Un proyecto de ley del Gobierno
A partir del t¨ªtulo queda expresada la primera y fundamental anomal¨ªa. UCD ha elaborado un proyecto de ley a puerta cerrada. No ha contado para nada con los ciudadanos del Estado. Ning¨²n sondeo, ning¨²n an¨¢lisis, nada. Solamente las influencias del grupo de presi¨®n confesional: CECE. FERE, etc¨¦tera.Y conste que no estamos hablando de una reglamentaci¨®n que se viene aplicando de antiguo y que se trata de perfeccionar, no. Hablamos de un conjunto de normas que hoy todav¨ªa son pura teor¨ªa, y a partir de las cuales se cree posibIe impulsar la ense?anza por los nuevos cauces democr¨¢ticos. Todos sabemos que la Constituci¨®n es tachada de ambigua, y da la impresi¨®n de que el Gobierno pretende aprovechar esa circunstancia, y que, cuando ?consensuaba?, se dijo: ? Bueno, transigiremos en la ley, que ya tendremos tiempo de ocuparnos del reglamento.?
Parece ser que el ministro de Educaci¨®n comprende nuestra inquietud, ya que en una carta remitida recientemente a los directores de colegios y a algunas asociaciones de padres de alumnos nos cuenta el punto de vista de UCD, en un alarde de cortes¨ªa post mortem, dado que la suma de votos de la derecha probablemente no permitir¨¢ opci¨®n alguna. Su lema, ?paz, libertad y real oportunidad educativa?. Es hermoso, ?no creen?
Para lograr el primer objetivo, una genialidad en el estatuto. Es imprescindible sembrar la discordia en las escuelas si queremos que haya paz: ni?os disidentes o hijos de padres discrepantes, al pasillo; maestros que no admiten recortes a la libertad de expresi¨®n y los que saben combinar dicha libertad con un deseo de no adoctrinar, a la calle, a engrosar el batall¨®n del paro. Para todo ello, un mecanismo seguro: que la ley deje bien a cubierto el ideario de centro, supremo paraguas del colegio mercantil-confesional. No, se?or Otero Novas, no.
Aprender y practicar la convivencia
Para que la paz sea posible en la vida es necesario, entre otras cosas, aprender y practicar la convivencia desde peque?os. Y esto hay que hacerlo en la escuela, adiestrando a los ni?os en el respeto al compa?ero y en la tolerancia, y creando una atm¨®sfera de equidad que la ¨¦tica pedag¨®gica puede perfectamente lograr. No inventemos ahora fantasmas hablando de una ideologizaci¨®n que nosotros no buscamos y en la que el confesionalismo y la dictadura han sido maestros inquisidores durante el medio siglo ¨²ltimo cuando menos.
En lo que s¨ª estamos de acuerdo es en que el debate de la ense?anza no debe enclaustrarse en el Parlamento. Su carta a los ciudadanos, se?or ministro, es una iniciativa que va a tener seguidores en todos los ¨¢mbitos. Nos gusta el camino, que debe ser ampliado: participaci¨®n. transmisi¨®n rec¨ªproca de informaci¨®n, Consejo Nacional de Educaci¨®n, comisiones provinciales... Repetimos que nos gusta el camino iniciado. Porque el otro, el de ?lograremos 190 votos, que son suficientes para sacar adelante la ley?, supone. sin duda, una tentaci¨®n para los hombres de UCD, pero que conduce a la superficialidad, al oportunismo pol¨ªtico ego¨ªsta y miope y, en suma, a ignorar el fondo del problema. Creemos que el Gobierno debe superar esto.
Cuando en el Estatuto de Centros se contemplan la ?libertad e igualdad de oportunidades?, es inevitable dirigir la atenci¨®n hacia el otro proyecto de ley que vendr¨¢ a continuaci¨®n: el de financiaci¨®n de los centros privados subvencionados, que se encuentra estrechamente ligado al primero. Resulta llamativa la complementariedad lograda por este par de leyes. La primera de ellas, retr¨®grada, tratando de ignorar conquistas reales en el terreno de la participaci¨®n. La segunda, peligrosamente irresponsable, abre una v¨ªa de agua en un presupuesto de Educaci¨®n austero y recortado, por la que se van a marchar irremisiblemente miles de millones en una nueva infraestructura de pago y de picaresca, am¨¦n de constituir un gran portal¨®n abierto a la corrupci¨®n. En ambas leyes, por lo dem¨¢s, un denominador com¨²n: ninguna experiencia, ni ajena ni propia; ning¨²n per¨ªodo de rodaje.
Es verdaderamente grave todo esto, se?ores del Gobierno.
En cuanto al nombramiento de cargos directivos, no parece suficiente motivo la existencia de alguna an¨¦cdota negativa (maestros amiguetes que eligen un director d¨¦bil para faltar a clase ... ) como para enmendar regresivamente todo un proyecto de ley, yugulando adem¨¢s de ra¨ªz nuevas experiencias llevadas a cabo con importantes aspectos positivos, aunque siempre habr¨¢ de insistirse en el perfeccionamiento de todo el conjunto.
Seamos serios. La calidad de la ense?anza no pasa s¨®lo por ?un maestro? competente, sino por ?un equipo? competente y pedag¨®gicamente compenetrado. Es la mitad del ¨¦xito, porque los h¨¢bitos democr¨¢ticos sumados a un buen nivel de profesionalidad son garant¨ªa de eficacia o, cuando menos, de eficiencia dentro de los l¨ªmites del sistema. Por el contrario, la ineficacia est¨¢ absolutamente garantizada cuando un buen equipo pedag¨®gico est¨¢ sometido a los plenos poderes de una direcci¨®n impuesta por la Administraci¨®n, que niega toda capacidad decisoria a la comunidad escolar, la cual necesitar¨ªa el m¨¢ximo margen de movimientos para poder derrochar imaginaci¨®n, ilusi¨®n, fantas¨ªa, labor de equipo... La verdad es que en todos los niveles de la ense?anza es absolutamente imprescindible la b¨²squeda de procedimientos con los que se pueda paliar algo el caos educativo del pa¨ªs. Caos, no lo olvidemos, que ha sido bien administrado durante casi medio siglo por todas las administraciones, sin excluir a la actual.
?C¨®mo puede ignorar el Gobierno que el absolutismo del mando, el l¨¢tigo en la mano del jefe como raz¨®n ¨²ltima no son conciliables con un proyecto democr¨¢tico de educaci¨®n cuya m¨¦dula debe ser la participaci¨®n real?
Sin embargo, para hacer m¨¢s agudo el problema y para enrarecer el clima escolar. en el Estatuto de Centros se vac¨ªa de contenido a los ¨®rganos consultivos, en beneficio de la potenciaci¨®n de la dictadura de los ¨®rganos unipersonales. Analicemos a qui¨¦n beneficia y a qui¨¦n perjudica una tal concepci¨®n.
Nos encontramos con un claustro sin capacidad decisoria alguna y comprobamos que lo mismo sucede con la junta econ¨®mica, te¨®rico instrumento de control presupuestario, que se deja a merced de quien en modo alguno desea ser controlado (para dificultar m¨¢s las cosas, el reglamento es tremendamente ambiguo a este respecto), y vemos, por ¨²ltimo, que el consejo de direcci¨®n tampoco puede decidir nada.
Mercantilismo confesional de la educaci¨®n
Es evidente que el Estatuto est¨¢ hecho a la medida de los empresarios de los centros escolares confesionales, cuyos objetivos se centran en el mantenimiento de una red nacional y mercantil de la educaci¨®n. Todo ello, eso s¨ª, envuelto en el celof¨¢n colorista de la ideologizaci¨®n, que, a la par que encubre aquellas intenciones, aparenta atender los deseos de un sector de ciudadanos. Deseos, nos atrevemos a decir nosotros, que obedecen, en su mayor parte, al arraigo de h¨¢bitos subconscientes no suficientemente contrastados. De ah¨ª que haya ?un sector importante y en constante auge de cristianos capaces de pensar por s¨ª mismos que no est¨¢n de acuerdo con el mercantilismo confesional de la educaci¨®n.
El resultado de nuestro an¨¢lisis no puede ser m¨¢s desolador: maestros sumisos y silenciosos, porque el ideario obliga; posibilidad de que se impidan los derechos sindicales, entre ellos el de reuni¨®n, tal y como se desprende del art¨ªculo 16 del proyecto, y, por lo que respecta al campo de actuaci¨®n, que se deja a los padres, no cabe sino pensar que el legislador no ha podido olvidar cu¨¢l es la realidad actual de las asociaciones de padres de alumnos en los centros privados de car¨¢cter confesional. Si se except¨²an singularidades o planteamientos m¨¢s progresistas, como es el caso de la Confederaci¨®n Cristiana de Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalu?a, la gran mayor¨ªa de las supuestas asociaciones, o no existen m¨¢s que en el recibo de fin de mes o son la simple expresi¨®n de algunos padres cercanos y sumisos a la direcci¨®n del centro y, en cualquier caso, f¨¢cilmente manejables. No tiene nada de particular, pues, que se haya instrumentado un consejo de direcci¨®n tan absolutamente innocuo. Por lo dem¨¢s, algunas de estas personas ser¨¢n las que formen parte de la junta econ¨®mica, que quemar¨ªa a quienes se propusiesen seriamente el car¨¢cter no lucrativo de la ense?anza.
Todas las razones expuestas anteriormente son la explicaci¨®n concreta de la gran preocupaci¨®n que invade a la mayor¨ªa de los ciudadanos. Ciudadanos conscientes, que saben de las dificultades econ¨®micas que aquejan al pa¨ªs y que ten¨ªan el derecho a esperar, mediante la elaboraci¨®n de una legislaci¨®n democr¨¢tica de la ense?anza, una distribuci¨®n m¨¢s justa de prioridades, una mejor ordenaci¨®n de los recursos y una limitaci¨®n a los privilegios. Parece que las nuevas leyes de Educaci¨®n no van en esa direcci¨®n y que, una vez m¨¢s, el Gobierno no va a acertar. Si no se corrige y equilibra la situaci¨®n, ser¨¢n demasiados los perjudicados y, al final, como siempre, pagar¨¢ el pa¨ªs entero, a excepci¨®n del club de los privilegiados.
(*) Presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Padres de Alumnos de Vizcaya, firman este art¨ªculo de opini¨®n los restantes miembros de la comisi¨®n permanente de la recientemente constituida Confederaci¨®n del Estado Espa?ol de Asociaciones de Padres de Alumnos (Confapa);
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- UCD
- I Legislatura Espa?a
- Presidencia Gobierno
- Educaci¨®n secundaria
- Educaci¨®n primaria
- Ense?anza general
- Actividad legislativa
- Legislaturas pol¨ªticas
- Gobierno
- Parlamento
- Centros educativos
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Sistema educativo
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Legislaci¨®n
- Pol¨ªtica
- Educaci¨®n
- Justicia