Acab¨® eI Ramad¨¢n:empiezan las vacaciones
Este a?o, el Ramad¨¢n (mes de ayuno y meditaci¨®n para los musulmanes) ha ca¨ªdo en pleno agosto. Los turistas de la Costa del Sol se han privado, por tanto, de un espect¨¢culo callejero gratuito: el paso de los jeques del petr¨®leo. Con el final de mes los jeques han vuelto a Marbella. De nuevo vuelve la esperanza de magn¨¢nimas propinas y los comerciantes, hosteleros y propietarios de solares vuelven sus ojos a las tranquilas urbanizaciones donde derriten sus ocios al sol los hombres m¨¢s ricos de la Tierra. Desde Marbella (M¨¢laga) nos informa nuestro enviado especial,
Es mediod¨ªa en Puerto Ban¨²s (Marbella) ; los asiduos duermen todav¨ªa o aprovechan los ¨²ltimos soles de agosto. De pronto aparece un Cadillac con matr¨ªcula ¨¢rabe. Los paseantes se retiran unos metros hacia los bordes del muelle para dejar paso al silencioso veh¨ªculo. Dentro, sus ocupantes tratan de pasar inadvertidos. El misterioso aire que ofrecen no hace sino avivar la curiosidad. La escena se repite estos d¨ªas con cierta frecuencia. Da igual que el veh¨ªculo protagonista sea un Rolls-Royce o un modesto Alfa. Romeo. La matr¨ªcula les delata. No hay lugar para la confusi¨®n: turistas y habitantes de la Costa del Sol han aprendido bien a distinguir un coche de Arabia Saud¨ª o Kuwait de otro del vecino Marruecos.Los comerciantes y hosteleros (algunos con grandes dosis de ingenuidad) tratan de llamar la atenci¨®n de este turismo nuevo y generoso. A lo largo de la carretera que une M¨¢laga con Estepona han comenzado a aparecer nuevos nombres de establecimientos de aire oriental. Lo que en un principio era s¨®lo un intento de seducir n¨®rdicos con deseos de exotismo, quiere ser ahora un se?uelo para atraer (aunque s¨®lo sea por unas pocas horas) a los jeques del petr¨®leo, o, en el peor de los casos, a un buen grupo de sus cientos de acompa?antes.
?A los ¨¢rabes que nos visitan les gusta, sobre todo, la tranquilidad y el pasar inadvertidos. Aqu¨ª vienen y piden varios bungalows en la zona m¨¢s apartada dice el conde Rudi Schoenburg, director general del Marbella Club y hombre de confianza del pr¨ªncipe Alfonso de Hohenlohe, un noble que convirti¨® un viejo vi?edo enfermo en un polo de atracci¨®n de la jet-society.
Aquellas tierras de labor, cercanas a la playa, que compr¨® su familia hace treinta a?os por menos de doscientas mil pesetas, son ahora el Marbella Club y el Puente Romano: una f¨®rmula de ¨¦xito para el turismo rico. Hay ya un Marbella Club en Arabia Saud¨ª y dos proyectos m¨¢s: uno para Filipinas y otro para Brasil.
Vuelven los petrod¨®lares
El fin del Ramad¨¢n se anunci¨® en Marbella con laAlegada del pr¨ªncipe Salm¨¢n Ben Abdulaziz, hermano del heredero al trono de Arabia Saud¨ª, pr¨ªncipe Fajd. Antes de que el jet particular del pr¨ªncipe aterrizase en el aeropuerto de M¨¢laga, una larga decena de taxis tas de la zona eran contratados para asegurar, noche y d¨ªa, el servicio del s¨¦quito, mientras durase su estancia. El pr¨ªncipe Salm¨¢n ocupa la urbanizaci¨®n Las Lomas, del Marbella Club, propiedad, de la familia real de Arabia Saud¨ª. Y todo esto es s¨®lo el aperitivo de la llegada del pr¨ªncipe Fajd, a quien se viene esperando desde hace varios d¨ªas. El pr¨ªncipe Fajd mueve a su alrededor un s¨¦quito de unas trescientas personas.
Hace tres a?os que los ¨¢rabes comenzaron a interesarse por Marbella. En un principio fueron sus intermediarios (hombres de negocios sirios y libaneses, principalmente) los que precedieron su llegada.
La presencia de los potentados Jashogui o Al-Medani hac¨ªa pensar que los petrod¨®lares comenzar¨ªan a correr por la costa, propiciando inversiones. Sin embargo, no fue as¨ª. Los ¨¢rabes se limitaron a comprar hoteles, villas y urbanizaciones ya existentes y en funcionamiento.
S¨®lo al final de la primavera pasada empezaron a surgir nuevos proyectos impulsados por capital ¨¢rabe. Despu¨¦s de Semana Santa, el pr¨ªncipe Fajd pas¨® cerca de dos meses en la cl¨ªnica Incosol. Nadie sabe todav¨ªa cu¨¢les eran las razones aut¨¦nticas de su visita. Para unos trataban s¨®lo de perder unos kilos; los suficientes para seguir pareciendo elegante cuando prescindiera de su t¨²nica blanca y vistiese un traje occidental o una informal camiseta. Para otros, hu¨ªa de las intrigas cortesanas sobre la aplicaci¨®n de los acuerdos de Camp David. Y, en fin, hab¨ªa quienes pensaban que trataba de sondear de cerca a los nuevos ayuntamientos de izquierda establecidos,en la Costa, del Sol despu¨¦s de las elecciones municipales.
Lo ¨²nico seguro de aquella visita fueron sus gastos: m¨¢s de sesenta millones de pesetas facturados por la cl¨ªnica Incosol; dos millones de d¨®lares donados para construir viviendas sociales en Marbella y los costos correspondientes al complicado mecanismo log¨ªstico movido por el magnate: tres yates (uno de ellos con m¨¢s de cincuenta tripulantes), un remolcador de alta mar, dos aviones, un helic¨®ptero de doce plazas y varios Rolls, Mercedes 600 y Jaguars, as¨ª como el alquiler permanente de una quincena de taxis.
La tesis de que el pr¨ªncipe Fajd trataba de sondear a los nuevos alcaldes de la costa parece cre¨ªble. Lo cierto es que, despu¨¦s de su visita, comenzaron a llover nuevas inversiones. Un grupo kuwait¨ª se interes¨® por unos terrenos de Mijas en los que construir¨¢ cuarenta villas y un puerto por un valor de mil millones de pesetas. El pr¨ªncipe, por su parte, se comprometi¨® a lev¨¢ntar un centro cultural hispano-¨¢rabe que ocupar¨ªa 4.500 metros cuadrados de car¨ªsimo terreno.
Un alcalde jud¨ªo, interlocutor de los jeques
Antes, los alcaldes de la costa hab¨ªan ido a visitar al jeque. S¨®lo pusieron una condici¨®n a las inversiones: que toda la mano de obra utilizada en la proyecci¨®n y construcci¨®n fuese espa?ola. De este modo, trataban de paliar, en cierta manera, el paro existente en la provincia de M¨¢laga, que es la de mayor ¨ªndice de desocupaci¨®n de toda Espa?a.
Se da la divertida circunstancia de que el presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, el socialista Antonio Maldonado, de veintiocho a?os, alcalde,de Miias, es de origen jud¨ªo. Maldojado (impenitente trotamundos que habla, adem¨¢s de franc¨¦s, ingl¨¦s y castellano, sueco y noruego), no ocult¨® a los inversionistas kuwait¨ªes que hab¨ªa vivido en un kibutz israel¨ª y que su experiencia ?le hab¨ªa parecido positiva?. Los ¨¢rabes no se coranovieron. Nada les hizo volverse atr¨¢s en la inversi¨®n prevista.
?Los inversores extranjeros encuentran en los nuevos ayuntamientos una mayor eficacia. En la. medida de lo posible, estoy tratando de integrar a los que viven aqu¨ª. He llegado a conocer un sueco que cre¨ªa que Franco era rey y llevaba en Espa?a m¨¢s de siete a?os convencido de ello. Este tipo de despistes era frecuente. Las cosas mejoran: ya existe una Asociaci¨®n de Vedinos Extranjeros. La desidia y la burocracia municipales era para ellos un obst¨¢culo casi insuperable. Recientemente descubr¨ª que, para una peque?a consulta, un n¨®rdico que quer¨ªa construirse una casa aqu¨ª hab¨ªa tenido que visitar el Ayuntamiento 79 veces, y aun as¨ª no le hab¨ªan aclarado, sus dudas. Desde que hemos empezado a funcionar, llegan las consultas m¨¢s extra?as, incluso extramunicipales. Me vienen hasta j¨®venes n¨®rdicas que han quedado embarazadas en sus vacaciones y buscan en nosotros la asistencia que no les dan sus consulados?, dice el alcalde de Mijas.
"He visto a Curro Jim¨¦nez"
Para el turista espa?ol, el exotismo de los extranjeros, la presenria de los jeques ¨¢rabes y las vacaciones de los protagonistas de la prensa del coraz¨®n han sido tres razones important¨ªsimas para elegir la Costa del Sol como lugar de vacaciones. Ahora, el castellano es, con mucho, la lengua mayoritaria en las playas de Torremolinos, Estepona, Fuengirola, Marbella o Benalm¨¢dena. ?Mam¨¢, hola, soy yo. Estamos bien. ?A que no sabes a qui¨¦nes acabamos de ver? A las Baccara. Ayer vimos tambi¨¦n a Curro Jim¨¦nez... S¨ª, en Puerto Ban¨²s. Hay unos yates inmensos... Dicen que son de los ¨¢rabes?, se puede escuchar en la cola de las cabinas telef¨®nicas. La Costa del Sol pone los. protagonistas de Hola al alcance de sus lectores, sin necesidad de teleobjetivo.
Los jeques, los verdaderos jeques, no se dejan ver tan f¨¢cilmente. Es raro que visiten incluso los lugares m¨¢s selectivos, como el casino de Puerto Ban¨²s, la playa de Marbella Club, la discoteca Mau-Mau o Regine's. Los que reparten generosas propinas y exigen gran cantidad de camareros alrededor son tan solo cortesanos. Los jeques se ocultan de la mirada de todos.
A los periodistas del coraz¨®n no les importa gran cosa. ?Vale m¨¢s una foto de la hija de Lola Flores con Paquirri que veinte del pr¨ªncipe Fajd. Los lectores no reconocen las caras de los ¨¢rabes?, dice un fot¨®grafo en la barra del Regine's, en la que se invita a whisky de dudosa paternidad a la basca period¨ªstica. El JB es s¨®lo para los clientes?, se aclara.
Vestidos con un notable mal gusto (trajes de rayas grises o azules con camisas de cuadros rojos y ver des, por ejemplo), tres hombres de mediana edad entran en la discoteca. Ven la lista de precios y deci den r¨¢pido: ?Magnum Dom Perignon..., 32.000 pesetas.? Las plateadas paredes de la discoteca, llenas de miles de espejitos, no parecen conmoverse. El relaciones p¨²blicas, que responde al nombre de Nacho (deliciosamente ineficaz, ocioso y carroz¨®n), tampoco. S¨®lo algunas jovencitas (incre¨ªblemente rubias, incre¨ªblemente altas ...) prestan especial atenci¨®n. Se dice que hace tiempo que una prostituci¨®n de lujo, cuyas tarifas llegan a superarlas 100.000 pesetas por noche, ha llegado a la costa. Son las tres de la ma?ana y a¨²n quedan cuatro o cinco horas para que siga la fiesta. Los ¨¢rabes, t¨ªmidos y silenciosos, tienen la mirada agudamente fija en la pista. Muchos piensan en los petrod¨®lares. Queda tiempo todav¨ªa. Ha acabado el Ramad¨¢n.
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