Situaci¨®n de las prisiones

Desde mi modesta posici¨®n de funcionario, excedente, del servicio interior de una prisi¨®n (los hay de servicio exterior, oficinas y cosas as¨ª) quisiera decir algunas cosas sobre lo que parece ser una nueva pol¨¦mica acerca de las prisiones y lo que en ellas ocurre. Naturalmente, pido perd¨®n por mi atrevimiento a fil¨®sofos, escritores, directores de cine, abogados, especialistas en el tema y al se?or Savater.?Hay tortura en prisiones? No lo s¨¦. Lo que s¨ª s¨¦ es que hay un delito de tortura, reciente por cierto, en el C¨®digo Penal, un Reglamento de Prisiones que al igual que la ley General Penitenciaria autoriza la violencia en ciertos casos, inspectores penitenciarios y jueces. M¨¦zclese todo debidamente y se pisar¨¢ un terreno m¨¢s firme que el recorrido hasta ahora.

?Funcionarios torturadores?

?No hay un paso demasiado grande entre la coacci¨®n fisica, necesaria en unos casos y puede que excesiva en otros, y la tortura?

?Cu¨¢ntos? Tampoco lo s¨¦, pero presumo, ahora s¨ª, la de inocencia, que si los hay deben ser muy pocos. Yo no conozco ninguno.

?Funcionario antiguo, torturador; funcionario nuevo, modelo? Absurdo, como toda simplificaci¨®n. Me atrevo a asegurar que el 90% de los funcionarios de servicio interior son j¨®venes, como yo. Una persona (los funcionarios de prisiones tambi¨¦n lo son) de cierta edad no puede aguantar las tensiones ps¨ªquicas y f¨ªsicas del interior de cualquier prisi¨®n de cualquier pa¨ªs, ni el horario de trabajo del interior de las prisiones de este pa¨ªs, que excede, con mucho, las 44 horas semanales, por tomar alguna referencia. Pero ese es otro tema.

?Por ser m¨¢s joven se es m¨¢s profesional y democr¨¢tico? Evidentemente, no.

Adem¨¢s, me parece un poco inmoral hablar, aunque sea camu-

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