Bases para un nuevo mercado de valores
Director del Servicio de Estudios e Informaci¨®n del Bols¨ªn de Valencia
La pr¨¢ctica desaparici¨®n del mercado de valores en Espa?a tiene su origen en un doble conjunto de circunstancias. Unas son ex¨®genas, procedentes del medio econ¨®mico y pol¨ªtico en el que el mercado desarrolla su funci¨®n. Son elementos externos al funcionamiento del mercado, pero que en ning¨²n caso cabe considerarlos como ajenos al mismo. Entre ellos, la crisis econ¨®mica en sus m¨²ltiples facetas, las pol¨ªticas fiscal y monetaria desarrolladas en los ¨²ltimos a?os, y las incertidumbres resultantes de un proceso de transici¨®n, pol¨ªtica, son las m¨¢s sobresalientes.
Junto a esas razones ?externas? que explican la crisis burs¨¢til espa?ola existen otras que proceden del propio marco institucional que configura al mercado. La misma instituci¨®n burs¨¢til, su estructura y su funcionamiento, ha colaborado de forma decisiva, si no a la inflexi¨®n en el ciclo, s¨ª, al menos, a que el descenso de precios y volumen de negocio presentara la profundidad y duraci¨®n que conocemos y a que no se vislumbre todav¨ªa la salida del t¨²nel.
A menudo, los ¨¢rboles no dejan ver el bosque. Y as¨ª, desde el interior del mercado, se olvidan o se menosprecian los efectos de una serie de elementos institucionales y t¨¦cnico-burs¨¢tiles que, si bien no juegan directamente en la formaci¨®n del precio de los t¨ªtulos, s¨ª tienen una incidencia sobre las condiciones en que se enfrentan las posiciones de oferta y de demanda y, adem¨¢s, determinan en gran manera el volumen de los flujos financieros canalizados por el mercado de valores.
Un an¨¢lisis exhaustivo de estos elementos institucionales y t¨¦cnicos no tiene cabida en un art¨ªculo period¨ªstico. Quien desee conocerlos puede encontrarlos, aunque quiz¨¢ no sistematizados de la forma m¨¢s correcta posible, en el informe elaborado por la comisi¨®n para el estudio del mercado de valores. A ¨¦l hay que remitirse porque, a pesar de sus imperfecciones, que no permiten determinadas cr¨ªticas que se le est¨¢n reiterando ¨²ltimamente, el informe constituye el ¨²nico documento que analiza la pr¨¢ctica globalidad de los elementos que se dan cita en la crisis burs¨¢til actual. Y que, al mismo tiempo, marca unas v¨ªas posibles para su superaci¨®n, as¨ª como una estrategia global coherente para la reforma del mercado de valores.
La pol¨ªtica burs¨¢til
El problema b¨¢sico del mercado es la falta total de una pol¨ªtica burs¨¢til. Esta se intent¨® establecer con la llegada del profesor Fuentes Quintana al Ministerio de Econom¨ªa. La constituci¨®n de la comisi¨®n de estudio y su informe eran los pasos previos preceptivos. Tras la dimisi¨®n de Fuentes Quintana, el mercado trata de sobrevivir por pura inercia, mientras los responsables de lle,var adelante la reforma oscilan entre una pol¨ªtica de brazos cruzados y las declaraciones de buenas intenciones, y mientras unos y otros procuran echar tierra sobre el contenido del informe de los trece. Se dice, y los hechos confirman el rumor, que el vicepresidente econ¨®mico considera el tema burs¨¢til como una ?cuesti¨®n de los ricos?, al que, por tanto, no es oportuno prestar mayor atenci¨®n.
Lo cierto es que la reforma est¨¢ no ya paralizada, sino por iniciar. Y que, mientras no se arbitre el procedimiento para ponerla en marcha, no han de extra?ar sucesos tan ins¨®litos como ese mill¨®n de t¨ªtulos bancarios te¨®ricamente a la venta ni, lo que es mucho m¨¢s grave, la persistente ausencia de p¨²blico en los momentos de la contrataci¨®n y la pr¨¢ctica desaparici¨®n del inversor privado en Bolsa. Cada d¨ªa que pasa sin fijar de forma clara y coherente una pol¨ªtica burs¨¢til ser¨¢ m¨¢s costoso recuperar la confianza, la credibilidad del ahorrador privado, base indispensable para el desarrollo del mercado de valores.
La reforma del mercado, su actualizaci¨®n a las nuevas exigencias planteadas por la realidad econ¨®mica y social, puede articularse alrededor de tres ejes b¨¢sicos: la comisi¨®n para el mercado de valores, el estatuto del agente mediador y la integraci¨®n del mercado.
Una de las recomendaciones-clave del informe de los trece es la creaci¨®n, de una comisi¨®n del mercado de valores como ¨®rgano b¨¢sico de supervisi¨®n oficial del mismo. Esta comisi¨®n ?deber¨ªa constituirse como una entidad de dotada de una derecho p¨²blico, notable autonom¨ªa frente a los poderes ejecutivos y legislativos, aunque responsable ante ellos, y deber¨ªa disponer de facultades reglamentarias, supervisoras y asesoras en el ¨¢mbito de su competencia?. La comisi¨®n tendr¨ªa facultades relacionadas con la protecci¨®n al inversor, con la vigilancia del mercado y con la mejora del mismo. La comisi¨®n se caracteriza por su elevada competencia t¨¦cnica y por su independencia total respecto a intereses econ¨®micos y corporativos.
La propuesta de esta comisi¨®n del mercado de valores est¨¢ en l¨ªnea con organismos similares existentes en los mercados m¨¢s desarrollados del mundo, tanto en el sistema anglosaj¨®n como en el latino o franc¨¦s y en el germ¨¢nico. Su utilidad est¨¢ fuera de duda. Calificar la propuesta como una medida intervencionista es una pura falacia que parte de una. actitud totalmente interesada. La comisi¨®n del mercado de valores, tal y como ha sido recomendada, no es un ¨®rgano en manos del poder ejecutivo para intervenir en el mercado. Por el contrario, desde una posici¨®n de autonom¨ªa plena, su objetivo es conseguir un mercado cada vez m¨¢s transparente, din¨¢mico y competitivo.
El estatuto de los mediadores
El estatuto del agente mediador nos remite autom¨¢ticamente a una doble problem¨¢tica: por un lado, la ausencia de v¨ªas diferenciadas para la canalizaci¨®n de los recursos financieros hacia el mercado de valores, y, por otro, la existencia en ese mismo mercado de dos cuerpos profesionales oficiales, los agentes de cambio y bolsa y los corredores colegiados de comercio, con unas funciones substancialmente id¨¦nticas.
En el transcurso de los a?os, los agentes mediadores oficiales han decantado su actividad hacia la funci¨®n notarial, m¨¢s que hacia la actividad comercial o de intermedici¨®n financiera. La gran mayor¨ªa de las ¨®rdenes de Bolsa no tienen su origen en los despachos de los agentes mediadores oficiales, sino en las oficinas de las entidades de cr¨¦dito. Y es evidente que la potenciaci¨®n del mercado exige diversificar y ampliar esas v¨ªas de canalizaci¨®n de recursos. En primer lugar, permitiendo a los agentes mediadores oficiales su dedicaci¨®n a la aut¨¦ntica ?industria de valores?, lo que supone eliminar las trabas existentes para que puedan prestar con eficacia ese servicio profesional.
El estatuto del agente mediador, a modo de ley-marco o de ley de bases, debe ser el documento en el que quede plasmada la necesaria renovaci¨®n y potenciaci¨®n del agente mediador oficial, de acuerdo con las nuevas exigencias planteadas por el mercado, y en el que queden establecidas las f¨®rmulas para una colaboraci¨®n eficaz entre agentes y corredores, del todo punto indispensable si Se pretende conseguir la existencia de v¨ªas de canalizaci¨®n de recursos alternativos al sistema crediticio.
La necesidad de un mercado integrado
Finalmente, la integraci¨®n del mercado de valores, constituye la pieza fundamental de la reforma, el objetivo b¨¢sico y, quiz¨¢, el de mayor complejidad para su plasmaci¨®n. En la actualidad, el mercado de valores se desarrolla alrededor de cuatro centros organizados de contrataci¨®n (las Bolsas de Barcelona, Bilbao y Madrid y el Bols¨ªn de Valencia) y de la negociaci¨®n realizada por los corredores colegiados de comercio esparcidos por toda la geograf¨ªa espa?ola. En teor¨ªa, esa pluralidad de instituciones burs¨¢tiles constituye un mercado ¨²nico. Pero esto es s¨®lo en teor¨ªa o, si se prefiere, en la letra de los textos legales vigentes. En la pr¨¢ctica, no se puede hablar de un mercado, ni de valores ni de cualquier otro bien, cuando una mercancia en ¨¦l negociada est¨¢. obteniendo, en un momento dado, precios diferentes.
La fuga de una parte de ese mill¨®n de t¨ªtulos bancarios de un parqu¨¦ a otro en busca de colocaci¨®n se explica no por la existencia de un mercado integrado y perfectamente interrelacionado, sino precisamente por su troceamiento en compartimentos estancos.
Superar esta situaci¨®n hoy exige mayores dosis de imaginaci¨®n y de eficacia, ya que a la situaci¨®n de hecho heredada se une la nueva estructura auton¨®mica del Estado, en la que se confieren importantes competencias en la materia a los ¨®rganos de autogobierno de las comunidades aut¨®nomas.
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