Enfermos por el ruido
El ritmo de vida habitual de cualquier ciudadano medio de Madrid se desarrolla entre un nivel de decibelios que cualquier especialista considera excesivo. El primer ruido del d¨ªa viene ya con el despertador. Un golpetazo sonoro que a lo largo de la jornada se ve ampliamente superado. No importa el medio de locomoci¨®n que se utilice para llegar hasta el puesto de trabajo. El coche, el autob¨²s, y ya no digamos el Metro, sobrepasan con creces los setenta decibelios que las Naciones Unidas consideran como tope ambiental. La posibilidad de ir caminando tampoco resuelve nada en este campo, porque el ruido mec¨¢nico urbano llega a ser tan intenso que hasta la posibilidad de reflexionar queda bloqueada por una ruidosa muralla.Luego, el trabajo. Pr¨¢cticamente ninguna de las empresas tiene en cuenta el medio ambiente sonoro en el que tienen que desenvolverse los trabajadores. Solamente cuando se ha llegado a topes escandalosos se toman algunas medidas.
Pero si para descansar de la tensi¨®n ambiental de la calle, el transporte o el trabajo se decide ir a una cafeter¨ªa, discoteca o cualquiera de los llamados centros de esparcimiento, el remedio puede llegar a ser peor. La mayor¨ªa de estos locales, seg¨²n apunta el especiliasta en otorrinolaringolog¨ªa, doctor Scola, sobrepasan los 140 decibelios. Las posibilidades de acabar con los nervios destrozados se multiplican as¨ª a lo largo del d¨ªa. Ya en casa, cuando al menos se necesitar¨ªan ocho horas para recuperar el equilibrio psicol¨®gico, el tocadiscos del vecino de al lado o el paso de los camiones de recogida de basuras pueden acabar de poner a cualquiera al borde de la m¨¢s profunda histeria.
Sin embargo, el ciudadano medio se va habituando a un entorno ruidoso sin darse cuenta, en la mayor¨ªa de los casos, de que su salud, tanto f¨ªsica como mental, cada vez se deteriora m¨¢s. Y no solamente son las enfermedades relativas al o¨ªdo el ¨²nico efecto del ruido, sino que su campo de acci¨®n es mucho m¨¢s amplio. ? La gente que tiene que soportar un entorno ambiental ruidoso puede sufrir diversos tipos de alteraciones: trastornos psicoemocionales, v¨¦rtigos, alteraciones cardiacas y tensionales, sorderas, desarreglos intestinales, etc¨¦tera?, afirma Esteban Scola, quien asegura que hay que preocuparse por el claro aumento producido desde los ¨²ltimos diez a?os de los ruidos urbanos y de sus consecuencias.
?Cualquier persona cuya vida se desarrolle en un ambiente sonoro que sobrepase los setenta decibelios puede ser v¨ªctima de las alteraciones de las que hablaba?, prosigue el doctor Scola, ?y, especialmente del aparato auditivo. El tope de ruidos al que hemos llegado hace perder el sistema de acomodaci¨®n al sonido, y creo que es alarmante el aumento de sorderas de tipo degenerativo. Estas se producen cuando se sobrepasa la media de decibelios tolerada. Y hay que advertir que este tipo de sordera es la m¨¢s peligrosa de todas, porque su curaci¨®n es casi imposible.?
Como medidas defensivas ante esta agresi¨®n ambiental, el doctor Scola habla de que lo ideal ser¨ªa eludir lugares ruidosos, pero ante la imposibilidad de poder hacerlo propone que en la calle y con los transportes se haga cumplir la ordenanza municipal controladora del medio ambiente, y que en los centros de trabajo en los que se sobrepasa el nivel de decibelios tolerable se habilite la posibilidad de tomar quince minutos de descanso tras una hora de trabajo. Como ¨²ltima medida de higiene auditiva, se refiere a la necesidad de conseguir por todos los medios un descanso silencioso de al menos ocho horas.
Irritabilidad y violencia
Con todo, uno de los efectos directos del ruido que m¨¢s preocupan a los especialistas es el nivel de irritabilidad y violencia al que puede llegar el individuo. Ya Ram¨®n Tamames, durante la campa?a electoral municipal, hablaba de un 90% de ciudadanos neur¨®ticos a causa de la agresividad del ruidoso entorno urbano. Si bien la cifra dada por Ram¨®n Tamames puede resultar excesivamente alarmista, lo cierto es que la situaci¨®n ps¨ªquica a la que forzadamente llega el individuo puede ser preocupante.
El doctor Scola afirma que el ruido puede llegar a provocar tal desequilibrio mental al que sufre estas tensiones, hasta el punto de no dudar en matar a otra persona por cualquier nimiedad. De hecho, a nadie sorprende ver en plena calle que se formen violentas discusiones por un simple adelanto de coche. ?Ha habido broncas en las que se ha acabado con muertos, sin que aparentemente existieran motivos?, afirma el doctor Scola, ?y todo por un estado de irritabilidad al que es f¨¢cil llegar con la tensi¨®n urbana que todos padecemos.?
Una barrera para la comunicaci¨®n
El psiquiatra Enrique Gonz¨¢lez Duro ve el fen¨®meno del ruido como un factor m¨¢s de la vida urbana tendente a evitar la comunicaci¨®n humana. El diferencia entre ruidos mec¨¢nicos y ruidos humanos. Estos ¨²ltimos los considera un est¨ªmulo para la comunicaci¨®n entre personas, mientras que aqu¨¦llos ser¨ªan una barrera colocada en tomo a cada individuo, de forma tal que lo sumen en la soledad y angustia m¨¢s absoluta.
?El ambiente ruidoso de las ciudades atonta y aturde los sentidos hasta unos niveles que pueden dejar totalmente bloqueado al individuo. Es preocupante?, prosigue ?ver que casi nadie sale ya a pasear tranquilamente por la ciudad. Ello se debe a que el paso de los coches, el tr¨¢fico, en suma, agreden de tal forma que la reflexi¨®n es imposible. El ejemplo m¨¢s claro del atontamiento producido por los ruidos puede ser una discoteca. Te¨®ricamente, la gente va a ella a relajarse, charlar, comunicarse. Resulta que en un primer momento se te despiertan necesidades humanas de car¨¢cter comunicativo, sexual, etc¨¦tera. Sin embargo, la trampa funciona y, tras un par de horas de permanencia, todas esas necesidades quedan aplastadas.?
No obstante, Enrique Gonz¨¢lez Duro insiste en que no se puede aislar el factor ruido del modo de vida general. ?Es todo un sistema de vida encaminado a deteriorar la salud mental de la poblaci¨®n. Si ahora mismo se suprimieran todos los ruidos nos volver¨ªamos locos sin remedio. Pienso tambi¨¦n que el control de ellos tampoco solucionar¨ªa gran cosa, porque ser¨ªa una simple medida reformista cuyos efectos se ver¨ªan suplidos de cualquier otra manera. Se trata de buscar un cambio de vida mucho m¨¢s profundo.?
Mientras que durante toda la jornada el nivel de decibelios se hace m¨¢s o menos tolerante, los ruidos que llegan durante el tiempo que te¨®ricamente est¨¢ destinado al descanso pueden ser los m¨¢s enervantes. Sin embargo, la planificaci¨®n urban¨ªstica de esta ciudad no ha tenido en cuenta la necesidad del silencio. Una de las soluciones apuntadas por la soci¨®loga urbanista Ana Valle consistir¨ªa en el aislamiento sonoro de las viviendas. Ya a niveles de planificaci¨®n general habr¨ªa que evitar la construcci¨®n de viviendas en zonas industriales o junto a puntos sistem¨¢ticamente ruidosos, como son los aeropuertos.
Una ordenanza que no se cumple
Seg¨²n datos oficiales, en lo que va de a?o la Delegaci¨®n Municipal de Medio Ambiente ha abierto seiscientos expedientes por incumplimiento de la ordenanza sobre ruidos. Sin embargo, esta cifra no recoge ni de lejos las infracciones que contra el medio ambiente sonoro se realizan en Madrid. Tanto el ruido como los restantes factores que pueden alterar el medio ambiente son controlados por una ordenanza municipal, elaborada en marzo de 1969. Las multas que se imponen van de quinientas a 5.000 pesetas, aunque la inmensa mayor¨ªa de las infracciones quedan obviamente sin sanci¨®n.
La zona centro, la m¨¢s afectada
El responsable de esta delegaci¨®n municipal, Manuel Mella, considera que la parte m¨¢s ruidosa de Madrid es la zona centro y que ello se debe a la densidad del tr¨¢fico rodado. Adem¨¢s del casco central, los puntos m¨¢s ruidosos son algunos de la M-30, especialmente los accesos a la zona sur y, por supuesto, el aeropuerto de Barajas. Respecto a las f¨¢bricas, el se?or Mella asegura que solamente producen alteraciones de car¨¢cter puntual. Seg¨²n se recoge en la ordenanza, el control de ruidos lo efect¨²a la llamada Patrulla Ecol¨®gica, creada el 23 de julio de 1973. Actualmente est¨¢ formada por 62 veh¨ªculos (diez coches y 52 motos), que recorren la ciudad a la b¨²squeda de alteraciones. Tambi¨¦n acuden cuando cualquier ciudadano hace una Ramada al Ayuntamiento denunciando el exceso de ruido en un punto determinado.
El l¨ªmite de decibelios permitido en la ordenanza es correcto, a juicio de especialistas en enfermedades del o¨ªdo o de los psiquiatras. Aunque las situaciones que contempla la ordenanza son muy variadas, la media de decibelios permitida ronda los cincuenta, cifra que se reduce en las proximidades de los centros sanitarios. ?Un margen perfecto, si realmente se lograra cumplir?, puntualiza el doctor Scola.
Los motivos de las denuncias tramitadas en los ¨²ltimos meses se han basado fundamentalmente en las molestias causadas por acondicionadores de aire, bares, salas de fiestas, peque?a industria, talleres y, especialmente, los ruidos de las motos sin tubo de escape.
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