Se?ores concejales: las drogas "blandas" son s¨®lo un comienzo
Presidente de UCD-PozueloSorprende, la forma y el fondo, con que ha sido tratado el tema de las drogas por algunos concejales del Ayuntamiento de Madrid, m¨¢xime cuando durante la correspondiente campa?a no fue incluido en sus programas.
Se asegura, por esos concejales, estar bien informados, pero la realidad es que nada han aportado que demuestre que sus deseos, tendentes a legalizar algunas clases de drogas, cuenten con el m¨¢s m¨ªnimo soporte ni, mucho menos, con el apoyo de aquellos ciudadanos que les votaron.
Antes de dirigirse al pueblo, si no se quiere causar un grave perjuicio a la salud comunitaria, es necesario informarse bien. No se puede tratar un tema tan serio como ¨¦ste, y que representa una plaga social, si no es con total responsabilidad ciudadana.
Dos mil setecientos a?os antes de J. C., ya era conocido en China el cannabis originario de India.
A finales del siglo XI, esta droga, al ser utilizada por la secta de Alamut en el norte de Persia, fundada en 1090 por Hasan iba al Sabbah, cobra de nuevo actualidad. En esta secta, algunos de sus miembros estaban encargados de matar a miembros de otras sectas rivales. Para cometer aquellos cr¨ªmenes les daban la droga del c¨¢?amo introducida por Hasan. Fueron cr¨ªmenes numerosos y sangrientos. Crearon una ola de terror. Y esos cr¨ªmenes tomaron el nombre de la droga que los miembros de la secta empleaban para estimularse y desencadenar sus instintos agresivos y su ferocidad sanguinaria: Haxixinos; ?hombres bajo la influencia del Haxix?.
Veamos cu¨¢les son algunas de las opiniones que difieren del punto de vista de los concejales del Ayuntamiento de Madrid, que defienden la legalizaci¨®n de las drogas llamadas blandas:
El doctor Robert L. Dupont, director del National Institute on Drug Abure, informa que en EEUU hay m¨¢s de 3.000 cl¨ªnicas y 30.000 sanitarios dedicados solamente al tratamiento de los drogadictos. Actualmente reciben all¨ª asistencia 250.000 enfermos, con un alto porcentaje de drogodependientes de la marihuana.
Asegura el doctor Dupont, que es absolutamente falso que EEUU se disponga a legalizar la marihuana; representa una distorsi¨®n de la realidad. S¨®lo se trata de que los enfermos reciban asistencia fuera de las prisiones y del sistema jur¨ªdico-criminal. No habr¨¢ comercio legal de la marihuana.
Naturalmente que el tabaco y el alcohol son nocivos para la salud. Sabemos que las p¨¦rdidas que supone para Espa?a la lucha contra las enfermedades causadas por el alcohol son de 20.000 millones de pesetas anuales, y son males que est¨¢n ah¨ª, pero eso no quiere decir que tengamos que aumentarlos, como no supone una expresi¨®n de mayor libertad el que en los colegios se reparta marihuana o alcohol en lugar de leche, que es lo suyo.
El doctor Carbonell Mass¨ªa, psiquiatra, en uno de sus muchos informes sobre el tema, dice: ?La marihuana, una de las drogas m¨¢s difundidas, llamada blanda o ligera, produce efectos muy diversos de unas personas a otras. En algunas produce cuadros psicopatol¨®gicos agudos o cr¨®nicos y fen¨®menos de dependencia psicol¨®gica. En ni?os y en j¨®venes estos riesgos son mayores.?
La planta del c¨¢?amo ¨ªndico, de la que procede la marihuana, es una variedad del c¨¢?amo com¨²n. Existen ejemplares machos y hembras, y en estas ¨²ltimas es donde se dan con mayor fuerza las caracter¨ªsticas de la droga psic¨®tropa. Su riqueza, en principios activos, cambia seg¨²n la altitud en la que se cultiva y seg¨²n sea m¨¢s o menos soleada la zona. En la Comisi¨®n de Estupefacientes de las Naciones Unidas se han rese?ado 209 variedades de c¨¢?amo ¨ªndico. El hach¨ªs y la marihuana son dos modalidades de droga, seg¨²n la parte de la planta de la que se obtienen. El efecto que uno y otra producen es muy variable, seg¨²n el contenido de principio activo que contienen (delta-9-tetrahidrocannabinol), y su proporci¨®n oscila de uno a cuarenta, seg¨²n las plantas,
Entre los j¨®venes consumidores de marihuana existe el tipo que trata de reafirmar su actitud de marginaci¨®n social con el abuso de drogas clandestinas o ilegales. Puede que, con una informaci¨®n adecuada sobre los riesgos reales de la droga, esta actitud disminuyera. De todas maneras, el volumen de personas que consumir¨ªa marihuana ser¨ªa probablemente mayor si el uso de la misma se liberalizara comercialmente.
Es argumento de los defensores de su legalizaci¨®n que el alcohol goza de comercio libre y, sin embargo, en muchos aspectos, es m¨¢s nocivo que la marihuana, como si para solucionar un problema fuera consecuente a?adir otro mayor, como el derivado de la marihuana. El consumo de varias drogas, la polidrogodependencia, suele potenciar los efectos negativos de cada una de ellas y, habitualmente, produce un deseo creciente en cantidad y en ?dureza? de nuevos productos psicoactivos. Muchas veces el vendedor mezcla la marihuana con sustancias droga-fuertes, con objeto de abrir un mercado m¨¢s seguro y de cierta envergadura econ¨®mica.
La marihuana (droga blanda) es capaz de producir alteraciones cerebrales y ps¨ªquicas, agudas y cr¨®nicas, e incluso dependencia psicol¨®gica. Despierta la apetencia de drogas m¨¢s fuertes; casi todos los heroin¨®manos que hoy existen empezaron por la marihuana.
Tambi¨¦n deber¨ªan ser o¨ªdas las opiniones de aquellos padres, cuyos hijos, a los catorce a?os y a veces m¨¢s j¨®venes, conocieron la tortura diaria de verlos atrapados en la peor trampa que los humanos se han fabricado para su autodestrucci¨®n.
Ellos, esos padres, podr¨ªan contar a ustedes, se?ores concejales, la ilusi¨®n con que criaron y vieron crecer a sus hijos; cu¨¢ntos planes hicieron para ellos, cuidando de cultivar su mente y su cuerpo con la esperanza de un futuro lleno de fecundidad.
Esos padres podr¨ªan contar a ustedes, se?ores concejales, c¨®mo dedicaron su vida a esos hijos que rompieron la suya en sus a?os m¨¢s j¨®venes, por creer las falsas afirmaciones sobre esas drogas blandas en teor¨ªa de aficionados.
Tambi¨¦n deber¨ªan saber, se?ores concejales, c¨®mo un d¨ªa ese hijo criado con todo el esmero, cambiaba de car¨¢cter, tom¨¢ndose arisco, sucio, conflictivo, incapaz para el estudio, perdiendo toda la alegr¨ªa de vivir una juventud plena, como lo hac¨ªa apenas unas semanas antes, cuando a¨²n no conoc¨ªa las drogas blandas.
?Saben ustedes, se?ores concejales, lo que sienten esos padres cuando al fin sus hijos, esos tan j¨®venes que han probado las drogas llamadas blandas, desaparecen de sus domicilios por primera vez -porque habr¨¢ m¨¢s veces-, hasta completar un ciclo continuo, repetitivo, infernal, de reca¨ªdas y recuperaciones, huidas y vuelta a empezar? Desde ese instante, y durante muchos a?os m¨¢s, esos padres podr¨ªan contar a ustedes, se?ores concejales, todos los sufrimientos pasados y c¨®mo, partiendo de esas drogas llamadas blandas, perdieron a sus hijos, siendo testigos de algo tan doloroso como asistir, impotentes, a la transformaci¨®n del cerebro de un ser tan querido y a la progresiva destrucci¨®n del mismo.
Esos padres, se?ores concejales, les podr¨ªan contar a ustedes como cambia la forma de vida de toda una familia, aisl¨¢ndose en soledad, y c¨®mo todos ellos quedan prisioneros durante el d¨ªa y la noche en espera de la llegada de ese hijo que tan joven, apenas un ni?o, comenz¨® la ca¨ªda en la sima m¨¢s profunda a que los humanos pueden precipitarse por propia voluntad.
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