Un tercio de los j¨®venes espa?oles se ha drogado
El 34,6% de los j¨®venes espa?oles han tenido alguna experiencia con la droga; al 9,6% le gustar¨ªa probarla, aunque todav¨ªa no lo ha hecho, mientras otro importante sector -el 54%- pasan totalmente de ella. Estos datos sobre consumo de drogas son los primeros que reflejan el estado de la cuesti¨®n a nivel nacional, y a la vez ofrecen fiabilidad absoluta dentro del margen de error que implica todo estudio estad¨ªstico. Son parte de los resultados de un sondeo de opini¨®n realizado por dos equipos de profesionales -Equipo de Investigaciones Sociol¨®gicas (EDIS) y CIDUR- sobre una muestra de 1.600 j¨®venes, entre los doce y veinticuatro a?os, residentes en 65 localidades distintas y con una ligera ventaja en el n¨²mero de chicos sobre el de chicas. La mayor¨ªa de ellos son estudiantes, y una tercera parte trabaja en ocupaciones m¨¢s o menos espor¨¢dicas con gran movilidad de empleo. El 7% se encuentra en paro, y la mitad viven en ciudades con m¨¢s de 100.000 habitantes. Por t¨¦rmino medio disponen de seiscientas pesetas a la semana para sus gastos.Que m¨¢s del 34% de los j¨®venes hayan probado alg¨²n tipo de droga no significa que todos ellos sean consumidores habituales. El porcentaje real de aut¨¦nticos consumidores, de acuerdo con los c¨¢lculos de aproximaci¨®n efectuados en el estudio estad¨ªstico, es algo inferior a un 33%, aproximadamente. Seg¨²n otras fuentes, el n¨²mero total de drogadictos en Espa?a se acerca a los 300.000, cifra que se ha alcanzado en los ¨²ltimos veinte a?os en un vertiginoso proceso multiplicador.
La edad t¨ªpica de la iniciaci¨®n a la droga puede situarse en los dieciocho a?os. M¨¢s de la mitad de los chicos encuestados la prob¨® por primera vez entre los diecis¨¦is y los veinte. El 10% declar¨® que empezaron a darle al porro mientras hac¨ªan el servicio militar, por puro aburrimiento. Las chicas tambi¨¦n suelen empezar a partir de los dieciocho, aunque, en general, se inician m¨¢s tarde que los muchachos y el tipo de consumo que practican es m¨¢s bien de tipo eventual y espor¨¢dico.
La gran mayor¨ªa, el 75%, se estrenan con el t¨ªpico porro de hach¨ªs; otros, el 15%, con marihuana, y algunos, un 1,4 %, snifando coca, que, ingerida por v¨ªa nasal, es considerada por muchos especialistas como droga blanda, al igual que el hach¨ªs o la mar¨ªa.
El auge de las drogas duras
Muy pocos entran directamente a las drogas duras, aunque se da el alarmante fen¨®meno de que son precisamente los m¨¢s j¨®venes los que tienen m¨¢s tendencia a consumirlas, e incluso el 6% comienza directamente con ellas. Entre los encuestados de m¨¢s edad -dieciocho a veinticuatro a?os-, el 3,8% respondi¨® que las frecuentaban con m¨¢s o menos asiduidad, especialmente los que se encuentran en una situaci¨®n l¨ªmite o insatisfactoria: en paro, en la mili o sin hacer nada en la vida.
El auge de las drogas duras entre los adolescentes es un fen¨®meno f¨¢cil de detectar, que los resultados de esta encuesta confirman, y que responde, sin duda, a la pol¨ªtica de mercado que aplican quienes desde la sombra mueven los hilos del tr¨¢fico internacional de drogas. La captaci¨®n de los clientes m¨¢s j¨®venes, a base del t¨ªpico ofrecimiento de una muestra-regalo del producto -hero¨ªna normalmente-, es una t¨¢ctica de marketing que no falla. Los informes y reportajes sobre el trasiego de este tipo que se da en las puertas de colegios e institutos, en competencia desleal con la venta de helados y otras golosinas infantiles, no son un invento, aunque a veces tengan tono sensacionalista, sino una realidad que cualquier observador puede constatar.
Sin embargo, en el conjunto de consumidores estables, los adeptos al pinchazo son todav¨ªa una minor¨ªa que no llega al 1%.
Mercado de droga al detall
Las formas de obtener el material son muy diversas, pero casi todas sencillas y al alcance de cualquiera. Algunos barrios o locales p¨²blicos frecuentados por la gente joven que naci¨® ya en el pasotismo o lleg¨® a ¨¦l con la progres¨ªa desencantada, son centros de abastecimiento, te¨®ricamente clandestinos, pero que funcionan normalmente a plena luz, aunque de cuando en cuando sufran la molesta visita de la polic¨ªa, e incluso alguna redada. Muchas ciudades tienen ya el tr¨¢fico establecido en determinadas zonas, como es el caso de la plaza Vieja, de Vallecas, o la del Dos de Mayo, en Madrid; la plaza del Rey o de La Mina, en Barcelona; o el barrio de las Plater¨ªas, de Santiago.
Amistades y conocimientos son la fuente m¨¢s importante de suministro. Las chicas, sobre todo, prefieren utilizar la v¨ªa amistosa, antes que entrar en tratos con el camello de turno que suele aprovecharse de la inexperiencia de los consumidores ocasionales, poco avezados en regateos e ilegales intercambios.
Los que practican el bricolage de la droga y se abastecen a base de producci¨®n propia son todav¨ªa una reducida minor¨ªa, cultivadores de cannabis en peque?a escala, que pueden obtener orientaci¨®n para sus aficiones agr¨ªcolas en algunos de los manuales sobre el tema que ya se encuentran en las librer¨ªas.
En cuanto a las cantidades de dinero que los j¨®venes dedican a la compra de drogas, seg¨²n los resultados del sondeo, no parecen muy voluminosas. El 68,9% de los encuestados gasta menos de mil pesetas al mes; el 20,7%, menos de 2.500; el 5,6%, menos de 5.000, y s¨®lo el 1,1% llegan a superar las 10.000 pesetas.
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