EI Bernab¨¦u, como en sus mejores tiempos
M¨¢s de 100.000 personas acudieron el domingo al Bernab¨¦u. M¨¢s de treinta millones de pesetas entrar¨¢n en la caja del Real. Cinco goles fueron marcados en media hora. O sea, como en aquellos tiempos en que el f¨²tbol era s¨®lo opio para el pueblo. Ahora que los intelectuales de izquierda comienzan a admitir que tambi¨¦n a ellos les gusta el espect¨¢culo, lo ¨²nico que hay que hacer es readaptar el lenguaje futbol¨ªstico. As¨ª, por ejemplo, hay que decir que el Barcelona recibi¨® una gran pita antiauton¨®mica y que el Sp¨®rting, que ser¨¢ el primer equipo espa?ol que juegue contra la selecci¨®n kurda, con la colectivizaci¨®n de su f¨²tbol se ha colocado en cabeza de la Liga a expensas de un capitalismo trasnochado
.Al doctor Moreno L¨®pez, uno de los tres hombres que ha contribuido a desterrar la tos ferina del mundo, le cost¨® 3.000 pesetas en la reventa una localidad de anfiteatro. A un se?or de Manresa, que lleg¨® tarde a Madrid, le soplaron 8.000 pesetas por una invitaci¨®n que hab¨ªa regalado el club. La reventa obtuvo del Madrid-Barcelona los beneficios que no ten¨ªa desde hac¨ªa a?os. Por una localidad para este partido, en taquilla, se pag¨® m¨¢s que por o¨ªr a Pl¨¢cido Domingo. A los catalanes que vinieron tras su equipo no les sali¨® tan cara la operaci¨®n porque las entradas que recibi¨® su club eran en su mayor¨ªa de las alturas. Las partes bajas del campo estuvieron en manos madrile?as.
Salvo el a?o de Cruyff, o sea, cuando el 0-5, nunca hab¨ªan venido los barcelonistas tan ilusionados. El seny est¨¢ para algo, y este a?o se tem¨ªan lo mejor. En el equipo, junto a las estrellas for¨¢neas, hay cinco catalanes, que son los que empujan y los que hacen sudar la camiseta al resto. El destajo que ha impuesto N¨²?ez se ha dejado sentir. Todos quieren ser titulares y luchan por la pela m¨¢s que un paleta de Badalona. Seguramente lo que quer¨ªa N¨²?ez era contar con buenos paletas poniendo ladrillos para que los arquitectos del equipo se lucieran. El Barcelona estuvo a punto de levantar el chafl¨¢n del empate, pero a los sufridos obreros del equipo les fallaron quienes ten¨ªan que tirar las l¨ªneas finales. No cubri¨® aguas, pero bien poco le falt¨®. Los dos grandes capitales del pa¨ªs, el Madrid y el Barga, hablaron antes del encuentro de que se jugaban parte de la Liga en el envite. El Sp¨®rting, como el a?o pasado, a la chita callando, se ha situado en primera posici¨®n. En el Sp¨®rting no hay estrellas del tono de las madridistas o barcelonistas porque se prefiere el f¨²tbol colectivo. El Sp¨®rting sigue en plan modesto. Ni siquiera para el Mundial-82 exigen sus dirigentes unas remodelaciones de El Molin¨®n como desean otros en sus campos. El Mundial-82 comienza a tener problemas humanos. Raimundo Saporta est¨¢ muy preocupado por c¨®mo va el tema. Como es natural, est¨¢ ya en manos de los pol¨ªticos. Un Mundial es cuesti¨®n de Gobierno y, como todas las cuestiones que dependen del que manda, tienen la oposici¨®n del que quiere mandar. No debe, pues, sorprenderse Saporta de los cauces actuales. Naturalmente, es bien distinto depender de un Bernab¨¦u que no dejaba rechistar a nadie, que de Su¨¢rez, a quien se le puede soliviantar el Congreso. Saporta le teme al PSOE y sus proyectos, pero en este sentido debe sentirse respaldado porque en la Moncloa no dejar¨¢n convertir un proyecto nacional en una cuesti¨®n municipal.
A Saporta no le hace feliz tener que dar explicaciones a todo el mundo. En ese caso casi prefer¨ªa dimitir. A Saporta le gusta trabajar con m¨¢s tranquilidad. Para vivir de sobresaltos hubiera preferido la presidencia del Madrid. Que le asust¨® precisamente porque sabe que de cuando en cuando los socios se calientan y gritan hacia el palco. Como le ha ocurrido ya a Calder¨®n, que tambi¨¦n parec¨ªa intocable.
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