La econom¨ªa espa?ola, una de las m¨¢s vulnerables a la crisis energ¨¦tica
La escalada de los precios del petr¨®leo es un hecho evidente que continuar¨¢ en los pr¨®ximos meses hasta l¨ªmites poco previsibles en estos momentos. La raz¨®n es la falta de oferta para cubrir la demanda mundial de los consumidores. Todo esto incide directamente sobre la capacidad de desarrollo y crecimiento en todas las econom¨ªas dependientes del petr¨®leo.Para evaluar el posible impacto de estos hechos sobre nuestro pa¨ªs, no podemos olvidar que nuestra econom¨ªa no s¨®lo es m¨¢s vulnerable, sino mucho m¨¢s vulnerable que la media del mundo industrializado, a la crisis energ¨¦tica. Las razones que apoyan esta afirmaci¨®n son. b¨¢sicamente las siguientes:
- En primer lugar, con un grado de dependencia en hidrocarburos similar al del conjunto de pa¨ªses europeos de la OCDE (68%), producimos s¨®lo el 1,8% de las necesidades de estos vitales recursos, frente al 28,4% que produce el conjunto de pa¨ªses citados (cuadro 1). Esta comparaci¨®n se agrava a¨²n m¨¢s si tenemos en cuenta que muchas de estas naciones poseen compa?¨ªas multinacionales (CFP y Elf, en Francia; ENI, en Italia; Shell, en Holanda; BP, en Gran Breta?a, etc¨¦tera), que les garantizan un control importante sobre recursos ajenos, de los que carece casi totalmente nuestro pa¨ªs.
- En segundo lugar, consumimos m¨¢s energ¨ªa por unidad de producto que la media; nuestras elasticidades renta han sido en los ¨²ltimos a?os de 1.4, frente a 0.9 para la media de la OCDE.
- En tercer lugar, el tama?o de nuestros recursos econ¨®micos no es el m¨¢s adecuado para resistir las graves pruebas a que se nos est¨¢ sometiendo. A t¨ªtulo de ejemplos, nuestro ratio importaciones de petr¨®leo-exportaciones de mercanc¨ªas es la m¨¢s favorable del mundo industrializado (cuadro 2), o tambi¨¦n que en 1980. nuestras importaciones de petr¨®leo nos costar¨¢n entre 10.000 y 11.000 millones de d¨®lares, lo que representa el 80% de nuestras reservas actuales de oro y divisas.
Ante esta situaci¨®n, no hace falta hacer muchos c¨¢lculos para deducir que continuar apoyando en el petr¨®leo nuestra demanda incremental de energ¨ªa es un camino impracticable para nuestro pa¨ªs, lo cual nos lleva a la ineludible necesidad de adaptar nuestros consumos energ¨¦ticos a los recursos reales del pa¨ªs, lo que pasa necesariamente por un plan masivo de ahorro de energ¨ªa- y por el incremento en la utilizaci¨®n de recursos energ¨¦ticos propios. Pensar que vamos a poder continuar incrementando nuestro consumo de petr¨®leo es una quimera.
Ahorro industrial
Respecto al ahorro de energ¨ªa, el grueso del mismo tiene que provenir necesariamente del sector industrial, ya que consume alrededor del 50% de la energ¨ªa total del pa¨ªs. La experiencia reciente en otras naciones demuestra claramente que, si se facilita la financiaci¨®n adecuada (en plazo y en coste), el sector industrial puede ahorrar entre el 10% y el 15% de energ¨ªa a producto constante en un per¨ªodo de cinco a seis a?os. En el sector dom¨¦stico y comercial (17% del consumo) es perfectamente posible ahorrar un 30% de energ¨ªa en iluminaci¨®n, calefacci¨®n y/o refrigeraci¨®n, sin experimentar molestias apreciables, y hasta un 50% con molestias tolerables. Las experiencias realizadas por CAMPSA a ra¨ªz de las ¨²ltimas subidas de precios el pasado mes de julio son concluyentes en estos aspectos.
Finalmente, en el sector transportes (29% del consumo) se hace necesario un cambio de los h¨¢bitos del mismo, con un trasvase del tr¨¢fico a¨¦reo y de carretera a favor del ferrocarril, que es mucho m¨¢s energ¨¦tico-eficiente. Este camino no puede realizarse m¨¢s que v¨ªa precios, ya que no es razonable que el sistema actual de tarifas permita que los aviones vayan llenos y los trenes vac¨ªos, o que el gas¨®leo de carretera cueste entre un 40% y un 50% menos de la media del resto de Europa (cuadro 3), cuando un viajero en avi¨®n consume doce veces m¨¢s energ¨ªa que uno en tren, y una tonelada transportada en cami¨®n, dos veces m¨¢s que en ferrocarril. Estos son lujos que tal vez pueda permitirse alg¨²n otro pa¨ªs, pero desde luego no el nuestro.
Respecto al incremento en la utilizaci¨®n de recursos energ¨¦ticos propios, las ¨²nicas posibilidades reales est¨¢n en una utilizaci¨®n mayor de los carbones nacionales, en un incremento importante de la energ¨ªa nuclear, donde nuestros recursos potenciales son bastante elevados, y en una exploraci¨®n mucho m¨¢s intensiva del petr¨®leo y gas. Desde luego, la energ¨ªa nuclear es una energ¨ªa con problemas a¨²n no completamente resueltos, pero en nuestras circunstancias no tenemos ninguna otra alternativa de donde echar mano. Otros pa¨ªses tienen carb¨®n abundante, esquistos bituminosos, o incluso hidrocarburos, pero nosotros no tenemos nada de eso, y, sin embargo, tenemos uranio, y unas caracter¨ªsticas geol¨®gicas de nuestro subsuelo que nos har¨¢n autosuficientes en cuanto sea explorado s¨ªstem¨¢ticamente. En el ¨¢mbito de los hidrocarburos, tenemos 500.000 kil¨®metros cuadrados de superficie sedimentaria (es decir, con posibilidades de almacenar estos recursos), entre cuencas terrestres y marinas, y aunque los resultados hasta ahora no han sido muy alentadores, el esfuerzo unitario de exploraci¨®n ha sido m¨ªnimo, por lo que nadie puede excluir descubrimientos de una cierta entidad, sobre todo despu¨¦s de los alentadores resultados en el ¨¢mbito del gas natural (Jaca y C¨¢diz), si los esfuerzos en este sentido se intensifican y se multiplican.
La opci¨®n nuclear
En estas circunstancias, la soluci¨®n de la crisis energ¨¦tica en nuestro pa¨ªs, en tanto en cuanto no ten¨ªamos la suerte o la capacidad de descubrir nuevos recursos, pasa necesariamente por una utilizaci¨®n importante de la energ¨ªa nuclear, y ello, nos guste o no nos guste. Lo ¨²nico que cabe discutir es la forma de realizar este ampl¨ªo plan nuclear, las garant¨ªas de seguridad que a ra¨ªz del accidente de Harrisburg es obvio que deben ser revisadas e incrementadas, y las compensaciones econ¨®micas a las poblaciones vecinas, pero nadie que sepa lo que dice puede discutir la necesidad ineludible de la misma. En concreto, y a medio plazo, si se pretende obtener la energ¨ªa necesaria para lograr un nivel razonable de empleo, resulta absolutamente imprescindible emprender la construcci¨®n de entre cuatro y seis nuevas unidades de gran potencia (mil MW), sobre las dos recientemente autorizadas, y ello no dentro de seis meses ni dentro de un a?o, sino de forma inmediata. Resulta frecuente ¨²ltimamente el ver grupos o instituciones que se pronuncian contra la energ¨ªa nuclear, pero ninguno de ellos ha planteado ning¨²n esquema que se tenga en pie, que nos indique c¨®mo se va a conseguir la energ¨ªa que necesitamos para nuestro desarrollo y para un razonable mantenimiento del empleo.
Como conclusi¨®n, hay que prever una dificultad creciente, tanto en t¨¦rminos f¨ªsicos como en t¨¦rminos de costo, para obtener los abastecimientos energ¨¦ticos que el pa¨ªs necesita, tanto que podremos darnos por muy satisfechos si a partir de ahora conseguimos obtener y pagar un volumen anual de petr¨®leo similar al actual. Esto habr¨¢ de repercutir necesariamente en un encarecimiento continuo de los precios al consumidor, y en dificultades cada vez mayores para el mantenimiento de los equilibrios, tanto interno como externo, de nuestro sistema econ¨®mico. En este contexto, en un pr¨®ximo futuro, la adopci¨®n de medidas que pueden ser impopulares puede hacerse inevitable. Bueno es que todos vayamos tomando conciencia de ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.