Nuevas dudas sobre la participaci¨®n de los atletas Stones, Drut y Oldfield en Mosc¨²
Adrian Paulen, presidente de la IAAF, lleg¨® al cargo a los 74 a?os, de edad, y su elecci¨®n se debi¨®, precisamente, al deseo de que, por respeto a su ancianidad -no a las canas, porque es calvo desde hace ya a?os-, las situaciones conflictivas fueran m¨¢s llevaderas. Paulen, con sesenta a?os largos de atletismo a cuestas, finalista ol¨ªmpico en los 800 metros de Amberes (1920), hace o¨ªdos sordos y cierra sus ojos a todo lo que no se comprueba por declaraciones p¨²blicas. Resulta curioso que ahora niegue, a t¨ªtulo personal, las rehabilitaciones de Drut, Stones y Oldfield, cuando tanto ¨¦l como la IAAF saben y pueden comprobar perfectamente el dinero que se maneja en el atletismo de nivel ol¨ªmpico, te¨®ricamente amateur. Incluso lleg¨® a declarar que si trescientos atletas cobran, hay sesenta millones que no lo hacen. ?Por qu¨¦ se les permite a los primeros, entonces? Drut tuvo la valent¨ªa de declarar que cobraba m¨¢s de las dietas estipuladas, Stones no devolvi¨® lo ganado en un concurso televisivo y Oldfield, cuando en el baloncesto no hay problema para la recalificaci¨®n como amateurs de los profesionales, tiene problemas para hacerlo; adem¨¢s, el intento de atletismo profesional fracas¨® hace ya m¨¢s de dos a?os. De todas formas, la IAAF estudiar¨¢ estos casos el 10 de marzo del a?o pr¨®ximo en su reuni¨®n de Par¨ªs, pero ya ha sido sintom¨¢tica la opini¨®n presidencial. Si se produjera la dif¨ªcil rehabilitaci¨®n, a¨²n tendr¨ªa que ser ratificada por el Comit¨¦ ol¨ªmpico Internacional tres d¨ªas antes del comienzo de los Juegos de Mosc¨², el 16 de julio. Para entonces, sin embargo, ya habr¨ªan terminado los plazos de inscripci¨®n.Un fracaso l¨®gico
En dos semanas, el mundillo atl¨¦tico internacional se ha convulsionado por el tema amateurismo-profesionalismo y se ha olvidado un tiempo del doping y la pol¨ªtica, sus otros dos caballos de batalla. Primeramente, la AAUU (Asociaci¨®n Atl¨¦tica Amateur norteamericana) -que quiere admitir el cobro de los atletas en las carreras- rehabilit¨® a Stones, ex recordman mundial de salto de altura, tras a?o y medio de suspensi¨®n. Despu¨¦s, la Federaci¨®n Francesa de Atletismo lo hizo con Drut -campe¨®n ol¨ªmpico de 110 metros vallas en Montreal, recordman europeo de la distancia y ex recordman del mundo- por veinte votos a favor, cinco en contra y una abstenci¨®n. Drut tiene veintinueve a?os y menos posibilidades de ?recuperaci¨®n? que Stones -veintis¨¦is-, pues fue descalificado por la IAAF en octubre de 1976.
El caso del lanzador de peso Brian Olcifielid, en cambio, da pie para incidir en el fracaso del atletismo profesional, a manos, sobre todo, del falso amateur. Muy joven a¨²n, Oldfield fue s¨®lo sexto en los Juegos de Munich (1972), con 20,91 metros. Tentado por la Asociaci¨®n Internacional de Atletismo (ITA), fundada por Mike O'Hara -y asesorado por el miller Marty Liquori-, en 1972 pas¨® al profesionalismo, que parec¨ªa empezar con fuerza despu¨¦s de varios intentos t¨ªmidos y fallidos. Con 22,86 metros lleg¨® a lograr la mejor marca mundial, no homologable por su profesionalismo, pero muy superior a los 22,15 del alem¨¢n democr¨¢tico Udo Beyer, actual r¨¦cord oficial.
Oldfield, sin embargo, fue, junto con John Smith, entonces recordman mundial de 440 yardas, y el pertiguista Steve Smith, de los primeros que intent¨® romper el contrato con O'Hara para poder volver al amateurismo y participar en los Juegos de Montreal (1976). La muerte del intento estaba escrita desde el fracaso europeo, iniciado en 1973. La presencia de los Bob Beamon, Jim Hines, Lee Evans -hoy, entrenador de 400 y relevos 4X400 metros en Nigeria-, Bob Seagren, Randy Matson -otro lanzador legendario-, Kipchoge Keino, Ben Jipcho, Dave Wottle, Rod Milbourn -vencedor de Drut en Munich-, B¨¢rbara Farrell o Wyoma Tyus, s¨®lo funcion¨® al principio en Estados Unidos. En Europa, ese profesional ismo-espect¨¢culo -como en baloncesto-, result¨® imposible de encajar, pero tambi¨¦n el propio Adrian Paulen y la gran mentira del dinero encubierto para las reuniones amateurs .hicieron el resto. Por si fuera poco, los contratos publicitarios con casas deportivas o no deportivas, trampa tambi¨¦n vista con buenos ojos -y cada vez m¨¢s- por las rederaciones internacionales -y como consencuencia, del COI- tras la no menos lamentable descalificaci¨®n del campe¨®n ol¨ªmpico austriaco de esqu¨ª, Karl Schranz, en Sapporo-72, acabaron por hundir al atletismo profesional.
El ¨ªndice de espectadores fue bajando y el keniata Ben Jipcho, el m¨¢s destacado atleta profesional, s¨®lo gan¨® 27.500 d¨®lares -menos de dos millones de pesetas- en todo 1975. Un directivo del equipo ol¨ªmpico norteamericano dijo, Poco despu¨¦s de los Juegos de Montreal, que s¨®lo una marca de calzado hab¨ªa ofrecido 10.000 d¨®lares -unas 700.000 pesetas- al ganador de una medalla de oro y 5.000 a los que llegasen simplemente a los cuartos de final. La publicidad encubierta se impon¨ªa. No es extra?o por ello -premios por correr en reuniones, aparte- que el neozeland¨¦s John Walker, hasta hace poco recordinan mundial de la milla -le arrebat¨® la plusmarca Sebasti¨¢n Coe- y campe¨®n ol¨ªmpico de 1.500 metros en Montreal, rechazase una oferta de O'Hara que se acercaba a los veinte millones de pesetas por cuatro a?os. Su negativa, como la del tanzano Filbert Bayi -recordman mundial tambi¨¦n entonces de 1.500, ahora en poder de Coe-, as¨ª como la de otros -Dixon, Quax, Robinson-, no es extra?o que significase la tumba definitiva del intento profesional. Lo triste es que era sincero y honesto. No enga?aba a nadie. Justamente al rev¨¦s del mal llamado ol¨ªmpico, que, con falso puritanismo, se permite ahora no admitir a hombres como Brian 01dfield, un atleta destrozado en su carrera por querer encontrar un camino l¨®gico de supervivencia con sus cualidades deportivas; como Guy Drut, que denunci¨® la mentira amateur o como Dwight Stones, que se qued¨® p¨²blicamente con un dinero que ni siquiera hab¨ªa ganado en atletismo, sino por su,nombre y sus habilidades en otros deportes, dentro de un concurso de televisi¨®n.
En el futuro, tras la entrada de los ?petrod¨®lares? -del emirato de Dubai- en el patrocinio de pruebas como la ?Milla de oro?, alg¨²n otro intento de profesionalismo podr¨ªa producirse. Mientras tanto, las Figuras ol¨ªmpicas amateurs ganan sus buenos dineros en dichas reuniones y en todas, sin que la IAAF se d¨¦ por enterada.
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