Presunto polic¨ªa amenaza a un taxista con matarle

Un taxista y un presunto polic¨ªa protagonizaron el martes un extra?o incidente, durante el cual, sin motivos aparentes, el segundo esgrimi¨® una pistola y amenaz¨® al primero con ?pegarle tres tiros?. Fue necesaria la actuaci¨®n de un fuerte contingente de polic¨ªas para tranquilizar los ¨¢nimos de su presunto compa?ero de cuerpo. Al final, el taxista pudo continuar su trabajo, aunque sin recibir ning¨²n tipo de explicaciones.Los hechos, seg¨²n relat¨® a EL PA?S el se?or S¨¢ez, taxista de profesi¨®n, ocurrieron de la siguiente manera: A la altura de la Puerta de Alcal¨¢, cargado con un viajero, advirti¨® c¨®mo un veh¨ªculo situado al lado intentaba adelantarle fren¨¦ticamente, sin conseguirlo por las limitaciones de tr¨¢fico. El veh¨ªculo en cuesti¨®n, un Seat 131, de color rojo, matr¨ªcula V-9856-AL, pas¨® a una posici¨®n posterior y comenz¨® a pitarle fuertemente y hacerle se?as con las luces. Al llegar al sem¨¢foro situado al principio de la calle de Vel¨¢zquez, nuevamente emparejados ambos coches, el ocupante del Seat 131 sac¨® una pistola por la ventanilla y enca?on¨® al se?or S¨¢ez, mientras el cliente, asustado, se refugiaba en el suelo del taxi.

El agresor conmin¨® al taxista a que se bajara del coche, al tiempo que le dec¨ªa, con voz excitada, que iba a pegarle tres tiros. Al se?alar luz verde, ambos coches continuaron su camino hasta que se detuvieron de nuevo en el sem¨¢foro de la intersecci¨®n con Goya. En ese momento, el cada vez m¨¢s vociferante ocupante del Seat 131 baj¨® del mismo, abri¨® la portezuela del taxi y agarr¨® al se?or S¨¢ez de la ropa, aunque ahora sin esgrimir su arma. El taxista, ya muy preocupado por el cariz de los acontecimientos, le exigi¨® que se identificara y le dijo que qu¨¦ quer¨ªa.

La respuesta fue una nueva serie de amenazas, salpicadas con frases del tipo de ?T¨² no sabes qui¨¦n soy yo?, para acabar advirti¨¦ndole que era polic¨ªa.

En ese momento, el se?or S¨¢ez pidi¨® ayuda a la dotaci¨®n de un jeep de la Polic¨ªa Municipal, quien traslad¨® a ambos coches y sus ocupantes a unas dependencias que este cuerpo tiene en la calle de Vel¨¢zquez. All¨ª, el presunto polic¨ªa sigui¨® con sus gritos e impuso su voluntad de ?pedir refuerzos?. No se sabe qu¨¦ dijo por tel¨¦fono, pero a los pocos minutos se present¨® un contingente de diez polic¨ªas nacionales, metralleta en mano, que rodearon al taxista, le pusieron contra la pared y le registraron. El se?or S¨¢ez se identific¨®, mientras su oponente, que se supone que tambi¨¦n se habr¨ªa identificado ya, se dirig¨ªa a sus presuntos compa?eros insistiendo en que ?ten¨ªa que haberle matado?.

Poco despu¨¦s, la polic¨ªa dej¨® al taxista que continuara con su trabajo, y ¨¦ste se march¨®, perplejo, sin saber qu¨¦ hab¨ªa pasado. Si realmente aquel hombre era polic¨ªa y el por qu¨¦ de su extra?a actitud hacia ¨¦l.