Los culpables siguen sueltos
Aquel d¨ªa, una bomba estall¨® en la cuarta planta de nuestro peri¨®dico. Faltaban pocas horas para que las Cortes aprobasen el texto de nuestra actual Constituci¨®n. Las fuerzas interesadas en abortar el proceso democr¨¢tico parec¨ªan tener prisa. A resultas de aquella explosi¨®n, mor¨ªa Andr¨¦s Fraguas (diecinueve a?os, botones). Juan Antonio Sampedro (34 a?os, jefe de nuestros servicios generales) convalece a¨²n de sus heridas en un hospital madrile?o.
?No tenemos nada nuevo que decir sobre este caso?, manifestaba anoche un portavoz de la Brigada Operativa. Hoy hace un a?o que en la planta de administraci¨®n de EL PA?S estallaba una bomba; era justo un d¨ªa antes de que el Congreso y el Senado, reunidos en sesiones simult¨¢neas, aprobasen el texto de Constituci¨®n, que ser¨ªa refrendado en plebiscito pocas semanas despu¨¦s.Entre ese d¨ªa y el 3 de enero (un mes antes y un mes despu¨¦s del refer¨¦ndum constitucional) mor¨ªan en Espa?a, v¨ªctimas de atentados o tiroteos, diez civiles, siete guardias civiles, cinco polic¨ªas armados, cuatro etarras, tres polic¨ªas municipales, dos militares retirados, dos jefes del Ej¨¦rcito (entre ellos, el gobernador militar de Madrid, general Ort¨ªn), y el antiguo juez del Tribunal de Orden P¨²blico, Jos¨¦ Francisco Mat¨¦u.
Justamente dos semanas despu¨¦s del atentado a EL PA?S, el entonces ministro del Interior, Rodolfo Mart¨ªn Villa, afirmaba en rueda de prensa que ?en el caso de EL PA?S se est¨¢ trabajando mucho y bien?. En aquel encuentro con la prensa, el ministro aprovechaba para decir que todos los atentados de extrema derecha se encontraban resueltos policialmente.
En su relaci¨®n de casos resueltos, Mart¨ªn Villa inclu¨ªa el atentado contra la revista sat¨ªrica El Papus, que caus¨® un muerto, hace ahora algo m¨¢s de veinticinco meses.
En aquella conferencia de prensa, Mart¨ªn Villa (13 de noviembre de 1978), declaraba que los GRAPO estaban ?pr¨¢cticamente desmantelados?.
La ma?ana de la explosi¨®n en EL PA?S tuvo mucho de ca¨®tica. A la sensaci¨®n de desorden ayud¨®¨® aalgo el que fueran varios los servicios policiales que, cada uno por su lado, parec¨ªan iniciar la investigaci¨®n. El 30 de noviembre de 1978, un mes despu¨¦s de que estallara la bomba, una alta fuente policial declaraba a EL PA?S: ?En concreto, tenemos dos pistas seguras que podr¨ªan dar con los autores del atentado. Al menos, eso esperamos nosotros.?
El 22 de mayo de este a?o, el polic¨ªa Roberto Conesa llegaba a la jubilaci¨®n sin que la Brigada Operativa, encargada del caso, descubriera a los culpables del atentado contra nuestro peri¨®dico. A Conesa le sucedi¨® Manuel Ballesteros.
Hoy, un a?o despu¨¦s, los compa?eros de Andr¨¦s Fraguas ir¨¢n a acompa?ar su tumba en silencio en el cementerio de la Almudena. Sobre el ata¨²d han de quedar todav¨ªa los restos de un pu?ado de flores y el ejemplar de EL PA?S que depositaron all¨ª despu¨¦s de su muerte. Juan Antonio Sampedro, con el paquete intestinal destrozado, un ojo de cristal, una mano ortop¨¦dica y otra casi inexistente, convalece de su ¨²ltima intervenci¨®n quir¨²rgica.
A Sampedro no le salv¨® la vida la falta de pericia de los terroristas, sino sus ganas inmensas de vivir. Carlos Barranco, el botones que sobrevivi¨® gracias a una broma (se ocult¨® bajo una mesa al ver unos cables que sal¨ªan del paquete), se ha reincorporado a la vida activa. Mientras tanto, los culpables siguen sueltos.
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