El secuestro de un diputado
EL SECUESTRO de Javier Rup¨¦rez, reivindicado por ETA pol¨ªtico-militar, produce, antes que nada, una sensaci¨®n de irrealidad y de asombro. El se?or Rup¨¦rez no desempe?a cargo alguno en la Administraci¨®n del Estado y ocupa en el Congreso un esca?o como diputado elegido en las listas de UCD por Cuenca. Secretario general de relaciones internacionales de su partido, ha contrapesado muchas veces la orientaci¨®n conservadora de la diplomacia del Gobierno con iniciativas tan notables como los contactos iniciales con el Frente Polisario y la cumbre de organizaciones pol¨ªticas iberoamericanas, clausurada ayer en Madrid con su obligada ausencia, que ha condenado los reg¨ªmenes dictatoriales de Latinoam¨¦rica y proclamado que la defensa de los derechos humanos se halla por encima de ideolog¨ªas y fronteras. El compromiso de Javier Rup¨¦rez con el pluralismo, las libertades y la democracia no le viene exigido por los nuevos rumbos de la pol¨ªtica espa?ola, sino que es en ¨¦l una actitud previa a las responsabilidades que hoy desempe?a. Fundador de Cuadernos para el Di¨¢logo y miembro de Izquierda Democr¨¢tica, cuando esa militancia era clandestina y penalmente perseguible, su comportamiento p¨²blico, tanto bajo la dictadura como en la democracia, ha sido guiado por id¨¦nticas pautas y valores.La circunstancia de que haya sido Javier Rup¨¦rez la v¨ªctima de esa violaci¨®n de los derechos humanos que es un secuestro constituye un dato significativo para poner de relieve que, a partir de ahora, casi cualquier persona con dimensi¨®n p¨²blica en el partido del Gobierno o en los de la oposici¨®n puede ser objeto de una agresi¨®n an¨¢loga. Sin duda, han sido las mayores facilidades que para el secuestro ofrec¨ªa Javier Rup¨¦rez, casi un ciudadano de a pie, sin protecci¨®n y sin escoltas, lo que ha decidido a los polis-milis, asesinos por correspondencia en el aeropuerto de Barajas y en la estaci¨®n de Chamart¨ªn a finales de julio pasado, a dar el golpe. Ahora bien, el problema fundamental ser¨ªa id¨¦ntico si un alto funcionario del Gobierno o una destacada figura de otras instituciones fuera quien ahora permaneciera en una ?c¨¢rcel del pueblo? de ETA p-m.
No cabe elegir, se ha dicho siempre, entre la peste y el c¨®lera. Ambas epidemias son mortales. Tampoco se puede escoger entre ETA militar, ETA pol¨ªtico-militar y los comandos aut¨®nomos. Todos son criminales. Tan s¨®lo se pueden analizar las diferentes actitudes que mueven los gatillos o las operaciones de secuestros. Y en este terreno, la violencia de ETA p-m destaca como siniestro producto de una indigesta asimilaci¨®n de los manuales que combinan el leninismo con el aventurerismo. En un reciente editorial indic¨¢bamos que ?ETA pol¨ªtico-militar se esfuerza, tan in¨²til como sangrientamente, en hacer compatible en la pr¨¢ctica pol¨ªtica ese gigantesco embeleco ( ... ) de la complementariedad entre la lucha de masas y la lucha armada?. Desgraciadamente, el secuestro de Javier Rup¨¦rez, tras la matanza de Chamart¨ªn y de Barajas, confirma ese temor.
Los terroristas han colocado, por lo dem¨¢s, a Onaind¨ªa, Bandr¨¦s y a sus compa?eros de militancia de Euskadiko Ezkerra en sus m¨¢s ¨¦ticas dimensiones pol¨ªticas. As¨ª, el se?or Bandr¨¦s ha reconocido antiguas gestiones democr¨¢ticas del se?or Rup¨¦rez en favor de su persona y ha pedido su liberaci¨®n. Esto viene a poner de manifiesto lo que, ya desde hace tiempo, parece evidente: que Euskadiko Ezkerra es tan impotente para controlar a ETA p-m como Herri Batasuna para influenciar a ETA militar. Otra reflexi¨®n m¨¢s: si, como parece, han existido y existen contactos, m¨¢s o menos directos, de funcionarios del Gobierno con ETA p-m y un intento de di¨¢logo por medio, hay alguien que evidentemente -alguien dentro de ETA- no desea que el di¨¢logo sea fruct¨ªfero. El secuestro de Rup¨¦rez es as¨ª no s¨®lo una villan¨ªa, tambi¨¦n un chantaje inadmisible.
?Qu¨¦ decir del objetivo de los secuestradores? La idea de que su acci¨®n puede conseguir o, m¨¢s modestamente, favorecer la amnist¨ªa, resulta del todo insostenible. Los terroristas saben que el Estado italiano, con el apoyo incondicional del Partido Comunista, no cedi¨® ante el secuestro de Aldo Moro, una figura clave de la pol¨ªtica italiana y europea, y mantuvo en prisi¨®n a los dirigentes de las Brigadas Rojas, cuya liberaci¨®n se exig¨ªa a cambio de la vida del l¨ªder democristiano. El secuestro del se?or Oriol y del teniente general Villaescusa s¨®lo consigui¨® retrasar m¨¢s all¨¢ de lo que el Gobierno Su¨¢rez se hab¨ªa propuesto la amnist¨ªa y ni en un solo momento situ¨® dentro de lo posible la excarcelaci¨®n de los presos exigida por los GRAPO. ?De verdad creen los actuales guardianes del se?or Rup¨¦rez que con su acci¨®n van a lograr, no ya la amnist¨ªa, sino ni siquiera un peque?o avance en esa direcci¨®n?
ETA p-m ven¨ªa anunciando la tercera fase de su campa?a ?Con el Estatuto, los presos a la calle? como quien hace publicidad de una marca de refrescos. Esa amnist¨ªa deber¨ªa ser inmediata y total, incluyendo a los presos de ETA militar y de los comandos aut¨®nomos. No se han hecho a¨²n expl¨ªcitas las condiciones de la liberaci¨®n de Rup¨¦rez, pero el comunicado que reivindica el secuestro ya sugiere que algo de ese g¨¦nero van a pedir.
Tal petici¨®n es vana. Los m¨¦ritos pol¨ªticos y personales del se?or Rup¨¦rez son conocidos, como lo son -repetimos- sus trabajos por encauzar la diplomacia del partido del Gobierno por las l¨ªneas m¨¢s pr¨®ximas al progresismo pol¨ªtico y al mejor entendimiento de los derechos del hombre y de los pueblos oprimidos. Su secuestro es un crimen injustificable, como lo ser¨ªa el de cualquier otra persona con mayores responsabilidades institucionales.
ETA p-m debe entender que su acci¨®n no tiene otra salida que la r¨¢pida liberaci¨®n sin da?os de la persona del se?or Rup¨¦rez. Cualquier otro desenlace por parte del Gobierno es simple y llanamente imposible. Y no se ha de producir.
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