Lew Archer: el detective psicolanalista
En gran medida heredero del Sam Spade de Dashiell Hammett y del Philip Marolowe de Ray, mond Chandler, Lew Atcher es el detective privado creado por Ross Mac Donald, protagonista de sus novelas y principal eje de ellas en la medida en que tambi¨¦n es su narrador. Antiguo polic¨ªa de Long Beach, divorciado en 1951 de una mujer a la que recuerda de cuando en cuando, Archer es un infatigable trabajador que tiene una especial habilidad: hacer hablar a la gente, lo que le permite realizar complejas encuestas con rapidez y eficacia. En la actualidad tiene alrededor de cincuenta a?os, posee una polvorienta oficina en Sunset Boulevard, duerme poco y tiene un lado quijotesco que le lleva a ayudar al d¨¦bil y a trabajar no por dinero, sino porque le gusta. Lew Archer no tiene inter¨¦s como personaje, ni por s¨ª mismo ni como posible ?alter ego? de su autor, sino como hilo conductor de las entrevistas que tejen la f¨¦rrea estructura que le lleva a esclarecer la oscura histor¨ªa que encierra la rica familia californiana en torno a la cual siempre gira la acci¨®n.El punto de arraque de las novelas de Ross Mac Donald es similar. Alguien encarga a Archer que se ocupe, de buscar a alguien o algo que ha desaparecido o, en las mejores narraciones, como La bella durmiente, editada originalmente en 1973, Archer se siente, atra¨ªdo por una persona, en este caso por una bella joven que recoge en una playa un somorgujo manchado de petr¨®leo para luego desaparecer. Durante la conversaci¨®n en que Archer entra en contacto con quien le encarga la b¨²squeda, o en el caso de La bella durmiente con la persona posteriprmente desaparecida, su interlocutor habla de unas personas posiblemente relacionadas con el hecho ocurrido o por ocurrir. Posteriormente, Archer las visita, habla con ellas y le dan nuevos nombres y datos, con los cuales elabora una informaci¨®n que, empleada en sucesivas conversaciones, le permite tejer una tela de ara?a que llega a envolver a los dispersos miembros de la riqu¨ªsima familia protagonista.
La bella durmiente
Ross Mac Donald. Editorial Bruguera. Barcelona.
Y se empiezan a desvelar unos hechos ocurridos veinticinco o treinta a?os atr¨¢s, que giran en tomo a una o varias muertes violentas nunca suficientemente aclaradas en su momento, y que est¨¢n en directa relaci¨®n con la desaparici¨®n que puso en movimiento a Archer. La joven que recoge el somorgujo en la playa en La bella durmiente, es la chispa que activa una reacci¨®n en cadena, que une el presente con un pa sado adormecido, pero nunca olvidado, el s¨ªntoma que obliga a someter el caso al tratamiento de un detective-psicoanalista que ordena la confusa mente colectiva del paciente-familia.
Los abuelos, los fundadores de la dinast¨ªa familiar, re¨²nen una considerable fortuna, los hijos la aumentan hasta llegar a construir un gran imperio econ¨®mico, pero emborrachados por el poder del dinero en su juventud cometen una falta que consiguen tapar con sus influencias, y su recuerdo destroza sus vidas hasta convertirlas en un infierno que hace que los nietos empiecen a revolver en el pasado para comprender la razones de la ca¨®tica situaci¨®n familiar o porque han conocido a alguno de los descendientes de aquellos inocentes que tuvieron que pagar las culpas ajenas.
Lew Archer es el medio qu utilizan para sacar a la luz los hechos ocurridos veinticinco o treinta a?os atr¨¢s, esclarecer la verdad, destruir la maldici¨®n que pesa sobre la familia y hacer que las culpas ¨²nicamente pesen sobre los aut¨¦nticos responsables. El conocimiento de la verdad es una acci¨®n liberadora para los abuelos y, sobre todo, para los nietos; pero en alguna medida i¨¢nibi¨¦n, aunque algunos de sus miembros sean los responsables directos de las acciones que desencadenaron los hechos, para la generaci¨®n intermedia.
Estas complejas familias cargadas de dinero y poder poseen una desarrollada conciencia colectiva sobre la cual pesan las malas acciones de sus miembros. Lew Archer act¨²a sobre ella de la misma forma que un psicoanalista con su paciente. A trav¨¦s de largos di¨¢logos, desarrollados con gran habilidad, sus diversos iniembros reconstruyen pieza a pieza el lejano pasado, pierden el miedo a hablar y a recordar, a medida que descubren que el conocimiento de la verdad es lo ¨²nico que les puede liberar de sus obsesiones, de lo que hab¨ªan llegado a creer que era una maldici¨®n.
Una estructura com¨²n
Todas las novelas de Ross Mac Donald tienen la misma estructura, son muy parecidas entre s¨ª. En cada una de ellas perfecciona su mecanismo, concentra su acci¨®n, sintetiza su duraci¨®n temporal y profundiza en su intriga. Y sus finales no s¨®lo suponen el descubrimiento del asesino, los m¨®viles que le han guiado y la forma en que ha realizado sus acciones, sino tambi¨¦n el simple conocimiento y difusi¨®n de la verdad. Esto hace que no se hable del castigo de los culpables, aunque tampoco se especula sobre el futuro de los personajes, que ahora conocen su situaci¨®n, pero que no est¨¢n curados, en cuanto la turaci¨®n no existe. Y Archer desaparece, deja libre el campo sin haber cobrado m¨¢s que una m¨ªnima parte de sus honorarios, una vez realizada su misi¨®n de quijotesco detective psicoanalista.
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