Raquel Mussolini: "Benito no quer¨ªa la guerra"
Ahora ya es cierto: Benito Mussolini, el Duce, ha dejado un testamento secreto. Va a publicarlo la editorial Dino. Se trata de unas p¨¢ginas que desde hace treinta a?os eran buscadas con avaricia por historiadores y pol¨ªticos. Son las confesiones secretas que hizo Mussolini en los ¨²ltimos meses de su vida al padre Eusebio, capell¨¢n de las Brigadas Negras de la Rep¨²blica Social Italiana. Al tiempo, una revista italiana publica una entrevista p¨®stuma con la viuda de Mussolini, recientemente fallecida, y que afirm¨® en esas declaraciones que su esposo no quer¨ªa la guerra.
Ser¨¢ publicado este documento excepcional en una edici¨®n monumental, enriquecida de arte y con una magn¨ªfica portada en plata repujada, obra de Sironi. En el volumen se publican documentos secretos del archivo nacional del Departamento de Estado de Washington, pero las revelaciones y confidencias que el Duce hizo antes de morir a ese sacerdote con quien, al parecer, habl¨® de temas tan delicados como de la correspondencia entre Mussolini y Churchill, de los secretos sobre la bomba at¨®mica, sobre la tr¨¢gica conclusi¨®n del proceso de Verona, sobre el problema hebreo y la guerra partisana. Por lo que se anuncia, Mussolini habl¨® con el padre Eusebio ?con el coraz¨®n abierto?.En estas confesiones se habla tambi¨¦n, seg¨²n ha indicado el diario conservador de Roma Il Tempo, que ha lanzado ya la publicidad del volumen, del concordato entre el Estado y la Iglesia en Italia, de los ?comunistas cat¨®licos?, que ya entonces empezaban a despertar, de las previsiones de Mussolini sobre el futuro de Europa y del mundo despu¨¦s de las conclusiones del segundo conflicto mundial. Mientras tanto, el semanario Gente ha empezado a publicar una larga entrevista con Raquel Mussolini, la esposa del Duce. Se trata de una entrevista televisiva que, por voluntad de Raquel, nunca se emiti¨® en Italia.
Estas memorias de la viuda de Mussolini son una especie de testamento espiritual. A la red televisiva americana no le pidi¨® dinero. Quiso que lo que le correspond¨ªa fuese dado a las iglesias pobres, sin que se revelara de qui¨¦n era el dinero. Empieza con estas palabras: ?He sido esposa de un jefe de Estado y deseaba revelar este secreto al papa Juan XXIII, pero en el Vaticano no me dejaron llegar hasta ¨¦l. Y, sin embargo, all¨ª entr¨® gente que quiz¨¢ fue peor que yo. He amado tanto mi patria y no s¨¦ lo que dar¨ªa para que los italianos contin¨²en siendo siempre italianos. Los he perdonado a todos, a los que traicionaron a mi marido, a los que le asesinaron y escondieron durante mucho tiempo su cad¨¢ver.?
?He perdonado a Claretta Petacci, con todo mi coraz¨®n. Aquella pobrecilla no merec¨ªa haber muerto como una bestia s¨®lo porque era culpable de haber amado a un hombre que se llamaba Benito Mussolini y que era mi marido.? De Hitler dice la esposa de Mussolini, que acaba de fallecer estos d¨ªas: ?Nunca le conoc¨ª personalmente, conmigo fue siempre muy gentil, me enviaba flores. Y, sin embargo, tuve siempre una especie de presentimiento tr¨¢gico. Sent¨ªa que aquel hombre nos habr¨ªa llevado a una tragedia.?
A la pregunta sobre si su marido deseaba la guerra de 1940, Raquel responde tajantemente: ?No, Benito no quer¨ªa la guerra. A veces me parec¨ªa como alienado por la fuerza de la m¨¢quina de guerra alemana. Benito se qued¨® desilusionado por la poca confianza de los ingleses y franceses. No pod¨ªa sufrir a Roosevelt porque estaba convencido de que el presidente americano predicaba la paz y, sin embargo, ten¨ªa todo el inter¨¦s por poner en movimiento la gran industria b¨¦lica de Estados Unidos.?
?Es verdad que los americanos intentaron salvar la vida al Duce? Raquel responde que no lo sabe: ?En conciencia, puedo afirmar que nunca lo supe. Puedo s¨®lo decir que en la ¨²ltima carta que mi marido me escribi¨® me aconsejaba que me entregara a los americanos, dici¨¦ndome: "No te har¨¢n nada porque no eres culpable de nada."? Sin embargo, afirma que su vida y la de su marido hubieran sido muy distintas si ?nos hubi¨¦semos trasladado a Estados Unidos: Benito escrib¨ªa para peri¨®dicos americanos. Tuvo siempre una gran admiraci¨®n por el pueblo americano.?
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