Alarmante degradaci¨®n de la vega granadina
Llanura cultivada y altas cumbres blancas enmarcan la ciudad de Granada, d¨¢ndole su dimensi¨®n paisaj¨ªstica inigualable. Pero si el n¨²cleo urbano, ¨²nico caso en Espa?a de declaraci¨®n integral como ?conjunto hist¨®rico- art¨ªstico ? (1929), ha sufrido, a pesar de esta m¨¢xima protecci¨®n, tan grandes destrozos, no es extra?o que sobre su entorno se extienda, impune, la mancha. de aceite de un urbanismo devastador. Desde los a?os cuarenta, la construcci¨®n del Camino de Ronda aparece como el desahogo necesario para la dificultad de circulaci¨®n que Granada, a la vez importante nudo de comunicaciones y vieja ciudad de trama ¨¢rabe, presentaba de modo creciente. Seg¨²n los prop¨®sitos de Gallego Bur¨ªn, de merecida notoriedad como alcalde en esa ¨¦poca, el Camino de Ronda hubiera debido servir a la vez como cintur¨®n de circunvalaci¨®n y como l¨ªmite de la expansi¨®n urbana hacia la vega. Granada, que desde su primitivo asentamiento estrat¨¦gico en las colinas del pie de monte de la sierra, tend¨ªa a extenderse hacia los terrenos llanos del Oeste, es decir, hacia la vega (una vez terminada la Reconquista), tendr¨ªa que crecer hacia el Norte. La aspereza topogr¨¢fica al Este (colinas y barrancos que respaldan a la Alhambra) y la riqueza de los regad¨ªos al Sur y al Oeste hac¨ªan necesaria la planificaci¨®n del desarrollo urbano hacia la zona septentrional de Albolote, Peligros y Pulianas, m¨¢s pobre como suelo agr¨ªcola y apta para descongestionar el casco hist¨®rico con la creaci¨®n de un nuevo n¨²cleo urbano dotado de servicios de todo tipo.As¨ª se comprendi¨® tambi¨¦n, al menos de modo te¨®rico, en las directrices orientadoras del Plan Comarcal de 1973. Se insiste en ¨¦l en la necesidad de proteger la vega por su riqueza agr¨ªcola y paisaj¨ªstica, de contener el crecimiento hacia el Oeste y de encauzarlo hacia el Norte. Pero, condicionado este plan por el decreto 240 de 1069, creador del polo de desarrollo industrial de Granada, y por la tensi¨®n especulativa, ya muy consolidada, al oeste del Camino de Ronda, no ha tenido la eficacia necesaria para detener el err¨®neo crecimiento urbano sobre la vega.
A ello ha contribuido especialmente la aparici¨®n de dos importantes barriadas en pleno suelo agr¨ªcola de regad¨ªo, a varios kil¨®metros del casco urbano. Se trata del Zaid¨ªn y de la Chana, desarrollados con rapidez a partir de n¨²cleos de viviendas para obreros construidas por patronatos dependientes del Gobierno Civil y del Obispado, y que ahora albergan m¨¢s de 50.000 personas, en una aglomeraci¨®n improvisada, con graves defectos de infraestructura y planificaci¨®n. Utilizados como cabeza de puente, han propiciado la especulaci¨®n sobre los terrenos r¨²sticos baratos, indebidamente convertidos en solares. Y miles de hect¨¢reas de la vega han sido edificadas en los ¨²ltimos veinte a?os.
El Plan Comarcal no ha logrado detener este proceso, a pesar de haber legalizado la expansi¨®n de facto y de haber marcado un nuevo l¨ªmite te¨®rico a la invasi¨®n urbana de la vega por el Oeste: el segundo cintur¨®n de circunvalaci¨®n, paralelo al primer Camino de Ronda, inconteniblemente desbordado. Una franja, a¨²n no totalmente construida, de huertas se extiende entre ambos.
Pero la expansi¨®n de facto, con o sin licencia, hacia los terrenos f¨¦rtiles que rodean a Granada por su flanco de Poniente contin¨²a, m¨¢s fuerte que la normativa urban¨ªstica que deber¨ªa contenerla. As¨ª han surgido casos significativos, como el de la central lechera (ahora con licencia), construida sobre un cortijo de regad¨ªo cercano al Camino de Ronda, generando tensiones especulativas, esterilizando suelo muy rico en vez de haber sido situada en zonas de secano elevadas, al Norte. Y como el del hipermercado, caso de flagrante infracci¨®n de la normativa del Plan Comarcal y de la ley del Suelo, construido en ?zona 16, agr¨ªcola de protecci¨®n?, y contra la denegaci¨®n de licencia por el Ayuntamiento y, por la Delegaci¨®n del MOPU.
A la expansi¨®n urbana de la capital se a?ade la de los pueblos vecinos, convertidos en ciudades-dormitori¨® o sat¨¦lites por la concentraci¨®n excesiva de servicios en Granada, la nefasta gesti¨®n de la agricultura espa?ola y el se?uelo equ¨ªvoco de la construcci¨®n que emplea mano de obra no especializada de modo temporal, propiciando la emigraci¨®n de agricultores que se encontrar¨¢n abocados a un paro estructural. Es, sobre todo, el caso de Armilla, a unos seis kil¨®metros de Granada, que se extiende sobre los regad¨ªos de la vega en un crecimiento an¨¢rquico, con desprecie, absoluto por la normativa urban¨ªstica. Este desarrollo urbano err¨®neo, contrario al planeamiento, completa el deterioro a nivel agr¨ªcola, ecol¨®gico y paisaj¨ªstico de la vega con la amenaza de una red arterial, de pretensiones desarrollistas, incluida en el Plan Comarcal, que se pretende construir sobre la vega, con claros beneficios para la industria del autom¨®vil, pero que puede llevar al extremo el proceso de contaminaci¨®n de los regad¨ªos.
En conjunto, las causas de la degradaci¨®n de la vega granadina se pueden resumir en dos: la falta de conciencia de su valor econ¨®mico y cultural, y la ineficacia de las autoridades en materia urban¨ªstica. Por una parte, no se ha aprendido entre nosotros a valorar el paisaje agrario en sentido integral, como expresi¨®n pl¨¢stica de la cultura material, no libresca; como testimonio vivo de siglos de actividad agr¨ªcola, con sus t¨¦cnicas, usos e instrumentos. El sistema de regad¨ªo de los ¨¢rabes a¨²n vigente, el reparto de la propiedad, la adecuaci¨®n de los cultivos al medio, expresan a la vez sus dimensiones agr¨ªcola y est¨¦tica. La vega de Granada es un espacio humanizado de valor productivo y cultural incalculable, injustamente sometido a una degradaci¨®n progresiva. Por otra parte, a esa carencia de sensibilidad cultural y al menosprecio del sector primario de la econom¨ªa en nuestro pa¨ªs se une el incumplimiento escandaloso de una ordenaci¨®n territorial ya de por s¨ª deficiente. En la delicada situaci¨®n pol¨ªtica actual, la violaci¨®n de la normativa urban¨ªstica se ofrece corno la escenificaci¨®n de un pulso entre los especuladores m¨¢s poderosos y el nuevo Ayuntamiento.
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