"Administradores" de finca urbanas, y porteros
Desde que se aprob¨® la ordenanza de los trabajadores de fincas urbanas, con fecha 29 de diciembre de 1978, se ha producido una infundada alarma en este sector a nivel nacional, por el mero hecho de pretender que a estos trabajadores se les aplicar¨¢ un salario justo y unas normas de trabajo m¨¢s humanos.Es el ¨²nico sector que no disfruta de los mismos derechos que el resto de la clase trabajadoras.
Mientras los dem¨¢s se acogen a la Jornada m¨¢xima establecida, de 44 horas semanales, estos trabajadores han de hacer cincuenta horas. Con anterioridad a la actual ordenanza, su horario de trabajo era desde la apertura al cierre de los portales.
Algo se ha conseguido, pero a¨²n falta mucho por alcanzar para que esta sociedad en que vivimos, que se llama democr¨¢tica, los reconozca como trabajadores de clase.
Los administradores de fincas son los enemigos encarnizados de los porteros. Aconsejan a los inquilinos -porque son los inquilinos y copropietarios quienes pagan los salarios- que prescindan de estos trabajadores.
Hoy, los propietarios de fincas no sufragan los salarios de los porteros, pues en las fincas de renta se lo cargan a los inquilinos.
Entonces, los administradores de fincas urbanas, ?por qu¨¦ est¨¢n en contra de mantener estos puestos de trabajo?
Siempre han tenido mala fama, y no se comprende que sigan siendo el azote de esta clase trabajadora. Son los que denuncian ante los inquilinos o comunidades lo innecesario y gravoso que es mantener estos puestos de trabajo, cuando estos trabajadores son sus m¨¢s directos colaboradores, ya que se encargan de la cobranza de recibos, de solucionar cualquier emergencia que se produzca en la finca, tales como fontaner¨ªa, instalaci¨®n el¨¦ctrica, limpieza, etc¨¦tera.
Cuando un ascensor se queda bloqueado con personas dentro, ?va el se?or administrador a rescatarlos?
Se?ores administradores, ustedes tambi¨¦n son trabajadores; un poquito de m¨¢s consideraci¨®n y reconocimiento a esta clase de trabajadores, que son puestos tan dignos
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de respetar como cualquier otro, y son muchas las familias que se ganan el sustento a costa de muchas horas de trabajo.
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