"Es necesaria una nueva ciencia, una nueva organizaci¨®n cient¨ªfica"
La necesidad de una nueva pol¨ªtica cient¨ªfica a nivel internacional, e incluso una nueva concepci¨®n y sistematizaci¨®n de la misma ciencia, son algunas de las conclusiones que pueden ser deducidas del reto que las necesidades de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n humana plantean hoy a la ciencia. Alfonso Garc¨ªa P¨¦rez convers¨® sobre el tema con Jos¨¦ Vericat, doctor en Ciencias Econ¨®micas y director del Departamento de M¨¦todos y T¨¦cnicas de Investigaci¨®n Social en la facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense.
?La prensa ya ha dado informaci¨®n sobre la Conferencia de Viena, pero, a mi entender, ha sido escasa, y el Gobierno no se ha preocupado lo m¨¢s m¨ªnimo de informar a la opini¨®n p¨²blica?, asegura el se?or Vericiat, quien prosigue declarando que ?la Conferencia de Viena, sin embargo, ha planteado el problema actual y futuro de la organizaci¨®n social y pol¨ªtica en su dimensi¨®n m¨¢s radical. Formalmente, el tema ha sido el de "Ciencia y tecnolog¨ªa para el desarrollo". Este tema, de por s¨ª, es importante, pero no s¨®lo en el fondo, sino que, a lo largo de los debates, se ha visto que lo que se estaba discutiendo, en realidad, aunque no siempre de modo claro, era algo de mayor complejidad, y trascendencia. Aparentemente, se trataba de salvar el desfase cient¨ªfico y tecnol¨®gico entre pa¨ªses desarrollados y en desarrollo. La realidad es que estaba en juego no tanto un mejor reparto y participaci¨®n entre todos y por parte de todos, sino una reordenaci¨®n radical de la investigaci¨®n y las implicaciones sociopol¨ªticas que, a escala general, ello comporta. El problema de la ordenaci¨®n de la invenci¨®n cient¨ªfica y la consiguiente superaci¨®n de la llamada irracionalidad de los resultados pasa necesariamente por una nueva pol¨ªtica cient¨ªfica en el m¨¢s pleno sentido del t¨¦rmino pol¨ªtica de la ciencia. Detr¨¢s de los problemas de la FAO, de la OPEP, de la energ¨ªa nuclear, de la Unesco, del equilibrio armado de bloques, del desarme, de los no alineados, subyace como dimensi¨®n ¨²ltima la necesidad de una nueva ciencia, de una nueva organizaci¨®n cient¨ªfica.?Esta nueva relaci¨®n de la ciencia con la cotidianidad de la vida de los individuos y los grupos pasa por el aparente acortamiento que se ha producido entre ciencia y tecnolog¨ªa, acercamiento que ha conducido pr¨¢cticamente, seg¨²n se suele creer, a una identificaci¨®n. Sin embargo, seg¨²n el especialista espa?ol, ?lo parad¨®jico es que nunca como ahora los efectos se escapan a las causas, volvi¨¦ndose contra la racionalidad de partida. Los problemas ecol¨®gicos y los de la energia nuclear, los que plantean ciertos ingredientes de f¨¢rmacos o de productos alimenticios son cuestiones que preocupan a la opini¨®n p¨²blica y que no expresan otra cosa que esta relaci¨®n parad¨®jica entre ciencia y tecnolog¨ªa. La convergencia entre una y otra es s¨®lo aparente. De hecho, el principio pragm¨¢tico y centr¨ªfugo de la tecnolog¨ªa se ha impuesto sobre el axiom¨¢tico y parsimonioso de la ciencia. De ah¨ª esta situaci¨®n vivida actualmente respecto de la reproducci¨®n cient¨ªfica como un imperio del azar, por debajo de la aparente necesariedad tecnocr¨¢tica. Creo sinceramente que nos encontramos en los ant¨ªpodas de una pretendida convergencia entre ciencia y tecnologia?.
La ciencia, pues, aparece desconectada de la cotidianidad y el cient¨ªfico cuando act¨²a ?como un ser operando a su capricho con un saber m¨¢s o menos esot¨¦rico y en base a cualidades de alguna manera innatas. Esta imagen est¨¢ en l¨ªnea de continuidad con la del mago o el experto en saber herm¨¦tico?. Pero, analizadas las cosas con mayor profundidad, el conocimiento cient¨ªfico se convierte, o se puede convertir, en la vida cotidiana como algo que ?pertenece al patrimonio com¨²n?. La inserci¨®n tecnol¨®gica de la ciencia en la vida cotidiana es ?evidentemente contradictoria?, Seg¨²n el se?or Vericat, porque ah¨ª est¨¢ ?el desarrollo nuclear o la lenta, pero imparable, muerte de los mares? y el hecho de que ?de la desmitificaci¨®n tecnol¨®gica de la invenci¨®n cient¨ªfica ha surgido no el logos, la dimensi¨®n p¨²blica del saber, sino el fetiche de la mercanc¨ªa, la adimensionalidad, la no transparencia.
Entra, pues, en crisis la idea misma de progreso, ?surgiendo signos de desmodernizaci¨®n, que parecen introducirnos en una fase oscura de la historia, de la cual el ejemplo m¨¢s patente quiz¨¢ sea el de Jomeini, en Ir¨¢n. Pero m¨¢s profundo a¨²n es el proceso de endurecimiento del constitucionalismo occidental. El ver todo eso en relaci¨®n con la explosi¨®n centr¨ªfuga, no axiom¨¢tica, del desarrollo cient¨ªfico es, a mi entender, condici¨®n ineludible para plantear la pol¨ªtica cient¨ªfica acorde con los problemas y el desarrollo del saber de nuestro tiempo?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.