EL PA?S y las abortadoras

Compruebo estos d¨ªas como su peri¨®dico mantiene una personal campa?a en favor del aborto. Los argumentos que se esgrimen no son, desde luego, originales, se repiten en todas las campa?as: ya tenemos unos cuantos ?casos l¨ªmites? y ahora la famosa lista de se?oras que han abortado. Aunque las mujeres de condici¨®n modesta son las que se esgrimen en los argumentos, luego resulta que las ?abortadoras? no tienen esa condici¨®n. Adem¨¢s, su peri¨®dico se hace eco de afirmaciones que -con un poco de sentido com¨²n- resultan grotescas e infantiles: los m¨¦dicos que se declaran a favor de la vida son despu¨¦s los que se forran abortando clandestinamente. ?No es un poco absurdo?El debate es serio y por eso ser¨ªa l¨®gico que fuera injuiciado con rigor informativo. En el fondo, se trata de ver si el derecho a la vida es un derecho o si uno no lo tiene por el mero hecho de no poder firmar cartas por su corta edad. Negar ese derecho en alg¨²n caso es entrar de lleno en la dial¨¦ctica fascista y hitleriana: el derecho a la vida depende. Evidentemente, no tiene sentido afirmar cualquier otro derecho si no se permite ni el mero vivir, si no se permite su ejercicio pr¨¢ctico de la forma m¨¢s radical: la muerte del sujeto.