Los viajeros rom¨¢nticos
Las estancadas aguas de nuestro cine nacional suelen, a veces, agitarse gracias a alguna aportaci¨®n ins¨®lita que consigue llamar la atenci¨®n no s¨®lo de nuestro p¨²blico sino de gentes y mercados internacionales. Tal sucedi¨® hace a?os con Furtivos y su realizador, Jos¨¦ Luis Borau, que con empe?o y riesgo art¨ªstico y econ¨®mico poco usuales por estas tierras consegu¨ªa poner en pie una historia actual y a un tiempo trascendente para acabar triunfando no s¨®lo en su pa¨ªs de origen sino fuera de nuestras fronteras habituales.En su b¨²squeda de un cine popular y aut¨¦ntico, cualidades dificiles de reunir sin ceder nada a nada, este realizador ha venido a a?adir, en un nuevo intento, al sexo y pueblo, protagonistas de su historia precedente; folklore y leyenda que, como su protagonista, llenan este nuevo relato a lo largo y ancho, en una realidad moderna. En este nuevo intento, quiz¨¢ buscando cierto tipo de cine internacional, ha incorporado una veta literaria y anecd¨®tica, aquella que nos une a ciertas gentes de pluma que desde el siglo XIX visitaron una Espa?a rom¨¢ntica medianamente conocida entonces.
La Sabina
Gui¨®n y direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Borau.Fotograf¨ªa:Lars-Goran Bjorne. M¨²sica: Paco de Luc¨ªa. Int¨¦rpretes: Angela Molina, Jon Finch, Carol Cane, Harriet Andersson, Simon Ward, Ovidi Montllor, Francisco S¨¢nchez, Fernando S¨¢nchez Polack, Luis Escobar, Mary Carrillo, Paula Molina. Espa?a-Suecia. 1979. Dram¨¢tica Local de estreno: Cine Amaya.
Como cualquiera sabe, la Espa?a del romanticismo, descubierta cuando no imaginada por Gautier, Dor¨¦ y tantos otros artistas franceses, se prolong¨® m¨¢s tarde en viajeros de nombre anglosaj¨®n a los que puede y debe a?adirse el de Gerald Brenan. Este, en su retiro de Las Alpujarras, am¨®, vivi¨®, escribe y cuenta en su Memoria personal, sus amor¨ªos con una muchacha del pa¨ªs, del pueblo, que al fin cede a sus pretensiones, tras batallas prolongadas de prejuicios y celos calculados, a¨²n sin final dram¨¢tico
La Sabina nos presenta hoy un par de personajes parecidos, perdidos en la sierra andaluza, a lo largo de un laberinto complicado de fiestas, sexo, leyenda y escritores m¨¢s o menos frustrados. En todo ello, el pa¨ªs, es decir Angela Molina; el paisaje, el ambiente, el pueblo llano llevan la mejor parte. Los extranjeros no acaban de encajar quiz¨¢ porque obligados en la versi¨®n espa?ola a explicarse, amarse, odiarse, en un ¨ªdiorna que no es suyo, menguado el humor y la diferencia de los di¨¢logos, acusan tal tipo de limitaciones. Todo ello no ayuda a un gui¨®n no demasiado expl¨ªcito en ocasiones y al que, sin embargo, el arte y el instinto de Angela Molina da su aut¨¦ntica dimensi¨®n en las secuencias que protagoniza. Ella es no s¨®lo la Sabina, amor de Brenan, de Dor¨¦, de Gautier, de este mundo viajero y solitario. Con su lenguaje vivo y sincero lleva sobre sus hombros la carga impresionante de tantas Lolas y C¨¢rmenes modernas o remotas. Lo hace con la gracia y sabidur¨ªa que le han dado sus dotes y sus a?os.
Si Furtivos gan¨® para el cine espa?ol una baza importante, es de esperar que esta Sabina siga su camino, aunque por distintos cauces. En lo que se refiere a la m¨²sica de Paco de Luc¨ªa, su primera salida cinematogr¨¢fica no responde, exactamente, a lo qu¨¦ quiz¨¢ sus seguidores esperaban. Se ha limitado a anticipar o reforzar, un tanto mec¨¢nicamente, alg¨²n que otro momento dram¨¢tico, ala vieja usanza, desde?ando el paisaje musical que tan bien conoce as¨ª como la entra?a misma de la historia.
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