Que tengo tos
Que tengo tos, o sea que toso, y eso me da una importancia, una madurez, una sensatez que ya era hora, porque el que tose las cosas dos veces antes de decirlas, dice cosas m¨¢s sensatas. Una tos apoya una personalidad, o la personalidad se apoya en una tos como en el bast¨®n de los no cojos, en el tartamudeo voluntario de los lores ingleses, que corrige el exceso de elocuencia, o en la innecesaria m¨¢scara de guapa que lleva Gemma Cuervo, siendo tan guapa.Aprovechando que tengo tos, cosa que no suelo tener, he dicho por el teleinvento cosas que han quedado grabadas hasta enero o as¨ª, si antes no se atraviesa un noble bruto, mientras Emilio Romero se maquillaba sobre el maquillaje natural de los a?os y los desenga?os. En Prado del Rey han hecho un ruedo ib¨¦rico de cart¨®n con todos los conocidos del pa¨ªs, y como no se atreven a llamarlo Ruedo Ib¨¦rico, porque eso suena a Resistencia, a Par¨ªs, a Fern¨¢ndez y a Valle-Incl¨¢n (ellos est¨¢n en el horterismo de Blasco Ib¨¢?ez), lo llaman Espa?a entera, y me preguntan:
-?Hay sentido del humor en el pueblo espa?ol?
Toso y contesto:
-Nuestro pueblo nunca se ha tomado completamente en serio a los dirigentes, de un lado o de otro. Cuando el pueblo espa?ol ha tomado en serio una causa, ha sido precisamente la suya: las dos Rep¨²blicas y el 36.
A m¨ª, de todo este p¨¢rrafo, lo ¨²nico subversivo me parece la tos. Cosas que s¨®lo le ocurren y se le ocurren a uno cuando tiene tos, cuando es uno ya por dentro una especie de Romanones con bufanda de falso estudiante progre.
As¨ª como la faringitis me mete en casa a leer, la tos me echa a la calle a toser, a hacerle ver a la gente que si, a pesar de todo, no tengo la gloria, la estatua en vida, ya tengo en cambio la tos, tos noventaiochista y p¨®stuma, tos bronca y violenta de energ¨²meno literario al que no hay quien le tosa.
En el banco me cruzan con mayor facilidad los cheques desde que entro tosiendo, y las m¨¢s codiciaderas mujeres de Madrid, las que no me hab¨ªan llamado nunca, me llaman ahora todas las ma?anas s¨®lo por escuchar mi tos.
Creo que cualquier d¨ªa saldr¨¦ tosiendo en Fant¨¢stico. Es lo que s¨¦ hacer.
Van a sacar un libro m¨ªo en ingl¨¦s, Mortal y rosa, en Nueva York. Ellos me hablan muy british, por conferencia, y yo les toso. A Larra, del que he escrito estos d¨ªas con motivo del facs¨ªmil de El pobrecito hablador que nos regala Ferm¨ªn/Espasa, le falt¨® toser un poco, ahora que caigo, porque un rom¨¢tico como ¨¦l, o tose o se tiene que pegar un tiro. Si no, no hay rom¨¢ntico. Larra no lleg¨® a diputado (lleg¨® muy tarde) porque no ten¨ªa tos parlamentaria, y s¨®lo el tiro rubrica todas las verdades progresistas que podr¨ªa haber dicho en el Parlamento.
La tos es otro lenguaje, otra forma de protesta: todo lo que no se debe decir sobre Wojtyla, sobre Carter, sobre Su¨¢rez, sobre Abril, sobre Felipe, yo lo toso, lo expreso tosiendo. La tos es una forma de disconformidad para cuando hay que estar conforme. Por eso, mi tos es revolt¨¦.
Solana dec¨ªa:
-Lo que a uno le gustar¨ªa es una operaci¨®n de esas que le cortan a uno una pierna, le ponen a uno cloroformo y luego le dan caldo.
En su dandismo inverso y como palurdo, Solana conoc¨ªa la importancia que tiene para un artista la cojera, la tos o la s¨ªfilis, cosas todas que ha abolido el Seguro en cuarenta a?os, dej¨¢ndonos in¨²tiles para la revoluci¨®n o la vanguardia. Pasa con la obra. Todo el mundo le pregunta a uno en los saraos: ??Y est¨¢ usted haciendo obra, Umbral?? Esto me resulta un vacile, porque el hacer una columna diaria ya me parece a m¨ª que es hacer obra. Y la expresi¨®n hacer obra, tan frecuente entre intelectuales/ pedantes, me emparenta con un maestro de obras. Si no hago obra -libro-, parece que estoy viviendo del subsidio de la construcci¨®n y el paro. Por eso, para que me respeten un poco, toso.
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