El largo viaje al centro centro de la Tierra
A los partidarios de que las cosas sigan como est¨¢n, en cuanto que beneficiarios de la situaci¨®n, no les faltan banderas que esgrimir ante los que defienden el car¨¢cter ¨²nico y p¨²blico del agua. Hablan ellos de lo que denominan el milagro canario. Es este un milagro hecho a base de pico y pala en los comienzos, dinamita despu¨¦s y modernas t¨¦cnicas de perforaci¨®n finalmente; y en todo momento, con una fe ciega en el valor seguro del codiciado elemento. Una fe que si no ha movido monta?as, ha permitido horadarlas y extraer agua de su interior por medio de galer¨ªas de, hasta 5.370 metros (longitud r¨¦cord alcanzada en Tenerife) y de pozos de hasta cuatrocientos metros de profundidad (r¨¦cord de Gran Canaria).
El milagro canario, que ponen sobre la mesa los poseedores de agua cada vez que se habla de desprivatizarla o controlarla, se mide en kil¨®metros. Desde la promulgaci¨®n de la ley de Aguas, en 1879, hasta hoy, y fundamentalmente desde 1920 a 1960, se han perforado unos 3.000 kil¨®metros de pozos y galer¨ªas, equivalente a la distancia existente entre Madrid y Sof¨ªa. A la vez se han tendido redes de distribuci¨®n de una longitud aproximada, pues no est¨¢n inventariadas todas, de 5.300 kil¨®metros, es decir, casi la distancia existente entre Madrid y Nueva York.
Si sigui¨¦ramos a Juan Canario en su doble condici¨®n de perforador y tendedor de tuber¨ªas, y acumulando ambos kilometrajes, nos llevar¨ªa de Madrid a R¨ªo de Janeiro y todav¨ªa se adentrar¨ªa en la selva amaz¨®nica. A la vista de los 1.879 pozos (doscientos metros de profundidad media) y las 339 galer¨ªas de Gran Canaria y los 282 pozos y 929 galer¨ªas de Tenerife (dos kil¨®metros de longitud media), Juan Falc¨®n, poderoso aguateniente del norte de Gran Canaria no duda en responder a los aguafiestas que consideran peligroso para el futuro del archipi¨¦lago el mantenimiento del actual r¨¦gimen de explotaci¨®n de los recursos h¨ªdricos que ?el agua no se acaba de eso estoy seguro, porque el genio canario inventar¨¢ algo para crearla antes de que falte?.
Estos r¨¦cords, hasta cierto punto her¨®icos, con los que se pretende demostrar la bondad del r¨¦gimen jur¨ªdico del agua en el archipi¨¦lago, deben, sin embargo, ser sometidos a una cura de realidad, pues, de lo contrario, podr¨ªan resultar de una brillantez indudable pero enga?osa. Sin ir m¨¢s lejos, los ?innumerables litigios, las 2.050 resoluciones de recursos, los 52 dict¨¢menes del Consejo de Estado y otros organismos consultivos, y las m¨¢s de 160 sentencias del Tribunal Supremo? relacionados con el agua s¨®lo en la isla de Gran Canaria a los que se refiere el SPA-15, el m¨¢s ambicioso estudio sobre los recursos h¨ªdricos del archipi¨¦lago, realizado en 1975 bajo los auspicios de la Unesco, inducen a pensar en la imperfecci¨®n del sistema desde una perspectiva puramente legal.
Es preciso, sin embargo, para trascender lo anecd¨®tico, ir m¨¢s all¨¢ de la capacidad litigiadora del agua y ver qu¨¦ saturaci¨®n han creado estos cien a?os de imperio absoluto de la iniciativa privada, cu¨¢nta agua se extrae, c¨®mo se distribuye por sectores, cuales son las relaciones entre los productores y los consumidores, cu¨¢les los precios y qu¨¦ perspectivas se ofrecen a las generaciones venideras.
Se ha tocado techo
Las disponibilidades de agua y el tipo de explotaci¨®n difieren de una isla a otra, pero como norma general impera la anarqu¨ªa y la falta de control de las extracciones. A ra¨ªz del SPA- 13 se tom¨® con ciencia de la gravedad de la situaci¨®n: el agua es escasa y, sin embargo, se est¨¢ utilizando irracionalmente, aplicando la mayor parte de los recursos a actividades deba a rentabilidad econ¨®mica y social; por otra parte, se est¨¢ degradando su calidad por abusiva explotaci¨®n de los acu¨ªferos y por uso inadecuado; y, lo que es m¨¢s grave, elarch¨ªpi¨¦lago se est¨¢ vaciando de agua pues no s¨®lo se extraen los recursos renovables anualmente, sino tambi¨¦n las reservas acumuladas en largos per¨ªodos de tiempo, como lo demuestra el alarmante descenso de los niveles fre¨¢ticos, que es del orden de diez metros por a?o en Gran Canaria.
Es por eso por lo que ninguna fuerza pol¨ªtica o social canaria se resiste a la evidencia de que es necesario planificar las extracciones y los usos del agua, para poner fin al actual despilfarro de un recurso fundamental para el desarrollo del archipi¨¦lago.
Con esta descripci¨®n global de la situaci¨®n es posible entrar en matizaciones sobre cada isla. Las occidentales, especialmente La Palma y La Gomera, y en menor medida Tenerife, se encuentran con una situaci¨®n privilegiada respecto a las dem¨¢s islas: su agua es de buena calidad -dato importante para los cultivos-, poseen recursos renovables a medio plazo y el precio del metro c¨²bico no se dispara por encima de las diez pesetas.
En el caso de Tenerif¨¦ se da, debido a la producci¨®n constante de las galer¨ªas, un excedente de agua que se pierde en el mar del orden de los quince a diecisiete Hm? por falta de embalses reguladores, hecho lamentable ya que una gran parte de estos millones de litros perdidos provienen de las reservas no renovables a medio plazo. La velocidad de perforaci¨®n de las galer¨ªas para mantener los actuales vol¨²menes de extracci¨®n es de 35 kil¨®metros al a?o, lo que supone un encarecimiento constante de los costes de producci¨®n. Por otra parte, a este ritmo de perforaci¨®n, a las actuales galer¨ªas les quedan s¨®lo treinta a?os para alcanzar sus respectivas divisonas. Seg¨²n explicaba a EL PAIS un t¨¦cnico del servicio hidr¨¢ulico de Obras P¨²blicas, ya hay en la actualidad galer¨ªas superpuestas que parten de caras enfrentadas del Teide. Cuando se acaben las posibilidades de prolongar las actuales excavaciones ser¨¢ necesario abrir otras nuevas, en cotas m¨¢s bajas, que encarecer¨¢n todav¨ªa m¨¢s el agua y'a que en sus primeros kil¨®metros ser¨¢n est¨¦riles.
Por lo que hace a las islas orientales, la situaci¨®n es verdaderamente preocupante. Lanzarote y Fuerteventura apenas poseen agua y es de p¨¦sima calidad, con una salinida¨ªd superior a los dos gramos por litro. De los 1,46 Hm? de que dispone Lanzarote, 1,40 provienen de potabilizadoras; en Fuerteventura, de los 7,2 Hm? disponibles anualmente, 5,2 Hm? Son extra¨ªdos de pozos. Estas m¨ªnimas dotaciones de agua explican suficientemente el escaso desarrollo agr¨ªcola, industrial y tur¨ªstico de estas islas.
Gran Canaria, peligro
La situaci¨®n l¨ªmite, sin casi 600.000 embargo, se da en la isla de Gran Canaria, de habitantes, y con Tenerife, los territorios m¨¢s densamente poblados de Espa?a. Del estudio SPA-15 se deduce que el sistema imperante en la isla para el aprovechamiento de las aguas superficiales y subterr¨¢neas escasamente alcanza a satisfacer la demanda actual y, a fortiori, ser¨¢ incapaz de cubrir la demanda futura, incluso a medio plazo, a pesar del abandono presumible de zonas cultivadas de dudosa rentabilidad, .establecidas en otro tiempo como consecuencia de condiciones climatol¨®gicas m¨¢s favorables, proteccionismo oficial del mercado y precios m¨¢s asequibles del agua. El precio medio para 1978 fue de 35 pesetas el m? casi el doble de lo que se paga en Madrid despu¨¦s de la sobrecarga para el plan de saneamiento integral. En ¨¦pocas de escasez ha llegado a alcanzar las sesenta pesetas el m? , agua que en su mayor parte va destinada a usos agr¨ªcolas.
Tanto en el aprovechamiento de las aguas subterr¨¢neas (123 Hm? al a?o) como el de las superficiales (80 Hm? de capacidad de almacenamiento) parecen haber tocado techo, pues en el primero de los casos se est¨¢n extrayendo abusivamente las reservas, y en el segundo se han agotado pr¨¢cticamente, desde un punto de vista econ¨®mico, las posibilidades de regulaci¨®n. En tanto no se llegue al desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas, hoy en fase poco menos que experimental, como la aplicaci¨®n de la energ¨ªa solar, geot¨¦rmica y e¨®lida a la depuraci¨®n y potabilizaci¨®n de agua, s¨®lo queda una salida para no coartar el desarrollo de la isla: me. jorar el aprovechamiento de los recursos.
Esta necesidad es tanto mayor cuanto que la demanda global va a seguir creciendo por razones demogr¨¢ficas (Canarias tiene la mayor tasa de crecimiento vegetativo de la poblaci¨®n de Espa?a) y de nivel de vida (en los pa¨ªses desarrollados se estima la demanda media mundial, a medio plazo, por encima de los mil metros c¨²bicos por habitante y a?o; en Canarias los recursos disponibles actualmente son del orden de unos 350 m? por habitante y a?o frente a los 1.360 de la Espa?a peninsular). Es evidente, por tanto, que cada metro c¨²bico desperdiciado o mal utilizado, aun siendo l¨ªcito hacerlo dentro de un r¨¦gimen de estatuto privado del agua, est¨¢ causando un da?o cierto al inter¨¦s de la comunidad. Sin agua no hay. desarrollo econ¨®mico y sin desarrollo no es posible absorber la mayor tasa de parados de Espa?a, r¨¦cord que tambi¨¦n poseen las islas Canarias.
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Se est¨¢ derrochando el agua del futuro
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