Pocas plazas escolares y desatenci¨®n a la educaci¨®n especial y de adultos en Andaluc¨ªa
El curso 1979-80 ha dado comienzo en Andaluc¨ªa con un amplio movimiento de lucha de los profesores de EGB contra reducciones de plazas, en algunos casos, y traslados forzosos en otros. Encierros y manifestaciones han jalonado esta puesta en marcha escolar, que trae de cabeza, como todos los a?os, a ense?antes y padres, y a la que el Ministerio de Educaci¨®n responde con una notoria falta de planificaci¨®n.No de otro modo se puede calificar el hecho de que haya provincias donde ahora, hoy, cuando empieza a llegar el mobiliario para los centros de nueva construcci¨®n, que ?se ir¨¢n abriendo m¨¢s tarde o m¨¢s temprano?, como le confes¨® a EL PAIS un funcionario. Pero la situaci¨®n es todav¨ªa peor para las ampliaciones de colegios ya existentes, en los que la imprevisi¨®n ministerial -se han hecho pedidos de pupitres en agosto, cuando las f¨¢bricas est¨¢n cerradas por vacaciones- va a prolongar el cierre hasta qui¨¦n sabe cuando.
El resultado es que varios miles de ni?os est¨¢n sin escuela. Otros miles estar¨¢n tambi¨¦n una temporada de vacaciones por no haberse procedido a tiempo a hacer las reparaciones precisas en sus centros o por haber sido ¨¦stos entregados en unas condiciones en las que los ayuntamientos de izquierdas -m¨¢s quisquillosos que sus predecesores- no han querido hacerse cargo de ellos. Se dan casos de colegios terminados en abril pasado y que en septiembre a¨²n no tienen las dotaciones necesarias y, al mismo tiempo, otros en los que han sido las propias madres las que se han negado a dejar a sus hijos en unas aulas en malas condiciones.
Por lo que respecta a la reducci¨®n de plazas, no hay manera de cuadrar las cifras esgrimidas por los sindicatos de ense?antes y las que se manejan en las delegaciones provinciales del Ministerio de Educaci¨®n. Puede hablarse, s¨ª, de que la disminuci¨®n de plazas ser¨¢ brutal en Ja¨¦n, donde va a haber quinientos maestros menos que en el curso anterior, pero no en Sevilla, donde se cuenta con cincuenta nuevos profesores de EGB. Pero tanto en Ja¨¦n como en Sevilla, o en Granada se van a producir traslados fuera de Andaluc¨ªa a causa de la venida de colegas de otras regiones y nacionalidades que han ganado plazas aqu¨ª. Y, como ha dicho un delegado, ?si no hay un milagro, no tendremos m¨¢s plazas?.
Menos plazas para adultos
Eso, en EGB. Porque s¨ª que ha habido reducci¨®n de plazas en educaci¨®n permanente de adultos: 2.275 en la provincia de Sevilla, frente a 4.200 el curso 1978-79, lo que significa limitar la ense?anza para adultos a Sevilla capital y a cuatro o cinco pueblos importantes de sus aIrededores. La medida provoca el doble efecto negativo de incrementar el paro entre los maestros y de privar a amplias zonas rurales de un instrumento indispensable de promoci¨®n cultural que, mal que bien, ha venido cumpliendo una funci¨®n menos alucin¨®gena que la televisi¨®n.Desde luego, el panorama educativo en las comarcas rurales no puede ser m¨¢s inquietante. A los problemas generales hay que a?adir, en este caso, los derivados del subdesarrollo agrario, que obligan a muchas familias a sacar a sus hijos de la escuela durante meses enteros, para aprovechar las temporadas de trabajo que hay a lo largo del curso. Las campa?as de la aceituna, el algod¨®n o la vendimia hacen emigrar a padres y ni?os a comarcas m¨¢s o menos lejanas, con el consiguiente perjuicio para los alumnos, que ya no se integran con normalidad a la marcha del curso. A todo ello hay que unir, adem¨¢s, los conflictos de algunos profesores no andaluces, que comentan: ?Estos ni?os no saben hablar, no hay quien los entienda.?
En cuanto a la educaci¨®n especial, los altos niveles de subnormalidad que se producen en algunas zonas no son correspondidos, sino todo lo contrario, por un elevado ¨ªndice de plazas escolares. Se calcula que en la provincia de Sevilla est¨¢ cubierto s¨®lo el 10% de las necesidades de ense?anza especial y en las otras siete provincias aun menos. Por ¨²ltimo, la preescolar se caracteriza por la absoluta insuficiencia de puestos, m¨¢s evidente en los grandes n¨²cleos urbanos que en los pueblos, y por una importante penetraci¨®n del capital privado.
Por ejemplo, en Sevilla, que supera a las dem¨¢s provincias, datos fidedignos indican que s¨®lo el 36% de los ni?os con edades comprendidas entre los tres y los seis a?os est¨¢n escolarizados y que la proporci¨®n entre parvularios privados y p¨²blicos es de tres a uno. En Granada hace un par de cursos hab¨ªa nueve centros de preescolar en la capital de propiedad estatal y 47 en manos particulares. Las cifras pueden repetirse para demostrar cuantitativamente lo que ya se sabe: la clasista ense?anza privada va ganando terreno tambi¨¦n en Andaluc¨ªa.
Y ello gracias a las subvenciones del Estado, es decir, al dinero de todos los ciudadanos. Solamente los colegios de Sevilla capital recibieron, durante 1979, 693 millones de pesetas, y no por ello se garantiz¨® la gratuidad de la ense?anza, ya que los centros privados, tanto religiosos como seglares, est¨¢n autorizados a cobrar cuatrocientas pesetas mensuales a cada alumno matriculado, aparte de lo que caiga por transportes, comedores y otras partidas, aunque est¨¦n subvencionados al ciento por ciento.
?Y todav¨ªa se quejan y presionan para que se les concedan m¨¢s facilidades?, declar¨® a EL PAIS un licenciado en paro que ha estudiado detenidamente el problema. Se sabe, en efecto, que se hacen gestiones constantes para ganarse a los delegados ministeriales y marginar a los funcionarios que hayan dado muestras de estatalismo y se presentan recursos contra la construcci¨®n de institutos en algunas zonas. Hasta se ha sorprendido a una alta personalidad eclesi¨¢stica ordenan do a un delegado: ?Lo haces como ayuda al laboratorio o como te d¨¦ la gana, pero ese dinero tienes que mand¨¢rselo a mis monjitas.?
Mala situaci¨®n en formaci¨®n profesional
La formaci¨®n profesional, que deb¨ªa ser la salida natural para los j¨®venes que no van a la Universidad, tampoco est¨¢ en una situaci¨®n muy boyante en Andaluc¨ªa. Faltan centros suficientes, la mayor¨ªa de los que hay son de propiedad privada, sobre todo de ¨®rdenes religiosas, y se dan especialidades (peluquer¨ªa, secretariado, hosteler¨ªa, banca) que puede montar cualquiera. Explotando a alumnos, a los que se hace trabajar, y recibiendo subvenciones. En las universidades laborales falta lo principal: la conexi¨®n de sus ense?anzas con la realidad andaluza. No obstante, su nivel tecnol¨®gico es alto, lo que hace a¨²n m¨¢s incre¨ªble su actual falta de productividad social.Frente a tantos problemas no se puede hacer mucho con movimientos espor¨¢dicos de maestros, d¨¦biles sindicatos de clase e inconsciencia de una sociedad que, a lo sumo, llega a comprender la necesidad de plazas escolares y nada m¨¢s.
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