Extremadura, unidad en la desgracia
Las condiciones de vida en Extremadura no han sido precisamente ¨®ptimas para el arraigo y crecimiento de una cultura que puede definirse aut¨®ctona. Sometida durante la etapa franquista a un se paratismo interprovincial rayano en lo ins¨®lito, vigente en parte todav¨ªa hoy, se quemaron los t¨ªmidos brotes y se propici¨® el expolio de hombres y obras hoy repartido por todo el pa¨ªs.La inevitable separaci¨®n que en lo administrativo, eclesi¨¢stico, universitario, etc¨¦tera, sufrieron las dos provincias hizo acentuar a¨²n m¨¢s las divergencias entre C¨¢ceres y Badajoz, de suyo existentes, con el olvido del sentimiento regionalista, aglutinante de inquietudes e ideas. Hoy, a pesar de la preautonom¨ªa, estas diferencias se mantienen y en m¨¢s de una ocasi¨®n han vuelto a manifestarse con mayor o menor fuerza, lo que viene a demostrar que Extremadura, como regi¨®n, no est¨¢ definida. Los ¨²nicos lazos de identidad entre las dos provincias vienen marcados por conceptos bien distintos de los culturales, imponi¨¦ndose sobre ellos la realidad concreta e inmediata de la regi¨®n, que, parodiando la famosa frase, es una unidad de destino en la desgracia.
La evoluci¨®n de una cultura extreme?a se ha visto as¨ª impedida en esta regi¨®n, deprimida en tantos sectores. No se ha prestado un gran inter¨¦s en conservar y desarrollar los rasgos culturales, movi¨¦ndose las principales inquietudes en unas direcciones bastante alejadas de lo cultural y m¨¢s pr¨®ximas a la situaci¨®n socioecon¨®mica de la regi¨®n, desangrada por la emigraci¨®n, olvidada por el Gobierno y sumida en la pobreza por los grandes desequilibrios en la distribuci¨®n de la riqueza, que ha impedido el acceso a la cultura a la inmensa mayor¨ªa de los extreme?os. Lacultura ha sido hasta ahora patrimonio de unos pocos. Un alto porcentaje quedaba condenado a la incultura y la marginaci¨®n, como lo demuestra un reciente sondeo que se?ala que m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n extreme?a pertenece al sector primario de la producci¨®n, casi el doble de la media nacional, que se sit¨²a en el 26%.
Los pocos que podr¨ªan permitirse el lujo de realizar estudios universitarios ten¨ªan que trasladarse a los dos distritos universitarios de los que depend¨ªan las provincias extreme?as. Salamanca, para C¨¢ceres, y Sevilla, para Badajoz, han sido dos universidades que a lo largo de estos a?os han recibido un importante flujo de estudiantes universitarios extreme?os, lo que ha supuesto la p¨¦rdida virtual de elementos capaces de iniciar el resurgir cultural de la regi¨®n.
Con la creaci¨®n de la Universidad de Extremadura, avanzados los a?os setenta, esta situaci¨®n se ha modificado, zanj¨¢ndose pr¨¢cticamente la emigraci¨®n constante hacia otras regiones en la b¨²squeda del conocimiento. Muchos hombres de los que salieron un d¨ªa para estudiar hoy son m¨¦dicos, arquitectos o licenciados que encontraron en otro sitio su medio de subsistencia, acentuando el empobrecimiento cultural de la regi¨®n.
A¨²n es pronto para conocer los efectos beneficiosos que para la cultura supone la existencia de la Universidad de Extremadura.
Extremadura, quiz¨¢ por el car¨¢cter que imprimen unas condiciones sociales y ambientales desfavorables, ha sido fecunda en hombres que hoy descollan en el panorama de las artes y las letras espa?olas. Aqu¨ª naci¨® toda una generaci¨®n de poetas, cuyas obras son hoy m¨¢s conocidas fuera de la regi¨®n, ante la despreocupaci¨®n de los directores de la pol¨ªtica cultural de difundir aqu¨ª sus obras.
Son muchos los extreme?os que no conocen una obra teatral de Mart¨ªnez Mediero, no han visto una exposici¨®n de Ortega Mu?oz ni han le¨ªdo a F¨¦lix Grande o Pedro de Lorenzo. Aqu¨ª se cubr¨ªa el expediente con unas cuantas realizaciones a las que s¨®lo ten¨ªan acceso los habitantes de los n¨²cleos de poblaci¨®n importantes o exclusivamente las capitales.
Para el resto del pueblo, el extinto Ministerio de Informaci¨®n y Turismo ten¨ªa reservado algo que le llevar¨ªa a la p¨¦rdida casi total de sus inquietudes culturales. La proliferaci¨®n de los tele-clubs quem¨® los posibles brotes culturales que pudieran existir y cre¨® una gran pasi¨®n por la televisi¨®n.
No parec¨ªa importar que Extremadura fuera una de las m¨¢s pobres regiones espa?olas en bibliotecas p¨²blicas, y se plagaron los pueblos de televisores. Extremadura ofrece hoy el m¨¢s alto porcentaje de Espa?a en horas ante el televisor, ofreciendo la m¨ªnima en cuanto a lectura de libros y publicaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.