Tirano y "emperador"
Casi tres a?os despu¨¦s de haberse autoproclamado emperador de la hasta entonces Rep¨²blica Centroafricana, Bokassa I, tambi¨¦n llamado ?enviado de Dios?, ha sido derrocado como consecuencia de su propia brutalidad. Si su ceremonia de coronaci¨®n, el 4 de diciembre de 1976, hab¨ªa despertado jovialidad, la matanza de cien adolescentes en las c¨¢rceles de Ngaragba, el pasado 18 de abril, acab¨® por horrorizar a la opini¨®n mundial. Tambi¨¦n entonces, tard¨ªamente, fueron recordados los apaleamientos de 1972 y la terrible represi¨®n de febrero de este a?o.Hu¨¦rfano a los seis a?os, eclesi¨¢stico frustrado, soldado valiente, Jean Bedel Bokassa, cuyo sue?o era emular a Napole¨®n, ha dedicado los 58 a?os de su vida a la carrera de las armas y al ejercicio del poder. Soldado franc¨¦s, particip¨® en la, segunda guerra mundial y en la campa?a de Indochina, de donde regres¨® cargado de medallas y con el grado de capit¨¢n. En 1960 organiz¨® el Ej¨¦rcito de su pa¨ªs, lleg¨® a general en 1967 y se autoproclam¨® mariscal en 1974.
Sobrino del primer presidente centroafricano, primo del segundo, a quien derroc¨® y que ahora le sustituye a ¨¦l, en 1965 se hizo con el poder; en 1972 fue nombrado presidente vitalicio, y dos a?os despu¨¦s se coron¨® emperador. Desde entonces ha gobernado el pa¨ªs tir¨¢nicamente con una Constituci¨®n a su medida y un ej¨¦rcito a su servicio.
Detentador de un poder absoluto, bajo su mandato el pa¨ªs se ha empobrecido progresivamente. Coleccionista de palacios en Europa, amante de la m¨²sica y de los uniformes de gala, Bokassa I ha sido un fiel representante de los intereses franceses.
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