Crisis y conciertos econ¨®micos en el Estatuto vasco

La primera preocupaci¨®n de los vascos, seg¨²n los sondeos realiza dos por el Consejo General para orientar la campa?a institucional del refer¨¦ndum, es el paro y la crisis econ¨®mica. Por sorprendente que el dato pueda parecer a algunas personas -incluidos sabios soci¨®logos de importaci¨®n contrata dos para descubrir en dos meses una receta contra el terrorismo-, la preocupaci¨®n ante el tema de la violencia aparece, en dichos sondeos, a gran distancia de los citados motivos principales de inquietud. Quiz¨¢ ser¨ªa de utilidad un estudio que intentase establecer la relaci¨®n e tre ambos fen¨®menos, analizan do, por ejemplo, el desplazamiento producido en los ¨²ltimos cinco a?os de unas zonas a otras como semilleros principales de activistas, o estudiando las variaciones regis tradas en el sector social de origen y edad media de estos ¨²ltimos y relacionando todo ello con los niveles de paro existentes en cadazona y sector.Durante el ¨²ltimo a?o, Guip¨²zcoa fue la provincia del Estado espa?ol que registr¨® la mayor tasa de crecimiento del desempleo. En Vizcaya, datos recientes cifraban el nivel de paro en un 15,82% (incluyendo una estimaci¨®n sobre el ?paro desanimado?, es decir, el de aquellas personas que han dejado de buscar trabajo porque no tienen ninguna esperanza de encontrarlo). A su vez, el 55% de esa cifra corresponde a j¨®venes menores de veinticinco a?os, m¨¢s de la mitad de los cuales buscan a¨²n su primer empleo. Estos datos resultan tanto m¨¢s significativos teniendo en cuenta que hace tan s¨®lo seis a?os la tasa de desempleo era en el Pa¨ªs Vasco de un 3,11%, frente a una media del 5,09% para el conjunto del Estado. Por primera vez desde la industrializaci¨®n de Euskadi, a fines de siglo pasado, el n¨²mero de personas salidas del Pa¨ªs Vasco superar¨¢, en 1979, al de inmigrantes recibidos. Tal es la situaci¨®n.

?Euskadi se hunde?, vienen advirtiendo los sectores que m¨¢s se beneficiaron del auge de los veinte a?os anteriores. Seg¨²n datos del Banco de Bilbao, entre 1955 y 1975 la renta regional aument¨® en el Pa¨ªs Vasco en un 189,4%, lo que hizo que en el a?o de la muerte de Franco, Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava figurasen, respectivamente, en los puestos primero, tercero y cuarto de renta per c¨¢pita. Sin embargo, las dos provincias costeras vascas se situaban ese a?o en los puestos diecisiete (Vizcaya) y veintinueve (Guip¨²zcoa) en cuanto a velocidad de crecimiento. Era un s¨ªntoma de lo que, cuatro a?os despu¨¦s, es ya evidente: que se entraba en una fase larga de recesi¨®n.

El hecho de que el 85% de la producci¨®n vasca se destine al mercado interior espa?ol determina el estrecho margen de maniobra de la econom¨ªa vasca para superar la crisis sin una modificaci¨®n radical de la estructura productiva. A su vez, el hecho de que el 54% de la poblaci¨®n activa vasca est¨¦ empleada en los sectores sider¨²rgico, naval y de bienes de equipo -los m¨¢s afectados a nivel internacional por la crisis abierta en el 74- explica la forma particularmente aguda de incidencia de dicha crisis en Euskadi.

Pero si ?Euskadi se hunde?, y esa es la primera preocupaci¨®n de los ciudadanos, es preciso ?levantarla?. Con una cierta tendencia a la simplificaci¨®n m¨¢gica propia de la publicidad, las paredes de Euskadi se han cubierto estos d¨ªas de carteles optimistas que proclaman: ?Voy a levantar Euskadi con una sola palabra: bai (s¨ª)?. El eslogan, junto con otros similares, es el central de la campa?a del PNV de cara al refer¨¦ndum del d¨ªa 25. Pero algunas fuerzas de izquierda han sido a¨²n m¨¢s expl¨ªcitas, al solicitar el ?s¨ª al Estatuto para acabar con el paro?.

El pacto social vasco

Para salir de la crisis y ?tener la Euskadi que anhelamos? ser¨¢ necesario, seg¨²n un reciente informe de la C¨¢mara de Comercio de Bilbao, ?un sacrificio personal considerable, que incluso contemple una reducci¨®n en el nivel de vida disfrutado por la poblaci¨®n vasca, frenando consumos y gastos superfluos?. Pero esta perspectiva de austeridad no deber¨¢ basarse en ?la adopci¨®n unilateral de cualquier conjunto de medidas?, sino en la ?negogiaci¨®n y subsiguiente pacto entre las diferentes fuerzas pol¨ªticas y sociales de nuestro pa¨ªs?. El pacto implica contrapartidas como, en particular, un ?nuevo cuadro de relaciones laborales y de participaci¨®n de los trabajadores en la empresa? y una orientaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica y privada hacia ?la reabsorci¨®n del paro?, por una parte, y la superaci¨®n de los ?d¨¦ficit en educaci¨®n, zonas verdes, red viaria, sanidad, etc¨¦tera?, por otra.

El plan, que incluye otros aspectos tan ?keynesianos? como los apuntados -lo que ha provocado una reacci¨®n dur¨ªsima del sector m¨¢s ultra del capitalismo vasco, a trav¨¦s de la Federaci¨®n de Emprerios del Metal- se inscribe de lleno en la perspectiva de la autonom¨ªa. ?La aprobaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa, puede leerse en el informe antes citado, permite una capacidad de,intervenci¨®n en materia econ¨®mica que los poderes p¨²blicos vascos deben asumir en¨¦rgicamente y sin demora, si deseamos, por un lado, acercar la toma de decisiones al lugar en que van a ser aplicadas, y, por otro lado, orientar la actividad econ¨®mica vasca en funci¨®n de las necesidades, deseos y dictados de Euskal-herria.?

Esa ?capacidad de intervenci¨®n? de los poderes vascos viene regulada en el Estatuto por el t¨ªtulo primero, que define las competencias del Pa¨ªs Vasco, y el t¨ªtulo tercero, que establece el sistema de conciertos econ¨®micos como base del sistema de financiaci¨®n de la autonom¨ªa.

Los conciertos econ¨®micos de las provincias de Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava (al igual que el convenio de Navarra) tienen su origen en la ley de 25 de octubre de 1839, dictada inmediatamente despu¨¦s de la derrota carlista en la primera guerra. El proceso abolitorio de los fueros entonces iniciado culminar¨ªa con la ley de 21 de julio de 1876, que establec¨ªa la obligaci¨®n de las tres provincias de contribuir a los gastos del Estado en proporci¨®n a sus haberes. Dos a?os despu¨¦s, el contenido de dicha ley se concretaba en el primer convenio, por el cual cada territorio hist¨®rico se compromet¨ªa a satisfacer a Hacienda una cantidad anual fija, recaudada en la provincia por la propia Diputaci¨®n.

Sucesivos acuerdos fueron produciendo revisiones paulatinas de los cupos globales y modificando algunos de los criterios iniciales sobre las atribuciones del Estado y las diputaciones en el sistema de recaudaci¨®n. En junio de 1937, d¨ªas despu¨¦s de la entrada de las tropas franquistas en Bilbao, un decreto de guerra suprim¨ªa el concierto para las provincias de Vizcaya y Guip¨²zcoa, consideradas ?traidoras?, por haber optado por el bando republicano. Desde entonces, s¨®lo Alava ha seguido conservando el r¨¦gimen de conciertos (y Navarra su convenio, actualizado en 1969).

(Ma?ana: Conciertos econ¨®micos. ?Privilegio o medida de pol¨ªtica econ¨®mica?)