"El se?or de los anillos", de la ficci¨®n literaria al comercio
Cuando Tolkien comenz¨® a escribir, en 1919, sus primeros cuentos, poes¨ªas y relatos, tal vez intentaba conjurar alg¨²n poder oculto o resumir el ambiente m¨ªtico que penetra los colleges oxonianos, en una historia que finalmente abocar¨ªa en una de las m¨¢s completas mitolog¨ªas de ficci¨®n que hayan surgido de un esfuerzo individual.El centro y eje de su trabajo es El se?or de los anillos, una f¨¢bula alucinante que retrata por en¨¦sima vez la lucha del bien y el mal, pero que se convirti¨®, gracias al detallismo y encanto de la mitolog¨ªa que encerraba, en una especie de Biblia para un gran n¨²mero de pasotas hippies (ingleses y americanos, sobre todo) en los ¨²ltimos a?os de los sesenta. La actual y previsible explosi¨®n, que se manifest¨® tambi¨¦n en Espa?a de numerosas formas, tiene como excusa la pel¨ªcula que sobre el tema ha realizado Ralph Bakshi, y que ha generado una catarata de efectos colaterales.
La pel¨ªcula
El se?or de los anillos, como Las fundaciones, de Asimov, o los Viajes on¨ªricos de Randolph Carter, de Lovecraft, han excitado siempre la imaginaci¨®n de quienes se dedican al cine. Transportar a im¨¢genes un argumento y un gui¨®n perfectamente acabado, rebosante de imaginaci¨®n y a¨²n m¨¢s de posibilidades pl¨¢sticas, es una tentaci¨®n a la que se rindieron hombres tan eminentes como Walt Disney, Stanley Kubrick o John Boorman. Todos ellos dispusieron en un momento dado de los derechos del gui¨®n, pero las dificultades t¨¦cnicas y, en cierta forma, el previsible hipercriticismo de los fans de Tolkien, les echaron atr¨¢s. Hace unos tres a?os, Ralph Bakshi, director de dibujos animados, se decidi¨® a adentrarse en El se?or de los anillos. Bakshi era ya muy conocido por sus esc¨¢ndalos, que aterrorizaron a la p¨ªa sociedad americana en forma y figura de cintas como Fritz the cat (El gato Fritz), Heavy traffic o Coonskin, que transportaban al dibujo cinematogr¨¢fico toda la violencia, sexo y taras que, sin embargo, aparecen con naturalidad en pel¨ªculas normales o incluso en las noticias televisivas yanquis. El que Bakshi, Robert Crumb de la pel¨ªcula de dibujos, se metiera a realizar este cuento lleno de matices, magia y poes¨ªa sorprendi¨® a todo el mundo, pero el presupuesto anunciado de casi cuatrocientos millones de pesetas anunciaba a ese mundo que la cosa iba de grandes medios, o en estadounidense, en serio.Dos a?os despu¨¦s, Bakshi hab¨ªa finalizado la primera parte de El se?or de los anillos. La pel¨ªcula est¨¢ rodada en vivo (y, casualmente, en Espa?a), siguiendo una t¨¦cnica de superposici¨®n extra?a en los dibujos animados, y por completo diferente de los Tres caballeros, de Disney, por ejemplo. De lo que se trata es de filmar unos jinetes o una batalla o una reuni¨®n y a continuaci¨®n retocar fotograma a fotograma cada uno de los personajes. De esta manera, los caballos galopan como caballos y no como aut¨®matas, pero el color superpuesto les hace parecer irreales, o mejor, integrados en lo que es la pel¨ªcula: una banda de dibujos. Determinados caracteres est¨¢n dise?ados por completo, sin ninguna apoyatura en escenas filmadas en vivo. El resultado final est¨¢ bien, o mejor aun, muy bien; pero los fans de Tolkien echan de menos determinadas escenas, mientras quien no es fan se queda con las ganas de saber qu¨¦ ocurre en la segunda parte, la cual se supone vendr¨¢ alg¨²n d¨ªa. Bakshi dice que todo el mundo sabe que estaba haciendo s¨®lo esa primera parte, pero la publicidad de la pel¨ªcula deja muy claro que all¨ª vamos a encontrar el libro entero y verdadero. Aviso de pescadores: no fiarse, de la publicidad.
El negocio
Sin embargo, lo de El se?or de los anillos no se acaba en una pel¨ªcula (sobre la que su distribuidora espa?ola no parece tener ideas muy claras, posponiendo su estreno una y otra vez, llev¨¢ndola y dej¨¢ndola de llevar a tal o cual festival, etc¨¦tera), sino que se continuar¨¢ en otros medios de compra y venta.As¨ª, se editar¨¢ dentro de poco la segunda parte del libro (la primera apareci¨® hace m¨¢s de un a?o), y no s¨®lo eso, sino tambi¨¦n un libro de comics ilustrado por el espa?ol Jos¨¦ Ortiz. Lo de los libros se incrementar¨¢ probablemente con la edici¨®n de parte de las obras de Tolkien, como El hobbit, o el refrito que es el Silmarilion. Adem¨¢s aparecer¨¢ un libro Sobre el se?or de los anillos, coordinado por Miguel ?ngel Arenas y con colaboraciones de Eduardo Haro Ibars y Mariano Antol¨ªn Rato, entre otros.
Sin embargo, desde Love story, el merchandasing (que es la expresi¨®n inglesa para la comercializaci¨®n de una imagen) llega a otros muchos terrenos. As¨ª, en Norteam¨¦rica e Inglaterra se encuentran por todas partes mapas de la Tierra media (lugar donde se desarrolla la acci¨®n), y camisetas o toallas con todos y cada uno de los personajes; a saber, hombres, hobbits, elfos y enanos. Tambi¨¦n hay pegatinas, posters, pipas de hobbit (los hobbits, claro, fuman en pipa), una cantidad incre¨ªble de libros y dibujos, y figuras de pl¨¢stico o instrumentos musicales (hobbits y elfos cantan).
A¨²n m¨¢s: en Am¨¦rica ha aparecido un juego llamado La guerra del anillo, que reproduce con una exactitud asombrosa todos y cada uno de los personajes, sus habilidades intr¨ªnsecas, su moral, su car¨¢cter, fuerza f¨ªsica, etc¨¦tera. Un juego enormemente complicado que se apoya, adem¨¢s de en la documentaci¨®n y serios estudios que se han realizado sobre la obra de Tolkien, Gu¨ªa de la Tierra media y La compa?¨ªa de Tolkien.
El autor muri¨® en 1973, pero su hijo Christopher se ha encargado de mantener y aun de avivar un mito que en un momento, hace a?os, fue underground, y hoy en d¨ªa va camino de convertirse en una Fiebre del s¨¢bado. Con la gran diferencia de que El se?or de los anillos es infinitamente mejor.
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