Dos facciones militares rivalizan por conseguir el alto mando castrense en Bolivia
La soluci¨®n de la crisis militar boliviana ha quedado en manos de la presidenta interina de la Rep¨²blica, Lidia Gueiler, que designar¨¢ al nuevo comandante en jefe de entre una terna que le sea sometida por el alto mando. Dos grupos castrenses se disputan abiertamente, desde el mi¨¦rcoles, la representatividad mayoritaria de las Fuerzas Armadas; los dos afirman que velan por su prestigio y dignidad y se declaran constitucionalistas y democr¨¢ticos.
El jefe del Ej¨¦rcito, general Garc¨ªa Mezza, uno de los m¨¢s influyentes miembros de la c¨²pula castrense que apoy¨® el reciente golpe del coronel Natusch, ha descartado que pueda haber sitio en el nuevo alto mando para alguno de los jefes militares, autodenominados institucionalistas, que pidieron el mi¨¦rcoles a la presidenta, Lidia Gueiler, el inmediato cese de unos mandos encumbrados por obra del cuartelazo del 1 de noviembre.Todo indica que la crisis militar va a desactivarse siguiendo los precarios pasos que condujeron al sacrificio del coronel Alberto Natusch, por parte de las Fuerzas Armadas, y al del ex presidente Guevara Arze, por parte del Congreso. El alto mando actual, identificado con el golpe, va a ser sustituido, sin que ello signifique la toma del Poder por el grupo militar que ha pedido su cese.
La l¨ªnea dura, representada por el general Ed¨¦n Castillo, se vio reforzada ayer, tras una prolongada reuni¨®n de jefes de guarniciones operativas, en la que se acord¨® apoyar al alto mando actual. Los comandantes de unidades han hecho p¨²blico un comunicado en el que se acusa a V¨ªctor Paz Estenssoro, l¨ªder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y uno de los monstruos sagrados de la pol¨ªtica boliviana desde hace a?os, de querer destruir a las Fuerzas Armadas mediante procedimientos ?diab¨®licos?.
En este documento, de diez p¨¢ginas, se afirma textualmente que Paz Estenssoro traicion¨® personalmente, dos horas antes, el golpe que hab¨ªa preparado con el coronel Natusch, y cuyo objetivo final era hacerse con el control del Ej¨¦rcito a trav¨¦s del ascenso de oficiales adictos a su persona.
?Paz busc¨® el control del Ej¨¦rcito a trav¨¦s del general Padilla, como lo busc¨® el ex presidente Walter Guevara, para intentar ampliar la duraci¨®n de su mandato provisional?, se dice en otra parte de esta ?declaraci¨®n al pueblo de Bolivia?. Los jefes de guarniciones acusan tambi¨¦n a Paz Estenssoro de teledirigir el nuevo Gobierno desde la sombra, y describen lo que denominan andamiaje montado por el jefe del partido mayoritario -MNR- para conseguir el poder real y manipular las pr¨®ximas elecciones.
El desenlace del sangriento golpe del 1 de noviembre ha colocado en el disparadero todos los resentimientos entre pol¨ªticos y militares y est¨¢ sacando a la luz los trapos sucios de cada uno de los grupos dominantes. De este ?todos contra todos? en que se ha convertido la escena boliviana forman parte, tanto las contraacusaciones de los militares derechistas a los institucionales -?ellos han sido los golpistas de todos los Gobiernos, desde Barrientos hasta Padilla?-, como la vendetta que prometen los parlamentarios expulsados del Congreso por colaborar con Natusch.
Uno de ellos, Willy Sandoval, ha anunciado que va a hacer p¨²blica una lista de 52 parlamentarios comprometidos formalmente con la sublevaci¨®n del 1 de noviembre.
Con un ojo puesto en las febriles negociaciones militares del palacio Quemado, los bolivianos esperan ahora el anuncio de un paquete econ¨®mico largamente temido y aplazado por la urgencia de la desestabilizaci¨®n castrense. La b¨²squeda de d¨®lares se ha convertido en obsesiva en v¨ªsperas de una devaluaci¨®n que podr¨ªa superar el 30%, y los productos b¨¢sicos comienzan a ser acaparados por el comercio.
Si se zanja sin mayores consecuencias la abierta crisis militar, la situaci¨®n econ¨®mica va a ser una prueba de fuego para las expectativas del Gobierno constitucional de la se?ora Gueiler por alcanzar las elecciones de mayo pr¨®ximo.
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