El reagrupamiento de la derecha
LA CELEBRACION del congreso fundacional de Derecha Democr¨¢tica Espa?ola se inscribe dentro de los intentos que parte de la clase pol¨ªtica del franquismo, desplazada del Gobierno y derrotada ante las urnas, viene realizando en los ¨²ltimos meses para reagruparse, juntar fuerzas y ofrecer una imagen unitaria que le permita conservar algunas posibilidades de poder.El grupo que ahora celebra su congreso no es ni el m¨¢s importante ni el m¨¢s cualificado de los que trabajan por ese objetivo. Sus dos l¨ªderes m¨¢s conocidos, Silva Mu?oz y Fern¨¢ndez de la Mora, ex ministros de Obras P¨²blicas del anterior r¨¦gimen, fueron quienes fundaron junto con Fraga, Alianza Popular en el oto?o de 1976; elegidos bajo esa sigla diputados para las Cortes Constituyentes, destacaron sobre todo como parlamentarios al votar en contra de la Constituci¨®n. Su ruptura con Fraga les dej¨®, en v¨ªsperas de las elecciones de marzo de 1979, ante el dilema de presentarse a los comicios del brazo de Fuerza Nueva o no concurrir a las urnas. Optaron por quedarse en su casa, y ahora les vemos otra vez en el ruedo de la pol¨ªtica.
En ese dilema entre Alianza Popular y Fuerza Nueva, Derecha Democr¨¢tica Espa?ola busca in¨²tilmente su propio espacio e intenta la cuadratura del c¨ªrculo. Un pacto suyo con Alianza Popular no s¨®lo significar¨ªa reconocer que la ruptura de hace unos meses fue un error, sino que adem¨¢s reforzar¨ªa la posici¨®n de Fraga en el seno del partido, que siempre se ha esforzado por mantener a ¨¦ste distante de Fuerza Nueva; enemistar¨ªa, adem¨¢s, a Derecha Democr¨¢tica Espa?ola con las bases y con los l¨ªderes que llenaron el 18 de noviembre la plaza de Oriente, entre otras cosas, para o¨ªr hablar a un a l¨¢tere tradicional de Silva: Luis J¨¢udenes. Pero prescindir del presidente de Alianza Popular, seguramente el ¨²nico hombre p¨²blico de la derecha espa?ola con estatura propia y con capacidad de arrastre de las clases medias no ideologizadas, significa dejar a Derecha Democr¨¢tica en la condici¨®n de compa?eros de viaje del neofascismo de Blas Pi?ar. Esto s¨ª, con camisa blanca.
Por esa raz¨®n no es en este congreso, sino en el que celebrar¨¢ dentro de unos d¨ªas Alianza Popular, donde se despejar¨¢n algunas de las inc¨®gnitas sobre los derroteros de la derecha pol¨ªtica marginal en el inmediato futuro. En realidad, s¨®lo Fraga puede convertirse en el n¨²cleo aglutinador de una opci¨®n pol¨ªtica de la derecha espa?ola distinta a la que ha ofrecido, hasta ahora con ¨¦xito, UCD. Dentro de esa operaci¨®n, y a menos que las condiciones de este pa¨ªs se alteren de forma dram¨¢tica, la corriente que encabeza Silva Mu?oz s¨®lo podr¨ªa aspirar a un papel secundario y marginal. Y, adem¨¢s, con la condici¨®n de cortar todos sus v¨ªnculos con Fuerza Nueva y de limpiar -nunca mejor dicho- Derecha Democr¨¢tica Espa?ola de los notorios neofascistas integrados en sus filas. Mientras tanto, el propio Fraga parece aspirar a que las luchas dentro de UCD agudizadas por los exiliados del poder, la crisis econ¨®mica, los problemas de orden p¨²blico y las nuevas orientaciones del Vaticano sobre educaci¨®n, matrimonio y costumbres, salgan de su estado larvario, estallen a plena luz, produzcan la ruptura de la mayor¨ªa y le deparen la oportunidad de convertirse en el l¨ªder de una nueva reagrupaci¨®n de fuerzas conservadoras. No creemos que esto sea previsible, pero es posible, y si no suscribimos un an¨¢lisis as¨ª, reconocemos que al menos ser¨ªa coherente.
De ah¨ª el sostenido esfuerzo de Fraga por no despegarse del mismo terreno electoral en el que se mueve UCD. Cuando Alianza Popular se resiste a ser desterrada al desierto de la extrema derecha (la ?derecha?, en su terminolog¨ªa) y a?ora los cazaderos de la derecha sin m¨¢s (el ?centro-derecha?, en ese cr¨ªptico lenguaje) est¨¢, a la vez, rechazando las posibilidades hist¨®ricas de una involuci¨®n golpista calcada de los modelos del Cono Sur, proponiendo a su l¨ªder como candidato para una jefatura de Gobierno de la que se considera injustamente desplazado y justificando sus aspiraciones con un programa que no hace sino subrayar las l¨ªneas m¨¢s conservadoras de la actual mayor¨ªa parlamentaria.
Silva Mu?oz y sus acompa?antes ya decimos que o bien se resignan a acatar el proyecto de Fraga o bien pueden irse entrenando para desfilar en las brillantes paradas paramilitares de los 20-N del futuro, a cargo de Fuerza Nueva, Ninguna de las dos apuestas parece tener grandes posibilidades de ¨¦xito.
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