La mitad de las frutas y verduras que consume Madrid no est¨¢n controladas
Casi todos los d¨ªas, un cami¨®n repleto de fruta y verduras es decomisado por la patrulla especial de Abastos, en el curso de la ronda que efect¨²a a la b¨²squeda de lo que se ha llamado canales piratas, de esta forma, en los dos ¨²ltimos meses, el Ayuntamiento ha efectuado unos cuarenta servicios. Esto no significa que el g¨¦nero que no pase por los mercados centrales sea ilegal. Un decreto regulador de los canales paralelos o alternativos permite determinadas transacciones, al margen de la figura del asentador. No hay que olvidar que la paralizaci¨®n de estos canales podr¨ªa suponer un desabastecimiento para cerca de la mitad de la poblaci¨®n madrile?a.
El Ayuntamiento, a trav¨¦s de la Delegaci¨®n de Abastos y Mercados y la Jefatura Provincial de Comercio Interior, intenta, desde hace tiempo, establecer cu¨¢l es el porcentaje del g¨¦nero consumido que llega a la capital a trav¨¦s de canales paralelos y que no se centraliza en los mercados centrales. Algunas sociedades comunican oficialmente si sus partidas tienen como destino un hiper o un gran almac¨¦n y el volumen del g¨¦nero, pero esto no supone m¨¢s que una m¨ªnima parte del total que se vende por intermediarios, es tra¨ªdo por el propio agricultor o comprado por los comerciantes en el punto de origen.Hace unos d¨ªas, en el curso de una rueda de prensa en el Gobierno Civil, el delegado de Abastos reconoc¨ªa que por Legazpi s¨®lo pasaba el 30% de las patatas consumidas en Madrid. El resto no es controlable, y lo mismo pasa con las lechugas, las acelgas, las manzanas o las sand¨ªas, por poner algunos ejemplos.
La conservaci¨®n frigor¨ªfica de carnes y pescados hace disminuir el problema, ya que la existencia de mataderos o almacenes frigor¨ªficos es m¨¢s constatable y regulable. Sin embargo, la entrada paralela de frutas y verduras es una inc¨®gnita para las autoridades, que se ven imposibilitadas para aplicar el real decreto que regula en la actualidad los canales alternativos.
Parte de esta imposibilidad se debe a la falta de normas explicativas que aclaren una legislaci¨®n que, adem¨¢s de ser desconocida por casi todos los afectados, presenta en algunos aspectos m¨²ltiples interpretaciones.
?Hasta ahora, y como norma general, s¨®lo se permit¨ªa la venta directa agricultor-consumidor en los puestos destinados al efecto en los mercados y la realizada por los agricultores a los detallistas. Pero incluso en este campo tan restringido hemos empezado a encontrar casos peculiares, que nos han obligado a estudiar unas normas determinadas para cada circunstancia?, manifestaron fuentes municipales.
Entre los casos encontrados figura el de detallistas que compran en origen seis veces la capacidad de su puesto para vender el sobrante a sus compa?eros; agricultores que adquieren en su zona el excedente de una determinada fruta o verdura para luego comercializarla ellos, o minoristas que aprovechan la diferencia de precios obtenida en los canales paralelos para poner los precios registrados ese d¨ªa en los mercados centrales y lograr un mayor margen comercial. Ante esta situaci¨®n, los responsables de la Delegaci¨®n Municipal de Abastos est¨¢n a punto de dictar unas normas que impidan que el decreto de canales paralelos sirva de colador a los intermediarios.
Seg¨²n estas normas, el agricultor que venda al detallista deber¨¢ presentar una certificaci¨®n de la c¨¢mara agraria de su localidad, en la que se indicar¨¢ qu¨¦ productos cultiva. ?Nos gustar¨ªa asimismo hacer un censo de agricultores y su capacidad aproximada de producci¨®n, ya que algunos, con un peque?o terreno, producen cantidades tremendas durante todo el a?o. El censo se completar¨ªa con la informaci¨®n facilitada por todos los que se surten de canales paralelos, obligaci¨®n que hasta ahora nadie cumple.?
Almacenes perif¨¦ricos
Los decomisos realizados han probado, sin embargo, que el principal problema con el que se encuentran los responsables de Abastos es el de los almacenistas, generalmente situados en la periferia de Madrid. ?Muchos de los infractores localizados se limitan a comprar el g¨¦nero a los agricultores y sin normalizarlo o envasarlo lo venden a los detallistas, haciendo el papel de intermediarios. Posiblemente a partir de ahora s¨®lo se permita la venta a aquellos almacenistas que puedan demostrar que son a la vez agricultores o tienen tierras arrendadas.La certificaci¨®n de agricultor dada por la c¨¢mara agraria deber¨¢ responder asimismo al g¨¦nero vendido, ya que muchos de los infractores poseen, por ejemplo, un certificado de que cultivan cereales, cuando en el momento del decomiso transportan un cami¨®n lleno de acelgas o repollos.?
Entre tanto, la patrulla especial de Abastos elige cada d¨ªa una zona, vigila los mercados y las galer¨ªas de alimentaci¨®n y pide documentaciones a los conductores de aquellos camiones que no llevan el distintivo de haber cargado en el mercado central. A partir de ese momento, no s¨®lo se enfrentan a las m¨²ltiples posibilidades de la picaresca, sino que tambi¨¦n son a veces v¨ªctimas de insultos y agresiones, que terminan con el traslado del autor a la comisar¨ªa m¨¢s cercana.
"No somos piratas"
La zona designada esta ma?ana es la del barrio de La Ventilla. A las nueve de la ma?ana, un almacenista de Navalcarnero, que ha repartido ya las tres cuartas partes del g¨¦nero transportado, sufre la intervenci¨®n de la patrulla.En esta ocasi¨®n, el almacenista ya es conocido, pues hace d¨ªas sufri¨® el decomiso de una partida de lechugas.
?No somos piratas y estos se?ores no pueden tocarnos el g¨¦nero ni el cami¨®n. No es justo que se metan con nosotros; el asentador, sin exponer un duro, se lleva el sudor del arriero?, dice el cu?ado de la propietaria del almac¨¦n.
El supuesto infractor informa que el almac¨¦n, en el que trabajan tres cu?ados, dos ch¨®feres, y dos mozos, suministra g¨¦nero a unos 120 detallistas madrile?os.
?No existe ninguna ley y ni la Delegaci¨®n de Abastos sabe qu¨¦ papeles se necesitan. La primera vez que me cogieron me dijeron que ten¨ªa que traer una certificaci¨®n de la c¨¢mara agraria, ahora les ense?o una de cuatro hortelanos que trabajan para nosotros y dicen que no vale. Entonces, no s¨¦ de qu¨¦ nos sirve declarar el almac¨¦n y tener subarrendadas unas tierras, si luego no nos dejan vender a quien queramos.?
Venta en Legazpi
Entre protesta y protesta, el conductor del cami¨®n ha trasladado ¨¦ste al mercado de Legazpi, donde el g¨¦nero ser¨¢ descargado, bien en el puesto de la Asociaci¨®n de Cooperativistas, bien en el de un asentador que sea conocido o se brinde a vender al d¨ªa siguiente el g¨¦nero decomisado.?Si es g¨¦nero del tipo de lechugas, es muy dif¨ªcil sacar el mismo valor al d¨ªa siguiente, y si se decomisan en un fin de semana, es muy probable que el veterinario aconseje tirarlas. Si el g¨¦nero, en cambio, se ha mantenido bien, lo vendemos al mismo precio que el resto y la liquidaci¨®n la enviamos al jefe de mercado para su notificaci¨®n a la Delegaci¨®n de Abastos.?
Esta liquidaci¨®n es entregada posteriormente a los infractores, despu¨¦s de que ¨¦stos demuestran que han pagado la multa impuesta por el servicio municipal de inspecci¨®n. ?Eso dicen, pero del cami¨®n que decomisaron hace d¨ªas no hemos visto un duro, y el lunes siguiente, cuando vinimos a ver qu¨¦ pasaba con el g¨¦nero, nos lo encontramos tirado en el patio.? Seg¨²n manifest¨® el encargado del cami¨®n, cada lechuga, que le cuesta unas dieciocho pesetas, es vendida a veinte: ?Sea la estaci¨®n que sea, no como en el mercado central, que lo mismo venden la caja de dieciocho lechugas a seiscientas como a cincuenta, seg¨²n la oferta y la demanda que haya?.
En las cuarenta intervenciones realizadas en los dos ¨²ltimos meses, la patrulla de Abastos decomis¨® 33.892 kilos, 1.331 cajas, veintinueve sacos, 125 manojos y 1.616 unidades de diversas frutas y verduras, as¨ª como 1.020 maquinillas de afeitar de un vendedor ambulante que cayeron casualmente en el curso de una ronda.
Las patatas, manzanas, naranjas, lechugas, acelgas, repollos, coliflores y tomates son los principales tipos de frutas y verduras intervenidos.
Pero estas actuaciones y la creencia generalizada de que todo abastecimiento que no se realiza a trav¨¦s de los mercados centrales es ilegal y perseguible, no dan una imagen real de unos canales cuyo desarrollo ha logrado ya en algunos mercados crear una fuerte competencia de precios, y, por tanto, un beneficio para el ama de casa.
El mercado de Santa Mar¨ªa de la Cabeza es en su tipo especial. De las dos plantas, la de arriba est¨¢ casi en su totalidad ocupada por fruter¨ªas; en total, unos cincuenta o sesenta puestos, cuyos propietarios mantienen una fuerte competencia. Los comerciantes de este mercado, asociados en diez u once grupos, consideran que los canales paralelos son el mejor sistema para abaratar los precios, y acuden directamente a los mercados de origen para proveerse de g¨¦nero.
Junto con estos grupos de comerciantes, una cooperativa de detallistas de frutas y hortalizas compra excedentes de frutas, acude a las cooperativas de agricultores, y en el futuro espera, incluso, hacer campa?as en las que se aminorar¨ªan los m¨¢rgenes comerciales permitidos, para vender m¨¢s g¨¦nero. Los directivos de la cooperativa, que cuenta con unos cien asociados en diversos mercados, creen que esta postura obligar¨¢ a aquellos detallistas que compran el g¨¦nero en Legazpi a bajar los precios.
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