Malestar en sectores de UCD por la actuaci¨®n de la direcci¨®n del partido
Las asambleas provinciales est¨¢n siendo escenario de enfrentamientos personales entre militantes, que se traducen en est¨¦riles pol¨¦micas sin ning¨²n contenido pol¨ªtico de fondo. La aparente aton¨ªa y apat¨ªa del partido gubernamental encubre, sin embargo, una dura lucha por el poder interno, que no saldr¨¢ a la luz hasta mediados del a?o pr¨®ximo. Al II Congreso de UCD acudir¨¢n, probablemente, dos sectores cohesionados en tomo a dos figuras del partido: Landelino Lavilla, actual presidente del Congreso de los Diputados, democristiano, y Rodolfo Mart¨ªn Villa, ex ministro del Interior, ?independiente? o ?azul?, seg¨²n qui¨¦nes le califiquen.Los socialdem¨®cratas, el sector de UCD m¨¢s difuso en la actualidad, podr¨ªan encontrar dificultades para mantener sus posiciones en el partido, y muchos de ellos cifran casi sus esperanzas en el apoyo personal del presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, a quien est¨¢n prestando buenos servicios en la Administraci¨®n. Su l¨ªder natural, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, podr¨ªa intentar reorganizar sus huestes de forma independiente, pero es dudoso que contara para ello con el apoyo de otros significados socialdem¨®cratas, actualmente en el Gobierno. Fuentes cercanas a este sector socialdem¨®crata vinculado a la Administraci¨®n estiman que su papel dentro del partido reside en lograr que UCD adopte las medidas m¨¢s progresistas posibles dentro del abanico de opciones centristas, aunque reconocen que, una vez superado el per¨ªodo de transici¨®n democr¨¢tica, la tarea resulta cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, porque el sector m¨¢s conservador trabaja en sentido contrar¨ªo. ?Todav¨ªa no ha habido una cuesti¨®n b¨¢sica en la que se pueda observar taxativamente que el sector progresista o reformista ha perdido fuerza?, manifest¨® un portavoz cualificado de este sector. ?En el momento en que se produzca un aut¨¦ntico enfrentamiento entre ambas posiciones se podr¨¢ calibrar qu¨¦ fuerzas y qu¨¦ capacidad de cohesi¨®n tiene cada una.? ?Ese ser¨¢ el momento, no antes, en todo caso, de reprochar al sector reformista de UCD su actuaci¨®n dentro del partido?, agreg¨®.
Los democristianos, con Landelino Lavilla
El sector democristiano centrista trabaja calladamente en beneficio de su propia concepci¨®n de UCD. De las tres ramas DC que se integraron en Uni¨®n de Centro -las representadas por Landelino Lavilla, Fernando Alvarez de Miranda y la integrada por antiguos militantes de Izquierda Democr¨¢tica-, las dos primeras podr¨ªan quedar fusionadas bajo el liderazgo del se?or Lavilla, apoyado tambi¨¦n por Marcelino Oreja, ministro de Asuntos Exteriores. Los ex ID son leales al actual secretario general, Rafael Arias Salgado, con quien trabajan en la secretar¨ªa ejecutiva (Antonio V¨¢zquez es secretario de formaci¨®n, y Javier Rup¨¦rez, de relaciones internacionales). Pese a que realizan un trabajo callado en el seno de la organizaci¨®n, no han sido capaces de establecer relaciones con otros sectores del partido y se encuentran bastante aislados y con escasa capacidad de influencia.
La tercera corriente ideol¨®gica de UCD, la liberal, est¨¢ en franca dispersi¨®n. Sus planteamientos econ¨®micos son asumidos por el sector conservador, y sus planteamientos sociales, por el progresista. Su cabeza visible, Joaqu¨ªn Garrigues Walker, parece encontrarse cansado y hasta aburrido de la lucha interna, y en medios centristas se estima que podr¨ªa presentar la dimisi¨®n como ministro adjunto a la Presidencia en la minicrisis que se desencadenar¨¢, probablemente, con la aprobaci¨®n de la ley de la Administraci¨®n Central del Estado. Antonio Font¨¢n, recluido en el Ministerio de Administraci¨®n Territorial, se ha mantenido al margen de todos los temas pol¨ªticos de importancia, autonom¨ªas incluidas, y dif¨ªcilmente podr¨ªa recuperar un lugar en el sol en esas circunstancias.
Las primeras batallas de cara al II Congreso, que para muchos militantes centristas ser¨¢ decisivo, se dar¨¢n probablemente a partir de las pr¨®ximas Navidades. Las asambleas provinciales permitir¨¢n, en algunos casos, atrapar indicios sobre la relaci¨®n de fuerzas, pero, por el momento, se desarrollan en coordenadas personalistas. El consejo pol¨ªtico de UCD, m¨¢ximo ¨®rgano consultivo del partido, se reunir¨¢ posiblemente a partir del pr¨®ximo 22 de octubre, una vez se hayan incorporado al mismo los cincuenta nuevos secretarios provinciales. El presidente Su¨¢rez ha infringido claramente los estatutos de su partido al no convocar el consejo cada cuatro meses, como es preceptivo, sin que existan otras explicaciones a nivel oficial que ?el terrible trabajo a que ha estado sometido el partido como consecuencia de las confrontaciones electorales?.
El actual equipo dirigente corre con el riesgo ahora de que tengan ¨¦xito los frecuenes viajes a provincias de Manuel N¨²?ez, secretario de organizaci¨®n y hombre pr¨®ximo a Rodolfo Mart¨ªn Villa, y que un n¨²mero significativo de los nuevos secretarios procedan del sector ?independiente?. Dado que las relaciones del se?or N¨²?ez con el se?or Arias Salgado parecen no ser demasiado fluidas, no ser¨ªa dif¨ªcil predecir, en este caso, que el secretario general se encontrara con comit¨¦s hostiles que dificulten su labor y rechacen su autoridad. Para un sector de UCD, la primera demostraci¨®n de fuerza del partido como organizaci¨®n deber¨ªa ser el alejamiento del vicepresidente Fernando Abril Martorell y, posteriormente, del se?or Arias Salgado. Para otro sector, la suerte del secretario general no debe vincularse a la del vicepresidente.
Acusaciones a la direcci¨®n nacional
Las principales ?acusaciones? contra el equipo dirigente de UCD, la empresa, como se lo denomina habitualmente, se centran en el nulo inter¨¦s que ¨¦sta ha demostrado, a juicio de estos sectores, por promover, o al menos alentar, un debate interno, si no ideol¨®gico, al menos definitorio de cu¨¢les deben ser las relaciones entre el partido-organizaci¨®n y el Gobierno, y cu¨¢l el papel de los ¨®rganos de UCD. En definitiva, se les acusa de no tener ninguna voluntad de organizar realmente un partido.
Los sectores centristas cercanos a la Administraci¨®n rechazan estos razonamientos y aseguran que s¨ª existe la voluntad de crear un partido, pero que no debe olvidarse que UCD naci¨® hace escasamente un a?o -tomando como punto de referencia su congreso constituyente- y que est¨¢ en el Gobierno. Existe debate interno -afirman-, lo que pasa es que tiene lugar en el seno del propio Gobierno, porque pr¨¢cticamente todos los miembros del comit¨¦ ejecutivo forman parte tambi¨¦n del Gabinete. Es cierto, reconocen, que ha predominado la acci¨®n gubernamental sobre la de partido, pero era inevitable, dadas las condiciones del pa¨ªs y de la propia UCD. Recuerdan tambi¨¦n que desde la existencia de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico ha habido que acudir a tres confrontaciones electorales.
?El debate se ir¨¢ intensificando, y cuando lleguemos al II Congreso?, afirma un representante de este sector, ?se plantear¨¢n claramente dos opciones: progresista y conservadora.? Para este sector, el tiempo es un elemento b¨¢sico en cualquier an¨¢lisis que se pretenda realizar de UCD Hay en la actualidad 150.000 afiliados y una vida municipal muy activa -prosiguen- La organizaci¨®n nacional es imperfecta, de acuerdo, pero tampoco la direcci¨®n nacional de UCD cuenta con los medios necesarios, much¨ªsimos millones de pesetas, para realizar una labor m¨¢s extensa de la que ha realizado.
Para los defensores de la actual direcci¨®n centrista, ¨¦sta ha acometido una de las tareas m¨¢s importantes, la de formaci¨®n, y ello sin contar plenamente con la ayuda de la Fundaci¨®n Humanismo y Democracia, presidida por Fernando Alvarez de Miranda, reacio, al parecer, a cumplir estrictamente con el art¨ªculo de sus estatutos, seg¨²n el cual su principal funci¨®n es promover la formaci¨®n de los militantes centristas (Humanismo y Democracia est¨¢ sufragada casi ¨ªntegramente por la Fundaci¨®n Conrad Adenauer, de la Democracia Cristiana de la Rep¨²blica Federal de Alemania).
Incompatibilidades partido-Gobierno
Consciente de la necesidad de definir mejor las relaciones entre UCD y el Gobierno, la direcci¨®n actual contempla la posibilidad de establecer algunas medidas para lograr que el comit¨¦ ejecutivo del partido no est¨¦ integrado, en un 80%, por miembros del Gabinete.
UCD no debe ser analizado desde la perspectiva de los partidos de izquierda -prosiguen los sectores cercanos a la Administraci¨®n-. El debate ideol¨®gico no tendr¨¢ nunca la misma intensidad que en un partido socialista, por ejemplo, y adem¨¢s esos partidos cuentan con muchos a?os de historia. El partido centrista debe entrar ahora en un proceso de adaptaci¨®n y decidir cu¨¢l es su papel en relaci¨®n con el Gobierno. Aunque parezca incre¨ªble, seg¨²n las fuentes consultadas, el comit¨¦ ejecutivo centrista no se ha planteado hasta el momento esta cuesti¨®n, debido, afirman, a que casi todos sus miembros son ministros.
El malestar contra la actuaci¨®n de la empresa tropieza, para expresarse desde los medios progresistas de UCD, con una dificultad importante: todos los ataques a la direcci¨®n del partido pueden ser aprovechados por el sector conservador -DC- o por los independientes o ?azules?, en beneficio propio, de forma que en la batalla por el control interno, a ganar o perder en el pr¨®ximo congreso, se venza del platillo de la derecha con el apoyo inconsciente de los sectores reformistas.
En t¨¦rminos generales, los cuadros de UCD no se plantean el fiderazgo indiscutido del presidente Su¨¢rez, si bien algunos sectores alejados, por supuesto, de la Administraci¨®n, empiezan a extender la teor¨ªa de que ser¨ªa conveniente tener preparada una soluci¨®n de recambio para casos de grave crisis. Dirijan su mirada a la derecha, al centro a la izquierda de UCD, no encuentran ning¨²n rostro que puede dar la imagen. Adolfo Su¨¢rez presidir¨¢ Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico por muchos a?os, concluyen todos los centristas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.