenemos que dar trabajo, y c¨®mo les vamos a dar trabajo si no tenemos para nosotros. Adem¨¢s, chulean a las mujeres, est¨¢n como terratenientes, ponen a una mujer todo el d¨ªa en el puesto y a cambio la dan de comer, mientras ellos dan vueltas y si te pones a su lado te echan, son una mafia:?
?No somos unos fuera de la ley?, me grita desde lejos otro vendedor, ?yo pago mi patente a Hacienda.?
El problema de la venta ambulante es muy variado y espinoso. Desde hace muchos a?os exist¨ªa en Espa?a una venta ambulante reconocida oficialmente por la Administraci¨®n mediante la expedici¨®n de un carnet oficial de vendedor ambulante que posibilitaba y legalizaba esta actividad mercantil, gracias a la cual trabajaban infinidad de personas que hab¨ªan tomado ¨¦sta como su medio de vida, de una forma absolutamente profesional. Incluso, muchos de estos vendedores pagaban y contin¨²an pagando a Hacienda patentes de determinados art¨ªculos que venden en exclusiva.
Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, y como consecuencia directa del paro, irrumpe masivamente este tipo de comercio como medio de ganarse la vida. Miles de j¨®venes, sin primer trabajo y sin seguro de desempleo, contemplan la venta ambulante como una de las pocas alternativas a su situaci¨®n laboral.
De esta forma, y casi de la noche a la ma?ana, las principales calles de las capitales de nuestro pa¨ªs se llenan de vendedores ambulantes que toman esta profesi¨®n como su ¨²nico medio de subsistencia, creando una clara competencia a los peque?os y grandes establecimientos comerciales. La venta ambulante se extiende, en pocos meses, desde los productos alimenticios hasta los libros, pasando por la bisuter¨ªa o las ropas. Como consecuencia de la competencia comercial que todo esto origina y en la cual son los vendedores ambulantes los que abaratan las mercanc¨ªas ofrecidas al cliente, comienzan a arreciar las protestas de los peque?os comercios y de los grandes almacenes exigiendo al Ayuntamiento que acabe con la venta ambulante.
Durante meses, la decisi¨®n municipal se hace esperar, ya que tal medida, adem¨¢s de impopular, aumentar¨ªa el n¨²mero de parados. Sin embargo, el 14 de mayo pasado los detallistas de frutas y verduras de Madrid comienzan una huelga, que durar¨¢ cuatro d¨ªas, en protesta por la para ellos competencia desleal que supone la venta ambulante de estos productos alimenticios.
Ante esta situaci¨®n, el Ayuntamiento no s¨®lo prescribe la venta ambulante de estos g¨¦neros alimenticios, sino que matando dos p¨¢jaros de un tiro, y haciendo o¨ªdos a la protesta de los grandes y peque?os almacenes, acaba de un plumazo con todo tipo de venta de estas caracter¨ªsticas en Madrid.
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