Investigar si hubo torturas
EL GOBIERNO, a trav¨¦s de sus portavoces autorizados, ha enunciado la ?teor¨ªa del residuo? para explicar la persistencia de la violencia en el Pa¨ªs Vasco. Las medidas pol¨ªticas, ?que s¨®lo serv¨ªan para aislar a los terroristas y restarles apoyo popular?, ya han sido adoptadas. S¨®lo quedar¨ªa, por tanto, la tarea de ?eliminar esos residuos terroristas? mediante procedimientos policiales.En verdad, si la condici¨®n para lapidar esa teor¨ªa fuera no haberla compartido, al menos parcialmente, en alg¨²n momento anterior, este peri¨®dico tendr¨ªa que guardar silencio. La tesis de que el terrorismo etarra hab¨ªa perdido todo apoyo popular en el Pa¨ªs Vasco y era un fen¨®meno equiparable a la delincuencia fue mantenida desde estas columnas antes de que las elecciones de marzo de 1979 y el brusco ascenso de Herri Batasuna desmintieran ese diagn¨®stico. Tomar los deseos por realidades es una segura fuente de errores. Ni que decir tiene que el objetivo program¨¢tico de aislar socialmente a ETA, no s¨®lo nos parece correcto, sino que de su consecuci¨®n depende, nada menos, que la pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y la estabilidad de nuestras instituciones democr¨¢ticas. El problema es c¨®mo.
No obstante, desde las elecciones legislativas y municipales, se ha avanzado considerablemente en esa direcci¨®n. La negociaci¨®n del Estatuto de Guernica despu¨¦s de la alarma despertada por los ?motivos de desacuerdo? gubernamentales, la campa?a en favor de la participaci¨®n en el refer¨¦ndum del PNV y Euskadiko Ezkerra, los resultados del 25 de octubre, la gran huelga general del d¨ªa 29 para condenar el asesinato de Germ¨¢n Gonz¨¢lez y las actitudes reflexivas clue comienzan a abrirse paso en algunos sectores de Herri Batasuna, as¨ª lo demuestran. Sin embargo, nos encontramos todav¨ªa en ese incierto momento en que se debaten la pleamar del odio y de la violencia y la bajamar de la reconciliaci¨®n y de la paz. Ser¨ªa imperdonable que, precisamente ahora, nuevas torpezas o errores permitieran a los partidarios del terrorismo recuperar los apoyos que han perdido en las ¨²ltimas semanas. Por todo ello, la nota oficial con que el Ministerio del Interior (v¨¦anse p¨¢ginas de Opini¨®n de hoy) responde a la denuncia formulada por el se?or Bandr¨¦s por supuestas violaciones de los derechos humanos y del art¨ªculo 15 de la Constituci¨®n en Euskadi resulta, a este respecto, simplemente desoladora.
Desde luego que el ministerio fiscal tiene que tomar en consideraci¨®n las denuncias formuladas por el se?or Bandr¨¦s, y que los jueces competentes deben investigarlas. Pero no para orientar sus actuaciones contra el diputado -protegido por la inmunidad parlamentaria- que las formula, los clientes que como abogado se las comunican y los ¨®rganos de prensa que las divulgan, sino, m¨¢s sencilla y jur¨ªdicamente, para comprobar si son o no ciertas. Cuando se recibe una mala noticia -p¨¦sima en este caso-, lo procedente no es agredir al cartero que la transmite, sino tratar de averiguar hasta qu¨¦ punto es veraz o falsa. Y ning¨²n c¨®digo del mundo que se precie de respetar los principios m¨ªnimos de la equidad reconoce a nadie la facultad de ser a la vez, juez y parte. La pretensi¨®n de que las informaciones encomendadas por el se?or Ib¨¢?ez Freire a sus subordinados han demostrado ?la falsedad de tan graves acusaciones?, es de tal forma peregrina, contemplada desde una perspectiva jur¨ªdica y desde el texto de la Constituci¨®n, que ser¨ªa cosa de tomarla a chanza, si no implicara ominosas amenazas para el se?or Bandr¨¦s, para sus testigos y para la prensa.
La reacci¨®n del Ministerio del Interior es tanto m¨¢s lamentable cuanto que el se?or Bandr¨¦s, elegido diputado en las listas de Euskadiko Ezkera, defiende en estos momentos una opci¨®n resueltamente comprometida con el Estatuto de Guernica, la pacificaci¨®n de Euskadi y el abandono de la lucha armada por los terroristas. Si el parlamentario guipuzcoano denuncia presuntas torturas, no es para hostigar al Gobierno o hacer la apolog¨ªa del terrorismo, sino para impedir que se produzcan. Puede equivocarse o hallarse en lo cierto; estar mejor informado que el Gobierno o haber sido enga?ado. Pero su actitud pol¨ªtica se halla por encima de toda sospecha.
En estos momentos, Euskadiko Ezkerra y el PNV tienen tanto o m¨¢s inter¨¦s que el Gobierno en que la reconciliaci¨®n entre los vascos se produzca y la paz en libertad se instaure en Euskadi. Eso le consta al propio Gobierno de manera espec¨ªfica. Y tanto dicho sector de la izquierda abertzale como el nacionalismo moderado conocen, mucho mejor que UCD, los catastr¨®ficos efectos que podr¨ªa tener para la causa de los autonomistas, y las beneficiosas consecuencias para la estrategia de ETA la reanudaci¨®n de las condenables pr¨¢cticas del pasado en la pol¨ªtica de orden p¨²blico. ?Acaso ignora el Gobierno que buena parte de los apoyos sociales al terrorismo nacieron de la protesta contra la violaci¨®n de los derechos humanos en el Pa¨ªs Vasco, por parte de la polic¨ªa franquista?
La palabra la tienen los magistrados. Entre tanto, agradecer¨ªamos que los ministros se abstuvieran de tratar de influenciar al poder judicial, dando por resuelta, en sentido negativo, la denuncia del se?or Bandr¨¦s, con el argumento que los denunciados se han investigado ya a s¨ª mismos y se han encontrado inocentes.
La opini¨®n p¨²blica de un pa¨ªs democr¨¢tico exige informaci¨®n, no frases resonantes. Explicaciones y no arengas.
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