El Atl¨¦tico-Valencia, una paliza
Fue una aut¨¦ntica paliza de partido. El Valencia vino en plan Oporto a defender un empate y logr¨® el triunfo sin mostrar plenamente una superioridad que se le adivinaba. El Atl¨¦tico, con su ya habitual penuria de juego, no cre¨® m¨¢s all¨¢ de un par de jugadas peligrosas y una de ellas, que cort¨® Castellanos al derribar a Rubio, no tuvo la penalizaci¨®n correspondiente. Reina y Manzanedo no pudieron acreditar grandes condiciones porque, en realidad, los delanteros no les dieron facilidades para el lucimiento. El valencianista, que tuvo mayor trabajo, se limit¨® a recoger balones altos, recurso que ya empieza a aburrir porque es algo as¨ª como el s¨ªmbolo del juego atacante de los equipos de Madrid.El primer tiempo tuvo trece saques de esquina, y el Valencia, que lanz¨® nueve, le sac¨® cinco de ventaja al Atl¨¦tico. Fue el ¨²nico per¨ªodo en el que los visitantes dejaron ver alguna posibilidad goleadora. El tanto por contra lleg¨® en la segunda mitad, que fue cuando el Atl¨¦tico acorral¨® al Valencia en su terreno de tal modo que dio la impresi¨®n de que los blancos ten¨ªan prohibido cruzar la l¨ªnea divisoria. Una vez que lo hicieron, marcaron el tanto del triunfo.
Los h¨¦roes de Glasgow no arriesgaron un alamar en el Manzanares. Ese equipo que caus¨® sensaci¨®n ante el Rangers escoc¨¦s pas¨® casi inadvertido. Kempes, una estrella mundial, tuvo sus mejores intervenciones en la defensa. Cuando Arias tuvo que ser retirado en camilla Marito insisti¨® en su posici¨®n defensiva. Arias, el sustituido por lesi¨®n -lesi¨®n que se produjo al entrar duramente a Quique-, nos record¨® mientras estuvo en acci¨®n a aquellos defensas antiguos, cuyo mayor m¨¦rito era lanzar balones a la tribuna. Los dos ¨²ltimos descubrimientos de Di St¨¦fano, Subirats y Pablo, s¨®lo tuvieron algunos destellos. El medio entreg¨® casi siempre mal y el extremo mostr¨® su clase al levantar el bal¨®n por encima de un defensor e intentar la carrera hacia el marco de Reina.
El Valencia mostr¨® una faz destructora, con un Castellanos pele¨®n y un Botubot menos fall¨®n que otras veces. Tuvo asomos de calidad en los largos pases de Bonhof y los caracoleos de Kempes. Y bien poco m¨¢s hubo que anotar.
Ante un visitante que en los primeros minutos consumi¨® casi todo su af¨¢n ofensivo, el Atl¨¦tico se perdi¨® en una marea de pases sobre hombres estrictamente marcados. El centro del campo no lo movi¨® el Atl¨¦tico con soltura. Robi estuvo m¨¢s pendiente de su pelea con Castellanos que de crear juego; Bermejo estuvo en un ?s¨ª pero no?, y Guzm¨¢n no se enter¨® de qu¨¦ iba la cosa.
El Atl¨¦tico lo intent¨® casi todo a costa de Rub¨¦n Cano, que es el ¨²nico que da siempre la cara y el ¨²nico capaz de crear alguna jugada de peligro. Marcos y Rubio no acababan de cuajar con jugadores de Primera Divisi¨®n. Son como los sub-20 de alineaci¨®n obligatoria.
Luis intent¨® mejorar el panorarra a base de suplir al casi nulo Guzm¨¢n por Javi, y al endeble Rubio por Aguilar. Pero tampoco sirvi¨® de gran cosa la variaci¨®n. El Atl¨¦tico es equipo sin l¨ªder. No tiene a nadie en el centro del campo capaz de mandar. Capaz de dar un grito a los dem¨¢s, capaz de poner un m¨ªnimo orden en el equipo. Las alegr¨ªas de Pereira son s¨®lo eso, y, por tanto, no son sus acciones el impulso galvanizador.
Es muy poquita cosa el Atl¨¦tico actual. Es m¨¢s, creo que el refuerzo de Dirceu no puede bastar. Seria casi un milagro que un solo jugador lograra enderezar el rumbo de esta nave a la deriva. La reaparici¨®n de Marcial, cuya baja es la m¨¢s notable, y la ayuda de Dirceu podr¨ªa mejorar el panorama, pero el Atl¨¦tico de la presente campa?a ya tiene la suerte echada. La labor est¨¢ en mantener a los j¨®venes para un pr¨®ximo futuro m¨¢s halag¨¹e?o. A Di St¨¦fano ha comenzado a resultarle rentable la inclusi¨®n de los productos caseros. Aunque el mejor valencianista fuera el veterano Cerver¨®, algunos j¨®venes apuntaron un porvenir satisfactorio.
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