Despolitizaci¨®n de la polic¨ªa
Al escribir estas l¨ªneas no nos induce otro planteamiento que facilitar a la opini¨®n p¨²blica los datos necesarios para la adecuada comprensi¨®n de un hecho ni otra fina??dad que contribuir a cerrar las numerosas fisuras que existen entre ciudadanos, medios de informaci¨®n y polic¨ªa. Y aqu¨ª mismo encontramos el primer elemento de deformaci¨®n; muy pocas veces se distingue entre Administraci¨®n policial y miembros de la polic¨ªa, esto es, entre dirigentes y dirigidos, a la hora de cumplir las funciones propias de esta instituci¨®n.Viene esto a prop¨®sito de lo publicado en el n¨²mero del 30 de octubre de este diario, en editorial (?El empapelamiento de un comisario?) y en tribuna libre (?Libertad de expresi¨®n de los polic¨ªas?). Coinciden ambos textos en la falta parcial de informaci¨®n, en el sentido de que es incompleta. Al referirse al expediente incoado al comisario se?or Merino es preciso manifestar que los motivos de esta acci¨®n administrativa no se centran solamente en la carta dirigida a este peri¨®dico, sino en el art¨ªculo ?Error manifiesto?, publicado en el n¨²mero 5 de la revista Tribuna Policial (p¨¢ginas 8 y 9), en el que se analiza una retribuci¨®n interna del cuerpo (y de toda la Administraci¨®n) que ha producido considerable malestar por entenderse, cuando menos, il¨®gica en su distribuci¨®n, al primar puestos burocr¨¢ticos.
Nosotros, en cuanto Asociaci¨®n Profesional de Polic¨ªas, defendemos la libertad de expresi¨®n, y desde luego la de nuestro ¨®rgano informativo, y tambi¨¦n la libertad personal de escribir en un medio de prensa, a t¨ªtulo individual. Somos manifiestamente cr¨ªticos respecto al Reglamento Org¨¢nico de la Polic¨ªa Gubernativa, de 17 dejulio de 1975 (?por unos meses, vamos!) y a muchas de las interpretaciones que permite, as¨ª como a la poca prisa que vemos en querer sustituirlo por un texto que sea garant¨ªa de equidad. Coherentemente, prestamos el apoyo necesario y hasta donde sea preciso a un comisario expedientado, miembro, adem¨¢s, de nuestra asociaci¨®n. Pero, por encima de todo, deseamos evitar a toda costa las manipulaciones pol¨ªticas de nuestras conductas (porque, entre otras cosas, cargamos con un pasado repleto de utilizaci¨®n pol¨ªtica) y nos oponemos con todo rigor a quienes hablan de despolitizar la polic¨ªa, buscando, de modo m¨¢s o menos perceptible, alojar su ideolog¨ªa en el hueco dejado por la saliente.
(Pasa a p¨¢gina 12)
(Viene de p¨¢gina 11)
Por otra parte, llegar a conclusiones generales, partiendo de premisas particulares, suele ser poco fiable. Creer encontrar una explicaci¨®n en el proceder administrativo sobre un comisario, para el hecho de que los autores del criminal atentado que sufri¨® EL PAIS no est¨¦n a¨²n detenidos, es descorazonador. En lo que nos toca, en cuanto funcionarios de polic¨ªa de a pie, damos fe de que no discriminamos a la hora de investigar. De que muchos asesinos de nuestros compaf¨ªeros faltan tambi¨¦n por descubrir. Otros, como es notorio y aceptado por todos, fueron puestos en libertad. Y ¨¦ramos entonces y ahora trabajadores de la polic¨ªa.
No deja de sorprendernos el inter¨¦s mostrado en el asunto por este diario; quiz¨¢ muchos profesionales de la polic¨ªa, comenzando por el interesado, hubi¨¦ramos preferido que el tema no se desbordara en piruetas p¨²blicas no bien comprendidas. Sobre todo cuando en ocasiones sentimos que falta espacio para informar ampliamente de algunos ¨¦xitos policiales. Presuntos ¨¦xitos, corrijo.
(presidente de la Comisi¨®n Gestora de la Asociaci¨®n profesional de Funcionarios del Cuerpo General de Polic¨ªa)
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