Jomeini acepta la dimisi¨®n de Bazargan y asume todo el poder en Ir¨¢n

El ayatollah Ruhollah Jomeini tiene desde ayer todo el poder de Ir¨¢n en su mano, tras aceptar la dimisi¨®n de su primer ministro Melidi Bazargan. La renuncia de todo su Gabinete, sin embargo, no fue aceptada por el Consejo de la Revoluci¨®n Isl¨¢mica, que pidi¨® a los ministros que contin¨²en provisionalmente en sus cargos. Mientras tanto, Estados Unidos rechaz¨® las especulaciones sobre un supuesto asalto militar norteamericano a la embajada en Ir¨¢n, donde un grupo de estudiantes isl¨¢micos mantiene como rehenes a m¨¢s de sesenta ciudadanos estadounidenses. Los estudiantes aprehendieron ayer a tres norteamericanos m¨¢s y los incorporaron al grupo de rehenes.La dimisi¨®n de Bazargan deja a Estados Unidos sin interlocutor para solucionar el problema de los rehenes. Un portavoz gubernamental norteamericano afirm¨® ayer en Washington que Estados Unidos no acceder¨¢ a las peticiones de los estudiantes radicales isl¨¢micos, que exigen la extradici¨®n del sha Reza Pahlevi a cambio de la liberaci¨®n de los rehenes. El portavoz desminti¨® tambi¨¦n la suposici¨®n seg¨²n la cual el Gobierno norteamericano obligar¨ªa al sha, que recibe tratamiento m¨¦dico en Estados Unidos, a abandonar el pa¨ªs. Asimismo qued¨® descartada la intervenci¨®n militar norteamericana en Ir¨¢n.

Entre tanto, los asaltos a sedes diplom¨¢ticas iran¨ªes pros¨ªguieron ayer en varias ciudades del pa¨ªs, donde grupos de estudiantes irrumpieron en legaciones brit¨¢nicas e iraqu¨ªes, si bien por indicaciones del ayatollah Jomeini las desalojaron. La espiral de esta radicalizaci¨®n de los grupos extremistas isl¨¢micos ha forzado la dimisi¨®n del primer ministro, impotente para contener estos actos y la progresiva radicalizaci¨®n que vive la pol¨ªtica iran¨ª.

Desde distintas capitales occidentales, las reacciones no se han dejado esperar. En Londres, un portavoz del Foreign Office dud¨® de que, pese a las garant¨ªas dadas por el Consejo Isl¨¢mico de la Revoluci¨®n de defender las embajadas, las autoridades fueran capaces de contener y controlar a los grupos isl¨¢micos m¨¢s exaltados.

El brote de hostilidad hacia pa¨ªses occidentales, como Estados Unidos y Gran Breta?a, as¨ª como contra la URSS, se extendi¨® asimismo a Irak. Seg¨²n estos grupos radicales, Irak apoya a los rebeldes kurdos. No se descarta que en las pr¨®ximas horas el Gobierno de Teher¨¢n denuncie los acuerdos econ¨®micos que mantiene con Bagdad, al igual que recientemente ha hecho con sus tratados con Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, colocando la dependencia petrol¨ªfera de estos pa¨ªses en un trance realmente grave, dada su estrecha conexi¨®n a los suministros iran¨ªes.

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