Real Madrid y Espa?ol lucharon a tope
Si al menos te¨®ricamente los goles deben ser producto de la pr¨¢ctica de un buen f¨²tbol, nada tiene que extra?ar y resulta completamente l¨®gico que el domingo, en Sarri¨¢, Espa?ol y Real Madrid empataran a cero. Esta circunstancia no se produjo por culpa de los jugadores, sino porque el conseguir hacer algo que se pareciera al f¨²tbol en ese terreno de juego era completamente imposible. El barro y el agua, por tanto, se convirtieron en los principales protagonistas de los noventa minutos de enfrentamiento y ?cumplieron? perfectamente su cometido al dejar el marcador como estaba antes de empezar.Pese a la lluvia y los pocos grados que se?alaba el term¨®metro nada m¨¢s empezar, aquello ofreci¨® aspecto de que iba a estar ?calentito? tanto por el ¨ªmpetu puesto por unos y otros como por un terreno en el que era dif¨ªcil mantener el equilibrio. El colegiado se encarg¨® en seguida de decir cu¨¢l iba a ser su criterio y los jugadores parecieron entenderlo con rapidez.
Hay que apresurarse a decir que en esta ocasi¨®n los ?huelguistas millonarios?, como se les llam¨® equivocadamente hace ahora poco m¨¢s de un a?o, esta vez se ganaron bien el sueldo. Tanto unos como otros demostraron una gran preparaci¨®n.
Con el campo en esas condiciones se puede decir que hasta resulta l¨®gico el que fueran los centrocampistas los que m¨¢s destacaron y los delanteros, especialmente los estilistas, los que quedaran casi in¨¦ditos. Dif¨ªcilmente pod¨ªan, por ejemplo, hacer sus diabluras, o Cunningham lucir sus habilidades, pese a que el negrito breg¨®. Algo parecido le pas¨® al otro negrito, B¨ªo, que, despu¨¦s de la buena impresi¨®n que caus¨® en el Manzanares; poco o nada pudo hacer. No se pod¨ªa de ninguna manera controlar el bal¨®n, y para los defensores resultaba mucho m¨¢s f¨¢cil la tarea, aunque luego la mayor¨ªa de las veces se tuvieron que conformar con dar un patad¨®n para adelante, con lo que no se pod¨ªa establecer la diferencia entre el que sabe y el que no.
Se perdieron miles de balones, se hicieron muchas malas entregas... Tan s¨®lo Del Bosque y a veces Fern¨¢ndez-Amado lograron ?controlar? la situaci¨®n en alguna ocasi¨®n. El que brill¨® -el domingo en Sarri¨¢ brillar era distinto- con luz propia fue Stielike, que, como si tuviese un motor en las piernas, sub¨ªa balones, bajaba a por ellos y ayud¨® en la medida de lo posible a sus delanteros. En el Espa?ol eran Fern¨¢ndez Amado, incansable, y Molinos los que luchaban m¨¢s y mejor en el centro del campo. Junto a ellos Fortes hizo cuanto pudo, que fue bastante, por crear peligro, y no se le puede pedir m¨¢s.
En el segundo tiempo hizo claros asomos la calidad del Real Madrid, que mostr¨® m¨¢s entidad como equipo, sin que esto desmerezca en absoluto al conjunto blanquiazul. Lo cierto es que no resulta ni exagerado ni injusto decir, porque se lleg¨® a apreciar, que si el terreno hubiera estado en buenas condiciones el m¨¢s beneficiado hubiera sido el equipo de Boskov.
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