El plan general de Navalcarnero, un proyecto urban¨ªstico perfecto, pero irrealizable
Hace ahora unos veinte a?os, antes incluso de que Madrid contara con un planeamiento urban¨ªstico global, un pueblo de la provincia, con una poblaci¨®n en torno a los 8.000 habitantes, a m¨¢s de treinta kil¨®metros de la capital, tenla ya aprobado y en vigor su Plan General de Ordenaci¨®n. Pero el Plan General de Navalcarnero, redactado en 1959 por Francisco S¨¢enz de Oiza, todo un modelo de la t¨¦cnica urban¨ªstica que aplicaba las teor¨ªas de la Bauhaus, desarrolladas por Hilbersaeimer, se convirti¨® en algo irrealizable desde el momento mismo de su concepci¨®n.
Hoy, despu¨¦s de un sinn¨²mero de vicisitudes, m¨¢s pol¨ªticas que urban¨ªsticas, Navalcarnero se plantea la redacci¨®n de un nuevo Plan General de Ordenaci¨®n que permita, realmente, la expansi¨®n que el pueblo necesita.En el a?o 1957, el entonces alcalde y jefe local del Movimiento de Navalcarnero plante¨® la necesidad de que el pueblo previera su futura expansi¨®n y llegara a contar con un terreno en el que instalar una industria -eran tiempos de desarrollismo industrial-, de la que adolec¨ªa por completo. En aquellos a?os, Navalcarnero, mal comunicado con la capital y en mitad de un terreno sobre el que no se hab¨ªa comenzado a dar el fen¨®meno de la especulaci¨®n, viv¨ªa casi exclusivamente de la agricultura. Pero sus dirigentes pol¨ªticos quer¨ªan convertirlo en una zona industrial de cierta importancia, al estilo de las que empezaban a nacer por otros lugares.
La zona designada para convertirse en la v¨¢lvula de escape de la expansi¨®n de Navalcarenero fue una dehesa contigua al casco urbano, conocida por el nombre de Mari-Mart¨ªn. Sobre sus setecientas hect¨¢reas largas de superficie pod¨ªa hacerse cualquier cosa, desde el punto de vista urban¨ªstico.
El encargado de ver qu¨¦ es lo que podr¨ªa hacerse fue el jefe de los Servicios T¨¦cnicos de la Comisar¨ªa de Urbanismo de Madrid, Francisco S¨¢enz de Oiza. Por aquel entonces, el comisario, reci¨¦n nombrado, era Juli¨¢n Laguna.
El se?or S¨¢enz de Oiza ide¨® para Navalcarnero una ciudad lineal, en cuatro bloques distintos, cada uno de ellos con una capacidad calculada para 5.000 habitantes. En la parte sur de cada uno de estos bloques se asentaba la zona de viviendas, la mayor¨ªa en edificios de altura y algo en viviendas unifamiliares, junto a la carretera N-VI, ya existe, que una Madrid con Extremadura. Hacia el Norte se establec¨ªa una amplia zona industrial, que estar¨ªa servida por una carretera de nueva construcci¨®n y por una v¨ªa f¨¦rrea ya prevista con anterioridad. Al norte de cada bloque, una zona de granjas av¨ªcolas y agr¨ªcolas, que se encargar¨ªan de mantener la tradici¨®n econ¨®mica de Navalcarnero.
Cada bloque de los cuatro previstos se convert¨ªa en una unidad urban¨ªstica autosuficiente, gracias a que cada dos de estos bloques compart¨ªan una amplia ¨¢rea de servicios y una estaci¨®n del citado ferrocarril que unir¨ªa el pueblo con Madrid. Adem¨¢s, hacia el Este, es decir, hacia Madrid, junto al r¨ªo Guadarrama, se establec¨ªa una ciudad deportiva que, a pesar de lo alejado del n¨²cleo urbano, era f¨¢cilmente accesible gracias al tren.
Mientras el casco urbano permanec¨ªa inalterado y como muestra del pasado del pueblo.
Este proyecto urban¨ªstico, mod¨¦lico, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos en los que fue redactado, no era posible realmente: la existencia de los cuatro bloques, configurados como una unidad indivisible, exig¨ªa la construcci¨®n, de una sola vez, de vivienda, industria e instalaciones agropecuarias para 5.000 habitantes. Pero realizar tal cosa reclamaba una inversi¨®n de tal envergadura que pasaba a ser pr¨¢cticamente imposible.
Aun con todo, en el a?o 1964, la Comisi¨®n de Planeamiento y Coordinaci¨®n del Area Metropolitana (Coplaco), que hab¨ªa sido creada un a?o antes, intent¨® hacer realidad aunque fuera s¨®lo uno de los cuatro bloques previstos en el plan de S¨¢enz de Oiza. Para ello, lleg¨® a contar con la preceptiva autorizaci¨®n del ministro de la Gobernaci¨®n -a la saz¨®n, Camilo Alonso Vega- para que el Ayuntamiento le vendiera casi setenta hect¨¢reas. El precio, adem¨¢s, era casi simb¨®lico: algo m¨¢s de dos pesetas cada metro cuadrado.
Pero, coincidiendo en el tiempo, estaban en marcha los c¨¦lebres pol¨ªgonos de descongesti¨®n de Madrid, que contaban con todas las bendiciones oficiales: Alc¨¢zar de San Juan, Manzanares, Guadalajara y Toledo. Aunque despu¨¦s el esfuerzo no sirviera para nada, las autoridades pol¨ªticas del momento pensaron que Navalcarnero podr¨ªa quitar lo que esos cuatro puntos ten¨ªan de propaganda y decidieron hacerlo desaparecer: la operaci¨®n de compra no lleg¨® a realizarse.
Perdida la gran oportunidad de poder hacer viable lo que era imposible, los posteriores intentos de integrar a Navalcarnero en los proyectos de urbanismo concertado, de dotarle de unas normas subsidiarias que suplieran al irrealizable Plan General y de conseguir edificar cinco alturas dentro del casco fracasaron. Ahora, las nuevas normas se han adecuado al Plan General del 59 y subsistir¨¢n en tanto se redacte uno nuevo, tarea esta que se encuentra ya en fase de avance. Ese nuevo plan resolver¨¢ los problemas urban¨ªsticos de Navalcarnero y terminar¨¢n definitivamente con un proyecto encomiable desde el punto de vista t¨¦cnico, pero irrealizable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.