Cayetano Hilario, escultor autodidacta, expondr¨¢ en la que fue prisi¨®n de Cervantes
Ser maestro alba?il. tener 63 a?os, hacer esculturas sin que le haya ense?ado nadie, haber salpicado varios pueblo manchegos de tallas quijotescas y disponerse a realizarla primera exposici¨®n p¨²blica de una muestra de sus obras es m¨¦rito suficiente para que, al, menos en su pueblo natal y donde ha vivido toda la vida, Argamasilla, de Alba, sus paisanos le hagan -como pronto le van a hacer- un homenaje. Este hombre se llama Cayetano Hilario Abell¨¢n. Con ¨¦l ha estado Jes¨²s de las Heras.
Al margen de los problemas campesinos, que pesan m¨¢s que el sol del mediod¨ªa, en Argamasilla de Alba un hombre se apresta, ?quiz¨¢ ya es un poco tarde?, dice, a preparar su primera exposici¨®n art¨ªstica.Cayetano Hilario Abell¨¢n desciende de labradores, pero se hizo alba?il y lleg¨® a maestro en su oficio. Cayetano va a presentar una muestra de sus obras en La Cueva de Medrano, esa que fue prisi¨®n de Cervantes y donde se dice que, empez¨® a escribir el Quijote.
La pol¨ªtica y las gachas
En Argamasilla de Alba hay varias esculturas que saltan a la vista del reci¨¦n llegado en los jardines de la plaza del Ayuntamiento. All¨ª est¨¢n don Quijote, Sancho Panza, ?al que alg¨²n gamberrete le arranc¨® la nariz de alguna pedrada?, y el Segador de Alfalfa.Cualquiera conoce al autor, cualquiera conoce a Cayetano, que ?seguramente estar¨¢ en su taller?, dicen en seguida, y, en efecto, all¨ª est¨¢. Es un hombre fuerte, de pelo blanco, cejas negras y ojos grises en un rostro moreno, cuadrado y bondadoso.
El taller tiene primero un patio con una higuera en pleno apogeo, varias plantas de t¨¦ ?que se han apoderado de todo el suelo, fijese?, se?ala Cayetano, y algunos cardos o tobas, como se dice tambi¨¦n por estas tierras. Toba el el nombre de la perra de un hijo de Cayetano que trabaja en Burgos, y que bautiz¨® as¨ª al animal en recuerdo de su tierra. La perra Toba corretea hasta la entrada del amplio taller, en penumbra que se agradece, despu¨¦s de ese sol vertical que deja sin sombra las calles blancas.
Dentro hay ruedas de carro ?que ya no se hacen?, vasijas o puntas de flecha, o piedras arqueol¨®gicas varias extra¨ªdas de excavaciones, ?que unas las he encontrado yo y otras me las han dado; pero es que a m¨ª me gusta guardar todo esto, cosas que para muchos ya no tienen valor y a m¨ª me gustan?. Una piedra de molino, un yugo de mulas, tantas cosas que, como dice Cayetano, dentro de poco ya no va a caber ¨¦l. Tambi¨¦n hay varios bustos de escul turas, ?retratos?, que ¨¦l llama, entre los que se encuentra uno del poeta, de Orihuela. Miguel Hern¨¢ndez. ?Lo hice a finales del a?o pasado. Me gusta la poes¨ªa. Me gusta Miguel Hern¨¢ndez.?
Tambi¨¦n, en las paredes, Cayetano ha escrito versos de distintos poetas. Hay uno de Hern¨¢ndez: Varios tragos es la vida l y un solo trago la muerte. Cayetano afirma que no le preocupa la muerte, pero en otros versos de la pared se insiste en ella y acaba por reconocer que ?un poco fatalista s¨ª soy?. Sin embargo, es rotundo al afirmar que no hubo motivaci¨®n pol¨ªtica al elegir a Miguel Hern¨¢ndez para ese busto, ?a pesar de que yo sea comunista?.
Y dice Cayetano, al hilo de la pol¨ªtica: ?No me gusta la violencia de la pol¨ªtica. La pol¨ªtica es como las gachas. Las gachas est¨¢n buenas con medida y se puede repetir, pero son malas si te das un hartaz¨®n. Para m¨ª, por encima de la pol¨ªtica est¨¢ la amistad. Ahora, en Argamasilla, los comunistas hemos ganado las elecciones, pero yo aqu¨ª soy amigo de todos y todos son ¨¢rnigos m¨ªos. Tengo amigos de todas las ideas. Soy un hombre tradicional y religioso. Entiendo la pol¨ªtica como una lucha de ideas, no como un camino de violencia.?
Como r¨²brica a sus palabras, recuerda con tristeza la muerte de uno de sus hermanos, de dieciocho a?os, fusilado en Teruel al poco de ingresar como guardia de asalto. ?Nada sab¨ªa de pol¨ªtica ni tuvo que ver en aquella guerra; le cogi¨® all¨ª de servicio. Pero barbaridades se cometieron en los dos bandos; barbaridades se cometen siempre con la violencia.?
De la retama a la piedra
Cayetano Hilario, desde muchacho, despu¨¦s del trabajo meti¨® horas extras en su afici¨®n. La madera con la navaja y el barro con las manos. ?Hasta hace unos doce a?os no me he dedicado a obras mayores, pero llevo en esta afici¨®n toda la vida.?Otras de las esculturas que tiene repartidas por lugares del pueblo son Dulcinea, Azor¨ªn, Cervantes, la Dama del Paraguas, el Bachiller Sans¨®n y hasta el rat¨®n Mickey. Y otras en otros pueblos, como, por ejemplo, el monumento a la Maestra de Escuela, en Manzanares, y el monumento a La Vendimia, en Socu¨¦llamos.
Cayetano Hilario trabaja distintas clases de madera, el barro, el cemento y la piedra. Entre la madera siente especial predilecci¨®n por la ra¨ªz de la retama. ?Es una madera muy dura, muy densa, muy pesada, que no flota en el agua. Es curioso, ?verdad?? En este tipo de madera ha perfilado varios, pu?ales-abrecartas y espadas, rectas y curvas, en cuyas empu?aduras se mantiene la constante de los temas quijotescos.
Una muestra de estas obras se recoger¨¢ en su exposici¨®n pr¨®xima en La Cueva de Medrano, donde ya existe una galer¨ªa de bustos de personajes relevantes de la obra cervantina realizados por este escultor autodidacta.
El Ayuntamiento, actual propietario de La Cueva de Medra no, le ha cedida la sala de exposiciones. ?La cueva, ahora, se quiere mejorar, hacerla museo y hacer un sal¨®n de actos. Yo la restaur¨¦ hace unos veintitantos a?os. La tradici¨®n dice que, en ella escribi¨® Cervantes la primera parte del Quijote. Aqu¨ª vivi¨® Rodrigo de Pacheco, que muri¨® de una enfermedad de la cabeza, y en ¨¦l parece que se inspir¨® Cervantes para personificar a Don Quijote. Argamasilla est¨¢ al lado de los campos de Montiel, por donde dice Cervantes que sali¨® una ma?ana Don Quijote a su vida de caballero andante.?
Babelia
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