Parapsicolog¨ªa en el autocine

Desde sus comienzos en el ?cine independiente?, con los complejos amores entre un marinero y una sirena en Night Tide (1961), hasta su posterior adecuaci¨®n en el campo de la ?serie B? en las grandes compa?¨ªas y sus espor¨¢dicos trabajos para televisi¨®n, Curtis Harrington siempre ha contado historias de misterio que se desarrollan en un ambiente de pesadilla. Esta vez la an¨¦cdota se sit¨²a en 1951, con un pr¨®logo ocurrido diecis¨¦is a?os antes, y cuenta la parapsicol¨®gica venganza llevada a cabo por un muerto contra sus asesinos. Como suele ser habitual en este tipo de obras, la historia s¨®lo es una excusa para reunir unos personajes fuera de lo com¨²n, aqu¨ª una cantante retirada, una vieja pandilla de gangsters, una muchachita muda y un parapsic¨®logo, en un ambiente misterioso. Lo divertido, y lo mejor de esta pel¨ªcula, es que se desarrolla en un autocine, situado junto a un siniestro pantano, donde se exhibe una cinta que tiene como protagonista a una mujer que mide cincuenta pies. Salvo este y alg¨²n otro detalle de humor, Harrington no consigue que su narraci¨®n tenga el suficiente atractivo para superar sus contradicciones.